Presentación

Un grupo de amigos hemos decidido poner en la red el libro, “49 RESPUESTAS A LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO”, porque creemos que es especial. Su autor, Eduardo Pérez de Carrera, nos sugiere a lo largo de sus páginas nuevas formas de percibir nuestra vida, de entender la Historia, de interpretar la realidad que nos rodea. Nuestro propósito es convertir este sitio en un espacio abierto de reflexión donde tengan cabida todos los comentarios que se nos hagan llegar sobre lo que a cada cuál le sugieran o le hagan sentir los párrafos del libro. Nosotros nos limitamos a publicar cada quince días un nuevo párrafo y a invitaros a que participéis.

15 abr 2012

Texto 3.20

3.20 "Mientras, el mundo está preñado de futuro, pero tiene el rito metido en el retorno de la sangre; pero alientan los sueños en las membranas de sus células y en los cauces de sus ríos; pero acechan los frailes para taponar con cera los oídos de los distraídos; pero brilla la frecuencia del cuarzo violeta, deteniendo la despedida del Sol; pero espían mil sacristanes, mil políticos y un economista debajo de las sombras de las gentes; pero velan millones de artistas, rezando la llegada de las musas, aun cuando muchos ahuyenten con agua y ceniza los gritos del estómago; pero las dos Lunas quieren juntar su fuerza para liberar el presente; pero la doctrina acecha escondida en el lenguaje ordinario del intelecto, en espera de que alguien proteja de los males, erigiéndose en ángel guardián de las manzanas de un conocimiento que ni siquiera probó; pero en los ojos de la Tierra se puede leer que el hombre es un ser subjetivo, con señales que descubren el camino hacia su identidad superior."

COMENTARIO DEL AVENTURERO

Mientras todo esto sucede, vivimos como si fuéramos espectadores de una realidad que creemos objetiva. Con la resignación alimentada por el mensaje político, religioso y doctrinario, que parece alejarnos intencionadamente de nuestra subjetividad como seres humanos individuales.

Y desde esa resignación, esperamos que alguien nos saque de esta ficción consensuada, porque en el fondo intuimos que estamos atrapados en una identidad inferior que nos impide admirar la maravilla de nuestro universo único y de acercarnos a entender el universo único de los demás.

Quizá debamos descifrar la señales para facilitar que esas dos lunas se junten, y nos muestren el camino más allá de la dualidad en la que vivimos sumergidos. Pero para eso hay que tener el valor de mirar a la Tierra a los ojos.

1 abr 2012

Texto 3.19


3.19  Una esfera de agua que rueda subiendo por el monte de los siete campanarios es uno de los símbolos de la Alquimia; representa la combinación múltiple, el estado poliforme, la ruptura de un mundo uniforme trazado sobre el deber la deuda y la utilidad, y contrario a la interacción y a la inteligencia.

COMENTARIO DEL AVENTURERO

Una esfera de agua subiendo por una pendiente. Lo más contrario a la lógica cientifista que uno puede imaginar. Un auténtico disparate, pero ¿acaso será verdad que no hay nada imposible? ¿Que nada es lo que parece? Concebimos un mundo uniforme de seres uniformes y separados por fronteras evidentes a los sentidos. Solos en una inmensidad. ¿Será posible que las cosas no sean tan así? ¿Cual es la realidad en este mundo confuso en el que nada es lo que parece?

Tenemos la sensación de vivir solos en un mundo inhóspito, separados de los demás y del mundo que nos rodea. ¿Es eso así o sólo es apariencia? La física ya nos dice que nuestros cuerpos no acaban en la frontera de nuestra piel sino que se extiende más allá. ¿Hasta donde? No se sabe. Pero si la energía puede viajar hasta el infinito, ¿sería tan extraño pensar en cruces energéticos de cada uno con todos los demás?

El sentido del deber deriva de la moral, que divide el mundo entre culpables e inocentes, ambos igual de cómplices en el mantenimiento del modelo. La moral impone conductas y actitudes habitualmente contrarias a la inteligencia. Ésta, aburrida y sometida, se entrega a la sinrazón de una moral incomprensible. El hombre entra en un mundo plano que niega todo aquello que los sentidos no perciben.

Una moral dogmática y carente de sentido profundo conduce al hombre hacia el utilitarismo. Si la moral está vacía y no apunta al infinito, todo pierde sentido excepto el sálvese quien pueda. El encumbramiento del ego. Todas las capacidades puestas al servicio de la maximización de la propia utilidad. El utilitarismo hace al otro aparecer como el obstáculo para el logro del propio bienestar. Los otros son los competidores para la consecución de nuestros objetivos. Como en la tradición bíblica, el hermano convertido en enemigo mortal.

Este es el modelo en que vivimos. Sólo desde la ruptura de la moral puede quebrarse ese círculo infernal. Esta rueda contraria a la inteligencia sólo se deshace desde el disparate, desde el disparo hacia el infinito que despierta la inteligencia más allá de las fronteras de la moral hacia territorios próximos a lo mágico. Desde la esfera de agua que asciende por un monte de siete campanarios