Presentación

Un grupo de amigos hemos decidido poner en la red el libro, “49 RESPUESTAS A LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO”, porque creemos que es especial. Su autor, Eduardo Pérez de Carrera, nos sugiere a lo largo de sus páginas nuevas formas de percibir nuestra vida, de entender la Historia, de interpretar la realidad que nos rodea. Nuestro propósito es convertir este sitio en un espacio abierto de reflexión donde tengan cabida todos los comentarios que se nos hagan llegar sobre lo que a cada cuál le sugieran o le hagan sentir los párrafos del libro. Nosotros nos limitamos a publicar cada quince días un nuevo párrafo y a invitaros a que participéis.
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9 sept 2012

Texto 4.7

4.7 Ulises tapó los oídos de tantos navegantes, que puede que en algún momento se cansen de cantar las sirenas por falta de público; y mientras tanto los charlatanes, bañados por la saliva sobrante de una multitud estática y errante, predican en play back secuencias que ya eran antiguas en los tiempos de las razas.

COMENTARIO DEL AVENTURERO

La palabra, y el idioma como forma consensuada de entendimiento parece facilitar las relaciones entre los seres humanos, posibilitando aquello que denominamos; comunicación. Pero hay un matiz del idioma que nos desgasta lentamente hasta convertir el idioma en una recreación de nuestra razón, y ese matiz son nuestras obsesiones o ruido mental. Un ruido construido por las millones de rodadas sobre los mismos circuitos neuronales. Estos circuitos viciados, desde la verbalización constante en nuestra cabeza, hacen del uso del idioma una camisa de fuerza para nuestra creatividad. Nos contamos cientos y cientos de veces lo que ya sabemos, esta rutina que conforma el ruido mental y que llega en oleadas a nuestro cerebro no solo es fruto de una dificultad para dejar el vació en el que se pueda  asentar algo nuevo, sino que está bien indizada desde el poder para aturdir nuestra capacidad de libertad.
Somos bombardeados una y otra vez con mensajes contradictorios, se vende la autosuficiencia (falta de dependencia), al mismo tiempo que no sabemos ni cambiar una rueda, arreglar un enchufe o saber cultivar un tomate. Se nos vende la cultura y la educación y no sabemos distinguir un cuadro bueno de uno mediocre ni distinguir a un artista de un impostor. Sin embargo nos hacen creer que dominamos todas las disciplinas porque tenemos Wikipedia y que las distancias entre los seres humanos se han desvanecido porque tenemos facebook. Pero en lo profundo sabemos que no es verdad y lejos de clarificarnos nos empiezan a aflorar sensaciones contradictorias sobre lo que día a día nos encontramos alrededor, ¿Realmente quiero trabajar?       -Si cada rato en el trabajo estoy pensando en salir de él-
¿Es amor lo que siento o me lo estoy inventando? ¿Y tengo que vivir con mi pareja y tener hijos y pagar una hipoteca?
            Mientras todo esto sucede nos van metiendo el medio en el cuerpo, miedo a no cruzar por el paso de cebra, miedo a no pagar los impuestos, miedo a no ejercer ese derecho tan maravilloso como el de votar, miedo a no saber inglés, miedo a no tener una casa, a no tener pareja…. miedo .Con este soniquete mental vamos enmarañando nuestra capacidad heroica de cambio y empezamos a generar pequeñas rutinas mentales desde las que creemos que conocemos todo lo que nos puede pasar, y además, hemos definido como va  ser nuestro futuro. De esta forma nos adocenamos nosotros a nosotros mismos constantemente, para controlar los miedos que nos han y hemos ido generando.
            Es obvio que no hay mejor rehén que el que no quiere escapar de sus captores.
Hay que desentrañar los miedos impuestos para dejar de ser manipulables. Hay que fomentar la capacidad de análisis y la capacidad sensitiva para romper la monotonía. Hay que liberar nuestra propia capacidad idiomática para identificar las trampas que el modelo nos vende y así dejar de ser cómplice inocente de sus fechorías. Hay que dar un nuevo sentido a la palabras, por ejemplo  bienestar, sí vemos claro que dicha palabra no implica lo mismo hace tres siglos que ahora, debemos comprender que no podemos otorgarle el máximo valor al concepto actual de bienestar o nunca transformaríamos esa situación. Sin embargo nos venden el bienestar como una situación concreta estipulada a conseguir en la cual si YO tengo casa, tele, coche y vacaciones en la playa las cosas van bien aunque al lado se esté muriendo alguien porqué ha dejado o nunca fue útil. Mientras no desenmascaremos a las palabras de las connotaciones impuestas, nosotros mismos perpetuaremos en muchas situaciones el modelo aún sin ser conscientes. El valor del lenguaje debe entroncarse con una búsqueda  y así  conceder nuevas posibilidades a nuestra ya vieja realidad.

2 sept 2012

Texto 4.6


4.6 Y reflexionando más en el funcionamiento propio, verá cómo esas pinturas van cambiando de forma, y ello conduce a que se valoren los significados en la medida de su incidencia en el esquema de las necesidades o los deseos. Desafortunadamente este mundo cambiante choca con un modelo comunicativo basado en la estabilidad de los significados únicos, y lo que en principio parecían sendas de apertura se van convirtiendo en caminos de uso frecuentado, de mirada trazada y de paisajes de cartón, con sonrisas provistas de velos decorados que tapan aquello que no debe ser visto.

COMENTARIO DEL AVENTURERO

¿El lenguaje es sólo un catálogo inmutable del saber heredado?, algo así como el arca donde se guardan todas las adquisiciones logradas.
 Si las palabras tienen como referentes los objetos del mundo exterior, y asumimos que nuestro conocimiento de dicho mundo todavía tiene muchas lagunas, y que las cuestiones a las que podemos dar respuesta resultan casi triviales cuando se comparan con todas las que no podemos resolver, no debería ser tan complicado cuestionar muchas de las cosas de las que hasta ahora han sido consideradas inmutables por nuestra sociedad.
 Día a día se hace más patente que la casa construida por la civilización occidental se nos ha vuelto prisión, cama donde duermen deseos incumplidos, laberinto hecho de necesidades vacías. No es extraño, por tanto, que pongamos en entredicho el modelo y busquemos una salida. No en busca de la salvación, sino de una vida más verdadera.
 Porque además de la subida del IVA hay otros problemas, como la destrucción de la esencia concreta humana y la aniquilación de la idea de belleza, por ejemplo.
 Porque el mundo se ha convertido en una gigantesca máquina que gira en el vacío, alimentándose sin cesar de recursos materiales finitos para sostener un crecimiento infinito, donde lo importante es que la sociedad consuma cada vez más.
 ¿Existe alguna manera de parar esto?
 Si nuestro conocimiento lo basamos en dogmas, pensamientos, deseos, no… pero si partimos de la ignorancia, seguramente encontremos un camino por donde podamos seguir creciendo.
 Ser hombre de ciencia y estar cerrado a lo nuevo es una contradicción.
 Entonces, ¿por qué nos asusta lo desconocido?, cuando las creencias cierran, nos atan a conceptos, ideas, palabras…
 Sócrates dijo una vez: “… En efecto, atenienses, temer la muerte no es otra cosa que creer ser sabio sin serlo, pues es creer que uno sabe lo que no sabe. Pues nadie conoce la muerte, ni siquiera si es, precisamente, el mayor de todos los bienes para el hombre, pero la temen como si supieran con certeza que es el mayor de los males”.