Presentación

Un grupo de amigos hemos decidido poner en la red el libro, “49 RESPUESTAS A LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO”, porque creemos que es especial. Su autor, Eduardo Pérez de Carrera, nos sugiere a lo largo de sus páginas nuevas formas de percibir nuestra vida, de entender la Historia, de interpretar la realidad que nos rodea. Nuestro propósito es convertir este sitio en un espacio abierto de reflexión donde tengan cabida todos los comentarios que se nos hagan llegar sobre lo que a cada cuál le sugieran o le hagan sentir los párrafos del libro. Nosotros nos limitamos a publicar cada quince días un nuevo párrafo y a invitaros a que participéis.

1 nov 2009

Texto 1.4

1.4 "Cuenta la Historia convencional que la realidad antropológica, el modo de vivir e incluso el para qué, no es más que la suma de las vidas de todos los muertos. Puede que la llamada basura genética, esa parte del genoma que la Ciencia ha supuesto que no opera en la conducta, sea más determinante de lo que los genetistas han podido averiguar hasta ahora, y quizá la definición de la consciencia esté determinada por una experiencia o un aprendizaje cuya naturaleza oficialmente aun se desconoce".


COMENTARIO

Una creencia muy extendida en nuestra sociedad considera que somos el resultado de nuestra genética, del modo de vida y de la cultura de nuestros antepasados. A eso también se le añade la influencia de nuestro entorno. De la educación, por supuesto, y de lo que no es la educación. Porque, en definitiva, nadie sabe delimitar hasta dónde llega ese “entorno”, qué cosas lo configuran ni cómo se reparten sus influencias.

Al hablar de la herencia de nuestros antepasados solemos remitirnos a nuestra genética como si ya con eso supiéramos, más o menos, de qué estamos hablando. Sin embargo, del 95% de nuestro genoma, de eso que se ha dado en llamar “basura genética”, no se sabe casi nada. Así lo reconocen los propios biólogos. Ignorar prácticamente todo de la mayor parte de nuestro genoma deja abiertas muchas posibilidades. Es muy posible que ahí, sin que tengamos ni idea de su existencia, esté residiendo un inmenso potencial pendiente de ser adecuadamente activado. A fin de cuentas sigue siendo un misterio para la Ciencia explicar qué fue lo que hizo que, en un momento determinado de nuestra historia, “surgiera” en nosotros la inteligencia, la consciencia y todo eso que nos hace sentirnos humanos. Quizás fuera que, por algún motivo o conjunto de motivos, una porción de ese potencial fue activado. La gran cuestión, claro, es cómo poner a pleno rendimiento la inmensidad de nuestra genética.

Por otra parte, la definición que hacemos de nuestra consciencia, por parafrasear al autor, o ese “darnos cuenta” de la parte de la consciencia que estamos utilizando, nos lleva a otro territorio inmenso e igualmente virgen. No se sabe “cuánta” consciencia utilizamos –dándonos cuenta o sin darnos cuenta- ni cuánta consciencia podríamos llegar a utilizar, si la pudiéramos desarrollar plenamente. Por no saber, ni siquiera se sabe qué es eso de la consciencia. Por tanto, aquí también se nos abren un montón de posibilidades. Todas legítimas, para la Ciencia actual o para la del siglo XXX.

Quizás, como sugiere el autor, la definición que hacemos cada uno de nuestra consciencia viene determinada por una experiencia, o un cúmulo de ellas. Quizás las traemos grabadas en nuestra genética al nacer o quizás se graban en ella desde ese entorno que nos envuelve y del que apenas sabemos nada. O, quizás, sea una combinación de ambas. Ignorando para qué sirve el 95% de nuestro genoma, todo es posible. ¿Se trataría de experiencias tenidas por nuestros antepasados? ¿Por nuestros coetáneos? ¿Por otros seres? Es más, quizás podría no tratarse de experiencias ya tenidas sino de algo así como “óvulos de no-se-sabe-quién” pendientes de ser “fecundados” por nosotros mismos para, en definitiva, convertirlos en nuestra propia experiencia.

26 comentarios:

Ella dijo...

"Cuenta la Historia convencional...",¿y cual es la Historia real? Y si hay más de lo que vemos...¿Es que vivimos varias vidas/historias a la vez?¿Podemos aprender/avanzar más allá de lo que percibimos cuando estamos en el estado de vigilia? ¿Va la Vida por el camino trazado que rozamos en estas pobres tres dimensiones?...A veces esta aparente realidad parece un sueño, por ilógica, porque no deberiamos comportarnos como si fuera normal que nuestros hermanos mueran de hambre o de otro mal evitable como enfermedad o tsunami....Debe haber otra Historia, en la que el plano físico no es tan importante...no es tan importante ser Napoleón o Pepito.
Y si hay otra Historia paralela quizas es donde conseguimos vislumbrar el para qué,...."y quizá la definición de la consciencia esté determinada por una experiencia o un aprendizaje cuya naturaleza oficialmente aun se desconoce"

Anónima dijo...

!Ay!...!Si viviera Maimónides!....
Le rogaría que escribiera una segunda "Guía de Perplejos" que conciliara, no ya las aparentes contradicciones entre verdad filosófica y fé religiosa (que ya lo hizo en la primera),sino las que existen entre intuición profunda y muchos campos del llamado saber científico.
!Perpleja! fué como me quedé al leer un artículo sobre el genoma humano que decía así:
"El 95% del genoma humano no ha podido ser interpretado, pues presenta textos absurdos y grandes espacios vacíos.
Los científicos creen que estos grandes espacios de "basura genética" pudieran ser ruinas de antiguos virus o información evolutiva, que parecen haberse acumulado ahí,sólo porque no estorbaban demasiado".
Y se quedan tan contentos.
Intuyo, que no hay átomo en el universo que no cumpla una función, y sin embargo estos señores llaman con toda tranquilidad "basura genética" a toda una serie de secuencias no comprensibles y además está todo colocadito ahí,en el basurero, porque no estorba demasiado.
Vamos,como esos trajes que no te pones, y que como no sabes si regalarlos o darlos, los acumulas año trás año en un rincón del armario,porque realmente no te estorban.
!Vaya cuajo!
Yo tampoco puedo deciros como opera, pero como dice el autor, seguro que es más determinante de lo que los genetistas han podido averiguar hasta ahora.
¿Comprendéis ahora, porqué añoro a Maimónides y su segunda "Guia de Perplejos"?

Ulises dijo...

En la literatura que pudiéramos calificar de heterodoxa, a la que el lector le puede dar la credibilidad que crea oportuna, se da información muy interesante sobre el ADN. Se dice que en el llamado vulgarmente ADN basura (la porción del ADN que no codifica proteínas y para la que no se le ha encontrado ninguna función) es donde está el verdadero tesoro del ADN. Que si pudiéramos activar todo lo que está en estado durmiente o semidurmiente en ese ADN basura, los resultados serían, no ya espectaculares, sino de verdadera ciencia ficción.

Pero sin llegar a tanto, si pudiéramos activar, aunque sólo fuera parcialmente, ese ADN basura, podríamos conseguir:
- Mejoras sustanciales en nuestro sistema inmunológico, y con ello mayor resistencia a contraer enfermedades.
- Mayor capacidad para curar tejidos u órganos dañados, llegando hasta poder regenerar las partes dañados en dichos tejidos u órganos, lo que haría innecesarios muchos de los actuales transplantes de órganos.
- Una mayor resistencia al envejecimiento de nuestro organismo, lo que permitiría prolongar sustancialmente nuestra vida. Tal vez duplicar o triplicar su duración.
- Ser conscientes de una gran parte de la memoria acumulada en nuestras células sobre nuestro pasado y sobre el pasado de la humanidad.
- Y sobre todo, conseguir un mayor crecimiento espiritual

Después de leer estas maravillas, la pregunta inmediata es ¿qué puedo hacer yo para ir
activando mi ADN basura? Me sospecho que no hay ninguna receta que valga para todo el mundo. Que el camino es personal y que debe recorrerse guiado por un maestro. Pero en cualquier caso, creo que el camino pasa por dar menos importancia a los bienes materiales (dinero, poder y sexo) y más importancia al desarrollo espiritual de la persona.

eneadene dijo...

Me alegra que se publique un blog con estas preocupaciones. Estoy parcialmente de acuerdo con el autor de los epígrafes, y supongo que del libro, que aquí se comentan. De todas formas, intuyo que su formación y experiencias le permiten e impulsan a escribir sobre todo esto con cierto conocimiento. Si me preguntan resultado de qué me vivo, no sabría decirlo con exactitud, pero tampoco podría olvidar o al menos considerar la cadena de vidas y entornos que me anteceden, hechos que sin negar tampoco quisiera considerar como indefectibles. Supongo tambien que alcanzar un nivel de consciencia que nos permita transponer la Historia Convencional a la que se refiere el autor, no es tarea fácil sin abandonar mucho lastre por el camino, es decir basura genética, según se cataloga por desde luego, siempre he preferido los recovecos ocultos o complejos de esa Historia. Interesante este blog.

Anónimo dijo...

Muchas veces los actos manifiestan per se lo que no se dice para obviar que se diga lo no coincidente con lo que creemos se debe decir. Es lo mismo que nos sucede sino reconocemos lo que necesitamos para saber lo que realmente debemos hacer. Llegar a un cierto estado de consciencia amplia supongo que incluye conocer el ancho y alto espectro de la deriva de la verdad, desde su apariencia a su presencia, si es que la verdad existe como entidad constante, no como vehículo de conjunciones ideales de las posibles verdades. O como dice el autor de estos textos que comentamos, "quizá la definición de la consciencia esté determinada por una experiencia o un aprendizaje cuya naturaleza oficialmente aún se desconoce".
La Paleontología clasica pasada por Darwin reconoce y trabaja sobre la identificación de procesos evolutivos que apenas se conocen en su secuencia amplia. Muchos cambios constatados se atribuyen o al azar, o al tiempo de adaptación y progreso contado en millones de años, pero también a la presión y selección que impone el medio a una especie determinada. La teoría de La Creación no tiene porqué estar enfrentada a la de La Evolución, si dejamos de considerar las narraciones mitológicas respecto a aquella como verdades en sí mismas. Las mismas definiciones religiosas aportan síntesis de procesos complejos y atemporales que la ciencia ha explicado ya en sus pormenores, medidos en cifras imposibles de imaginar y tamaños imposibles de divisar. ¿Cuándo el hombre, algunos hombres, estuvieron en condicion y conjunción de consciencia y síntesis mental como para poder interpretar los posibles designios divinos y poder tambien transmitirlos? Al parecer ya casi al final del Mesolítico, donde comienzan a ponerse en práctica ritos y mitos derivados de la contemplación de la naturaleza y de la propia reflexión conciente. Y quizás aún antes. No tanto como para que pudiera estar preocupada por ello la hoy conocida como nuestra antepasado humanoide Ardy, aparecida con interés paleontológico en las zonas boscosas de la actual Ethiopía, hábil para treparse a los árboles, pero también para caminar erguida y disponer de unos caninos ya evolucionados, es decir casi como los nuestros hace casi 4,5 millones de años. ¿Cúando mereció o comenzó a merecer el hombre que los dioses, supuestamente, se comunicaran con él, y le dejaran por escrito esos mandamientos, deberes y castigos para ser dignos de alcanzar la gloria, o al menos la vivencia plena? Parece ser que aún no voluntariamente, el hombre como especie ha reconocido siempre, de una u otra forma, esos mandatos y advertencias. Quizás acuciado por la constatable fragilidad de su ser físico y la magnificencia del entorno, habitable o no.

Retama dijo...

Es posible que sea el miedo el que me impida ver que somos un ser en metamorfosis.
Es posible que sea el miedo el que me ancla en la supervivencia ,
Es posible que sea el miedo el que me haga utilizar esa pequeña parcela de voluntad con la que contamos, para someter y dominar.
Es posible que sea el miedo el que me haga ver la vida con colores y matices tan distintos dependiendo de su grado de ocupación.
Es posible que sea el miedo el que me obligue a defenderme permanentemente.
Es posible que sea el miedo el que anule mi responsabilidad.
Es posible que sea el miedo el que me impida conocer que nuestra consciencia esté determinada por un aprendizaje.

Creo que me hace falta algo más de fe, entrega, o cuando menos confianza, para hacerme más aventurero, para entender que lo desconocido deja de serlo cuando se entra en ello.

Dice el Tao en el capitulo III

El sabio gobierna de modo que
vacía el corazón,
llena el vientre,
debilita la ambición,
y fortalece los huesos.

Beucis dijo...

Desde nuestro estado de metamorfosis queremos creer que estamos en condiciones de dirigir nuestra vida y las de los demás. Si no asumimos que somos responsables de borrar rastros pasados y futuros y responsables de reconocernos en la suma de la vida de los muertos, pequeños van a ser nuestros logros que necesitan conocer sus límites para poder romperlos y ver con más claridad la cada vez más grande frontera de nuestra ignorancia. Conocemos y actuamos desde esa parte del genoma que, como pequeña isla, se rodea de un inmenso mar de posibilidades desconocidas que se denomina "basura genética" Como es desconocida nuestra ignorancia la denomina "basura" por si acaso. La arrogancia del que no conoce es increíble.

Cuando los hombres se permitían retar a los dioses, estos les convertían en piedras, en árboles, en animales, como castigo a su osadía. Es osadía denominar a lo no conocido, y que puede ser determinante en nuestra conducta, en nuestro conocimiento, en nuestra consciencia, basura; es una actitud, digamos irreverente con el misterio, que hará que la rana símbolo de la metamorfosis, permanezca clavada en la orilla sin llegar nunca a princesa, porque ni siquiera atisba sus posibilidades, ni qué le puede esperar al final de la travesía. Podemos preguntarnos y bucear en el misterio que supone esa " basura genética" , interrogarnos sobre lo que pueda significar, podemos creer que esta búsqueda en la totalidad del genoma, es lo que se nos viene contando desde siempre; lo que los bardos han relatado, expediciones de héroes en solitario o en grupos, surcando mares desconocidos guiados por dioses y maestros. Logros y derrotas en sus enfrentamientos con lo desconocido.

Si los mitos y los símbolos son velos necesarios para cubrir lo sagrado, porque lo sagrado merece respeto, sagrado puede ser ese ámbito desconocido donde es posible que hayan claves, arcanos, griales, todavía sellados, que nos están esperando, que nos están invitando a peregrinar por nuevos laberintos.

Reza la rana malva
Que esconde los secretos
Que trae el alba
Y amanecía entre
Siete clarines
Ya amanecía
Eran las siete puertas
Del sexto día. . Poesía de Eduardo Pérez de Carrera.

Afrodita dijo...

Andábamos piándolas porque queríamos textos nuevos. Ahí tenemos ya los textos y aquí estamos, si atrevernos los más (o puede que esté todo el mundo muy ocupado) a hincarles el diente, sobre todo al 1.4
Son dos puntos difíciles, estos que se nos han venido a los ojos, tan enigmáticos ¿O no lo son tanto y sólo hace falta…
Me quedo parada, sin saber completar la frase; sin saber qué hace falta para atreverse a elaborar tan siquiera un pensamiento por muy pueril que el tal pensamiento fuera o estuviese ― que lo podría estar ― chapuceramente elaborado y muy mal expresado.
Y sin embargo la voluntad de atrapar algo que se resiste por entre los recovecos de la mente bulle dentro de esa misma mente; mientras se sabe que no se está sabiendo pensar se están pensando infinidad de cosas (¡qué socorrida es la palabra “cosa”!) que no se encuentra la manera de expresar.
Se lee en bastantes de los comentarios del blog diversas alusiones al Tao. Nunca he entendido una palabra del Tao; nunca he sabido asimilarlo más que a trompicones un poquito aquí y otro poquito allá, pero se me viene a la cabeza aquello de “el Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao” y, a modo de juego, se me ocurre sustituir “Tao” por “Verdad”, “Bondad”, “Realidad” y, puesto que es en el pensar en lo que tengo ahora mismo la consciencia de estar atascada, “Pensamiento” y “Consciencia”.
Y me encuentro, claro está, con que en realidad ― en ese simulacro de “realidad” que tenemos por tal cosa (mira, “cosa” otra vez) ― ni la verdad, ni la bondad, ni la realidad, ni el pensamiento ni la consciencia lo serían ciertamente si se los pudiera atrapar…
Me pregunto que hay en ese espacio de vacío que media entre los conceptos de que los humanos nos servimos para ir tirando y la puridad, la esencia neta de esos mismos conceptos, que posibilita que la Humanidad aun a pesar de los humanos tire.
“¿Es que vivimos varias vidas/historias a la vez?”, pregunta Ella.
Puesta a seguir enredando con la sustitución de palabras por qué no hacerlo con “Vida” y con “Historia” y que venga, al hilo del razonamiento, a resultar que ni la una ni la otra son ni por asomos pálido reflejo de la noción que tenemos de ellas.
Y vuelvo a preguntarme qué hay en ese espacio de vacío que media entre lo que las personas vivimos como “vida” que teje lo que discurre como “historia”, de un lado y, de otro, lo que vivimos sin saber que está ahí ni que sucede; discurriendo sin poder ser atrapado y sin que sepamos qué teje y, ni siquiera, que teje.
Retama en su comentario comienza cada una de las frases escribiendo “es posible que sea el miedo el que…”
¡Maldito miedo!

Anónimo dijo...

Reveo la mayoría de los comentarios a los textos. Deduzco que sólo hay un escribiente que habla con la verdad guardada y adelantada. Basta con leerlo para recoger la punta del hilo de Ariadna. Por eso lo hace, para eso lo comoce. Lo demás es el laberinto sin caminos. El eterno retorno a la oscuridad, lejos del borde del lago.

aquiles dijo...

El aventurero ha acertado al unir el comentario a los párrafos 1.3 y 1.4. Ahora me parecen inseparables. Beucis me dio la pista.

El aventurero señala que la ciencia oficial denomina “basura” nada menos que al 95% de nuestra genética. Este absurdo planteamiento pseudo científico no es más que una de las patas de esa gran mentira que constituye el hombre como creación acabada a imagen de Dios. Este absurdo planteamiento no es sino consecuencia de la negativa a percibirmos como lo que somos: seres en continuo cambio, seres en evolución.

Al igual que el hombre se pretende terminado, la ciencia oficial pone su granito de arena en la pantomima fingiendo que todo lo conoce y que tiene explicación para todo. Si el hombre está acabado, ¿como podría justificarse que su ciencia no lo estuviera?. Todo forma parte de la misma gran farsa: la de dar por terminado lo que apenas acaba de asomarse al principio de todas sus posibilidades.

Cualquier espíritu mínimamente curioso sería capaz de desenmascarar al farsante. Los niños con sus exasperantes porqués son capaces de llevar a desesperados padres a los límites de lo que conocemos. Sin embargo, cerramos continuamente los ojos a la evidencia de que lo que ignoramos supera con creces lo que creemos conocer. Y lo que es más importante, lo que ignoramos tiene mucha más incidencia en cada una de nuestras vidas que lo que creemos conocer. Esta afirmación aterroriza a quienes se pretenden dueños de la creación y creen tener todo bajo control. Pero es una luz de esperanza para quienes vislumbran, aunque sólo sea como una intuición, la mentira de los planteamientos que sostienen a este modelo.

Goyo dijo...

La historia del hombre y su desarrollo evolutivo no parece que sean otra cosa que la adquisición paulatina de una mayor amplitud de consciencia. Es éste un proceso también personal que, sin conocer como va a ser su final, está alentado por otro impulso del que ignoramos su origen.
Mantenemos consciencia de nuestros actos, pero jugamos caprichosamente con ella. Según nos convenga así solemos justificar nuestros actos. Es como un campo acotado con barreras móviles, que cambian según la sensibilidad que manifestemos frente la infinidad de encuentros que nos bombardean. Este campo de consciencia sabemos que se incrementa cuanto menos nos ocupamos de su fachada, y más nos dedicamos al sacro-oficio de la vida.

Allá cada cual con su consciencia, se suele decir. Es cierto que cada quien tiene su consciencia, pero ¿dónde termina ?. Dudo de sus límites, y tengo la sensación que unas y otras se mezclan y forman una trama demasiado compleja para ser descifrada desde un estado de pensamiento simple.
Cada uno mantenemos en nuestro estado consciente un grado o nivel de acción de consciencia, que nos remite a una subjetiva realidad. El uniformismo de pensamiento al que venimos asistiendo, …la concepción elementalista de un mundo de igualdad por doquier, …nos ha conducido a pensar en una única realidad avalada por la razón, llegándose incluso a concluir que más allá de lo explicable no hay nada.
La divulgación de tales simplicidades hace parecer, y que sea de creencia de muchos ciudadanos, que su concepción del real mundo está completa, que él es un todo terminado, y que a su consciencia no le falta casi nada, porque, en último caso, si hay algo que no conoce lo rastrea por Internet … ( concepción muy peregrina, pero abunda muchísimo a nuestro alrededor ..) ( …tal vez sólo sea el estado momentáneo de ignorancia y de engreimiento de un ser al que le ha cegado la prepotencia del uso de su razón ..)

Era dicho muy frecuente, en tiempos en los que se sacaba el agua con herrada y del pozo, que te gritasen :
- ¡ Niño ! No te asomes al pozo.
- ¿ Por qué ?
- ¡ Porque te puedes caer !. Y no preguntes ni contestes más que te doy una torta.
…Pero el niño no podía explicarse cómo iba a caerse cuando el brocal formaba una barrera cilíndrica que se alzaba hasta sus hombros.
Ese parapeto pétreo parecía hacerlo imposible. Pero un día descubrí con otro amigo que, al mirar al fondo del pozo con la luz del día, surgía de pronto un mundo oscuro y e incierto en el que no se lograba divisar fondo; y para cerciorarnos, que no era así como parecía, tiramos una piedra. Ésta al golpear el agua nos remitió un sonido tranquilizador, pues trasmitía la sensación de haber tocado fondo, aunque no lográbamos verlo.
Más tarde, con mucha cautela y más temor, me asomé al pozo de noche. Mi sorpresa fue grande, ya que el paisaje había cambiado, aunque no la sensación de inmensidad, pues contemplé que lo que en el fondo había era… estrellas
Con el juego de la consciencia sucede algo similar. Somos atraídos por el abismo desconocido, unas veces oscuro, otras estrellado…. Pero nos impone tanto que preferimos no mirar, y así se lo trasmitimos a los niños. Y aún más a más, cuando descubrimos ese sentido de las cosas, preferimos construir el pozo por encima de tierra, cimbrándole con dimensiones muy asequibles para guardar nuestro agua, aunque ésta sea turbia y tibia. Agua que por ser nuestra consideramos fresca y transparente, y pozo que por ser hecho a nuestro antojo, carece de misterio.

Ella dijo...

Que bella poesía la del autor traida por Beucis, gracias.
Y hace referencia al sexto día...

¿Al Adán del sexto día de Aúriga? (Texto 1.1)

Gaspar dijo...

La primera parte del texto, "el modo de vivir e incluso el para qué, no es más que la suma de las vidas de todos los muertos", me lleva sin frenos a la segunda parte de la dedicatoria de este mismo libro "borrar los rastros de las tragedias pasadas y futuras es abrir el camino a la consciencia, es la felicidad". Quizás una porción de la respuesta a la eterna pregunta del hombre ¿para qué he nacido?, sea precisamente tratar de borrar rastros de tragedias originadas por el hombre. Esta deducción llevaría a la conclusión, que el fin del ser humano no puede ser individual, aunque paradójicamente para tratar de aproximarse a su destino sea a través de un trabajo personal.

Entiendo que la consciencia, se nutre de memorias impresas en nuestra genética y de las experiencias vividas tanto endógena como exógenamente, pues parece existir un canal de comunicación entre lo personal y lo universal, a través del cual fluyen las vivencias que dejan huella y modifican nuestro estado y consciencia. Y no sé, si estas huellas quedan impresas de una forma material en el organismo, pero de cualquier manera, me rebelo a sentir que únicamente somos una estructura material que se explique por reacciones físico-químicas.

Es evidente que existe una enorme distancia entre el desarrollo del hombre actual y su capacidad intrínseca. Tratar de tener un rostro amable con lo desconocido, traería esperanzas de asumirlo y poder dar un salto superando nuestro listón de ignorancia.

Anónimo dijo...

Aprendí a leer hace ya años, cuando todos los dias en clase de lectura había que leer en voz alta, para todos. Y éste libro leyendo así, cogiendo aire y de punto a punto irlo soltando mientras leo, y me voy vaciando de aire, y a la vez que me vacio voy llenando el aire de palabras, algunas desconocidas, otras de múltiples significados...... y a veces el aire parece que no me llega.....casi me quedo sin aire...¿No os pasa que parece que el autor nos pone al límite?

Enrique dijo...

Dicen las revistas de divulgación que el genoma se escribe con un código de cuatro letras, (A,C,G,T) que escritas miles de veces variando su cantidad y posición (AACGTT..., GGATTC,...) contienen todos los mensajes necesarios. También nos dicen las mismas revistas que combinando ceros y unos es posible escribir toda la información referente a cualquier fenómeno o ser. El siguiente paso de este razonamiento es evidente: conocida la secuencia de letras del genoma de una persona, y efectuando la correspondiente traducción al lenguaje binario, es posible almacenar en el disco duro de un ordenador lo que esa persona contiene, las probabilidades de que se comporte de cierta forma o padezca una u otra enfermedad.
Llegados aquí, y dado que resulta fácil comparar unos datos con otros, supuestamente encontraremos la secuencia ideal de unos y ceros y, podremos hacer mejor lo que ya estamos intentando: manipularla.

Ulises dijo...

Dice Enrique en su comentario que “efectuando la correspondiente traducción (del genoma) al lenguaje binario, es posible almacenar en el disco duro de un ordenador lo que esa persona contiene, las probabilidades de que se comporte de cierta forma o padezca una u otra enfermedad”

Cierto que en el disco duro del ordenador podemos llegar a tener una enorme cantidad de información sobre la persona. El problema está en que la mayor parte de esa información no sabemos leerla, no sabemos interpretarla. Es como descubrir un maravilloso documento sobre una civilización antigua y sólo ser capaces de descifrar una pequeña parte de él.

Mientras no conozcamos bastante más del genoma humano, en especial de la parte que no codifica proteínas, nuestras posibilidades de manipulación serán muy limitadas

Chi-Peng dijo...

Vienen por los claroscuros,
en lunas vienen envueltos
sorteando los anhelos
buceando los silencios.

Primero fue mar,
luego océano
y decidió convertirse
en cielo del universo.

Bruma de la media noche
fundiéndose con el viento,
mojan rumores de besos
besos de amores eternos
secretos de luna, luna
besos de amores hambrientos

Corre ,corre. Vuela, vuela. Huye, huye.
Quieto, ¡quieto!
No vaya a ser que te maten los recuerdos

Ana dijo...

Es un hecho que nuestra consciencia cotidiana no puede interpretar el fondo de nuestra existencia. Por ello, nos hemos fabricado un sistema de coordenadas consistente en genes, familia, educación, escuelas, religiones, relaciones y sociedad que se nos figura real pero que no es más que un modelo, un mapa para poder localizarnos en este vasto espacio universal. El yo que resulta de todo esto también es una ilusión. Mística y neurología coinciden en ello. Desde ambas visiones, el yo es meramente un instrumento musical que es tocado por nuestra naturaleza auténtica (sea lo que sea ello, una consciencia superior) y aunque necesitemos un yo estable en nuestro convivir, es un error creer ser nuestro cuerpo, nuestros sentimientos, nuestra razón.

En su histórico deambular, nuestros ancestros nos dejaron ya rastros para desenmascarar la identificación con ese yo y relativizarlo. Todas las estructuras sociales que en el mundo han sido, por muy primarias y dominadoras que parezcan, muestran ejemplos de personas y subcorrientes culturales que transcienden esa identificación en busca de esa Realidad Originaria de la cual somos parte. De ellas aprendimos que el océano está siempre enteramente en cada ola. Hasta qué punto sea capaz cada ola de captar esa realidad, es otro tema.

Hoy la ciencia moderna confirma lo que enseñaron los sabios desde hace milenios: nadie ni nada existe separado y de forma aislada. Al igual que una red de pesca, ninguna malla está aislada. Da igual de qué lado se tire de la red, toda ella comienza a moverse. En ella está comprendido tanto lo bueno como lo malo, los seres humanos, los animales, las plantas, la materia…

Es la cárcel del ego, la identificación permanente con un modelo social o con unos referentes personales, la que nos deja aislados. Al anteponer nuestra codicia, nuestras necesidades o nuestros dramas personales en primer plano, gastamos tanta energía que nuestros pasos se vuelven demasiado pesados. Nos limitamos.

Gracias al pequeño espacio de voluntad conquistado por los hombres que nos precedieron, y a pesar de las estructuras de poder y dominio todavia imperantes, hoy empieza a ser patente que hemos sido incapaces de crear las condiciones sociales que aseguren la supervivencia de la especie, que el último siglo se han matado mutuamente más de cien millones de personas, que el 75% de la humanidad vive en condiciones infrahumanas, que 852 millones de personas pasan hambre y cada cinco segundos muere un niño por malnutrición o por las enfermedades que ello acarrea .

En nuestro proceso de maduración como especie necesitamos la experiencia del amor, reconocer que la estructura básica de la evolución es la autotranscendencia, el ir más allá de uno mismo, la tendencia de los seres hacia algo mayor. Ya no es cuestión de que el ser humano se crea el centro de la creación sino de apostar por la co- evolución con el cosmos entero.

Afrodita dijo...

Acotación preliminar para El Aventurero:
A raíz de haber leído un comentario (Ana; 12 de noviembre de 2009, 21:09) siento una especie de necesidad de expresar cierta apreciación al respecto, apreciación que entiendo pueda tal vez no venir mucho al caso y, por lo tanto, no consideres adecuado el publicar. De cualquier modo, y como la única forma que tengo de hacerte llegar lo que quiero escribir es escribirlo, ahí te lo envío y a tu criterio dejo el publicarlo o no. El comentario es el siguiente:
A Ana (en relación con su comentario del día 12 de noviembre 2009, 21:09)
He leído tu texto atentamente y encuentro que es muy bonito (“bonito” es una forma un tanto pobre de expresar).
Digo bonito porque lo que escribes en él me parece interesante, expresado con una claridad y elaborando unas imágenes que de verdad me han causado admiración porque da idea de que tienes las tuyas (tus ideas) muy claras, y claras por convicción, como algo que está arraigado en tu auténtico saber y en tu verdadero sentir y no como algo aprendido y asumido que tal y como se aprendió se repite.
No hay en él un solo punto que no comparta, nada en todo el escrito a lo que a mi criterio se pueda poner objeción alguna sino todo lo contrario; tienen además, las aseveraciones que en él viertes, todos los visos, toda la apariencia de estar correspondiéndose y sosteniéndose con y sobre datos y estudios constatables.
Hay, sin embargo, algo en la forma en que lo expones que de alguna manera me chirría. No debería decir, tal vez, algo así. Pero ocurre que en verdad todo lo que configura el mundo y la vida es, como tú dices, una red. Y puede que por ese ser todo una red, y por ese no ser nadie una isla, que todo cuando ocurre, todo cuanto llega a uno, todo cuanto se percibe, sea parte no desdeñable a la hora de hacer valoración de hasta qué punto incide el conjunto de las variopintas sensaciones sobre la co-evolución a que tú y de manera tan fresquita y tan fluida haces mención.
¿Cuál es el “sin embargo” alrededor del que tanto estoy remoloneando?
El sin embargo es, está en algo como… se me ocurre calificar de “rotundidad” en la forma de exponer. Algo en el tono que da la sensación de no dejar una pizquita de margen ni resquicio a la objeción y, ni aun a penas, a la breve apreciación o insignificante matización. Objeción, apreciación y matización que ni tan sólo se me habría pasado por la cabeza que pudieran estar viniendo al caso ― ni lo vienen, pues insisto en que mi disgusto no radica ni de lejos en el contenido ― de no ser por, eso precisamente; lo que te digo: el tono.
Resumiendo, que con tan sólo suavizarlo, despojarlo de esa envoltura de incuestionabilidad, plantear los temas no tanto como aseveración y sí algo más como hipótesis aun a pesar de la convicción que asiste (a ti, que es en lo que estamos quien las hace) haría, en mi opinión siempre, claro, que lo escrito resultase más cercano.

Ana dijo...

Para Afrodita

Pues muchas gracias Afrodita. No cae en saco roto tu apreciación que revela tu gran sensibilidad y percepción. No dudes en reconocer en esa rotundidad de estilo, un mero mecanismo de defensa que espero vaya cayendo en el ejercicio de exposición sincera que este blog me proporciona. Tu espejo y el de todos los navegantes de este espacio me valen… y mucho.

Caminante dijo...

He de reconocer que me ha costado escribir sobre este punto 1.4. Todavía no sé si es por la dificultad del mismo o porque me han inspirado poco los comentarios, o simplemente porque estoy poco inspirado yo mismo.

En cualquier caso no creo que este blog se deba limitar a exponer brillantes intervenciones. Creo que también debe servir para pequeños comentarios, sin que nos autolimitemos a la hora de escribir por pensar que no vamos a estar "a la altura". Esto va dirigido a las muchas personas que se ve que leen el blog y no escriben en él.

Mi experiencia es que, al ponerse uno a escribir, aunque sea a partir de unas ideas sueltas, el pensamiento va fluyendo (a veces a uno le da la impresión de que fluye por su cuenta) y se desarrollan reflexiones que, de otra manera, no hubieran surgido.

He de indicar que para mí esto está siendo un pequeño dsecubrimiento y un placer, por lo que he de agradecer a los promotores del blog por haber facilitado esta experiencia.

Bueno, voy con mi aportación poco brillante (o lo que sea):

El punto que me ha hecho reflexionar es el de la "basura genética". Es sorprendente cómo tendemos a despreciar lo que desconocemos. Al no conocer la función de determinados genes, ha faltado poco tiempo en denominarlo como "basura" que es un apelativo claramente despreciativo. El autor del libro nos advierte que no nos dejemos engañar, que ahí puede residir una parte muy determinante de nuestra naturaleza.

Me lleva este tema a tantas otras cosas que, por desconocerlas, tendemos a minusvalorarla. ¿Qué efectos tienen los transgénicos en nuestro cuerpo?¿Qué efectos pueden tener sobre las generaciones venideras? ¿Qué efectos tienen tanto productos químicos que empleados como fertilizantes, insecticidas, etc. acaban entrando en la cadena alimentaria?¿Tiene esto alguna relación con el aumento enorme de alergias en nuestra sociedad?

Aunque he puesto algunos ejemplos de tipo alimentario el concepto se podría aplicar a muchos otros campos.

atila dijo...

Y cuando logramos perder los miedos a lo establecido por la familia, gobiernos, rutinas etc. Podemos cambiar nuestra genetica (celulas, memorias pasivas etc) y dar un gran salto.

Afrodita dijo...

Hola, Atila.
Has hecho bien en no extenderte en muchas retóricas; por los textos "usados" es raro que se aglomere mucho público.
Pero si tu comentario hubiera sido más largo lo habría leído igualmente, igual de encantada.

Isabella Terazio dijo...

"Cuenta la historia convencional..." ¿Y qué dice la historia no convencional? ¿Acaso la realidad antropológica no es el resultado de la vida de los muertos? ¿Y de qué es resultado entonces?
Por otro lado, el autor dice "Todos los muertos". Se refiere por tanto, entiendo, no sólo a los humanos.
Animales y vegetales intervienen en nuestra realidad, por lo menos, a través de la comida. Y parece ser, que según la actitud con la que se ingieran, estos actuarán de una manera u otra. ¿Qué experiencia nos aporta, la parte de su materia que acogemos?, ¿Pasa "el alma" de estos seres, o "la evolución" que hayan podido realizar, a nosotros, a través de la materia?, ¿Pasan las deudas?
¿En qué manera puede un humano redimir a estos seres?
Por otro lado, en este libro, y en muchos libros de ciencia, se hace incapié en que lo existente no es sólo lo que nosotros percibimos, hay mucho más.
Nosotros estamos limitados por nuestros sentidos, por lo que cabe preguntarse: ¿Hay más seres que no somos capaces de percibir? Y si es así, ¿Intervienen sus "vidas" (o lo que sea que tengan) en nuestra realidad?

Cuando el autor dice: "la realidad antropológica (...) no es más que la suma de la vida de todos los muertos", ¿Quiere decir, que cuando esos seres pasan la frontera del espacio-tiempo, es decir, se mueren; estan dejando de influir en nuestra realidad antropológica?
Si esto es así, eso significaría (para los que crean en ello), que los fantasmas no pueden interaccionar con nuestro mundo.
Y yo me pregunto: ¿Por qué? ¿Hay alguna barrera o algo que impida la "intromisión"?
Cuando alguién juega a la güija o se introduce en algún rito del tipo, ¿Se está rompiendo esa barrera?, ¿Qué consecuencias puede tener eso?

Anónimo dijo...

Hola a todos!

Sólo un pequeño comentario, y es que el autor del libro, apunta en el apartado 5.24 que la basura genética es el ADN colectivo.
Por cierto ¿Alguien sabe quienes son los kuretes?

Afrodita dijo...

Oye, Anónimo; no sé si en el tiempo que ha trascurrido desde este último comentario tuyo te has enterado de quiénes son los kuretes. Pero si lo escribes en el google te salen bastantes explicazciones; y son interesantes.
Bueno, imagino que ya lo habrás hecho.

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