1.8 “¿Qué es la realidad?, ¿qué es el mundo real?; parece una cuestión sin respuesta, pero sólo son los sucesos sujetos a espacio tiempo vistos por los ojos del Rey e impuestos a los súbditos como únicos posibles. De manera que alguien que definiera o imaginara la realidad como un espacio fijo ante un tiempo cambiante, estaría sometiéndose a la voluntad del Rey, sin reparar que con ello se enfrenta a todas las leyes descubiertas por la Física, la Matemática o la Filosofía.”
COMENTARIO
Imaginemos una conjunción de múltiples posibilidades, y no una vertebración infinita de las múltiples imposibilidades, i.e: algo así como el aleteo de cada uno de los destellos de la fluorescencia humana y una matriz "desviada" oculta en el alquitrán sobre el que reposa una orquídea.
La buena nueva; que la maquinaria político - social y su consensus emocional podría llegar a ser tan virtual como la actual y posibles futuras crisis podrían apuntar. Que la colisión a media altura propia de la perturbadora matriz dominante y su geometría de esclusas sólo definen los caprichos del real paseante ocioso: el cultivador de orquídeas.
Debussy apuntó que la música es el espacio entre las notas; es posible que cualquier rápido parpadeo de ausencia doblegue dulcemente la fija mirada de la presencia "real".
Es posible que cobre existencia la poesía de los números y desbanque a la matemática de los "boarding - meetings".
Deseable que en un futuro próximo nuestros alunizajes no se produzcan en el centro geométrico de un Estadio de football.
Parece que una "fotosíntesis" del pensamiento diferente a la predominante sería sin duda la pirueta bastarda del sistema. Y cierta analítica trascendental o metafísica de las costumbres, etc... se convirtieran en asuntos habituales entre los seres humanos.
En cualquier caso, espacios y tiempos diferentes apuntan a matrices mucho más complejas. A recuerdos futuros, a cruces de caminos, a geometrías variables; una "climatología" en la que la atención propia nunca sería suficiente.
Textos recogidos del libro "49 RESPUESTAS A LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO"
de Eduardo Pérez de Carrera publicados por el Aventurero.
Presentación
Un grupo de amigos hemos decidido poner en la red el libro, “49 RESPUESTAS A LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO”, porque creemos que es especial. Su autor, Eduardo Pérez de Carrera, nos sugiere a lo largo de sus páginas nuevas formas de percibir nuestra vida, de entender la Historia, de interpretar la realidad que nos rodea. Nuestro propósito es convertir este sitio en un espacio abierto de reflexión donde tengan cabida todos los comentarios que se nos hagan llegar sobre lo que a cada cuál le sugieran o le hagan sentir los párrafos del libro. Nosotros nos limitamos a publicar cada quince días un nuevo párrafo y a invitaros a que participéis.
36 comentarios:
La realidad es que hay que ser comprensivo, pero no esperar ser comprendido.
La realidad es que hay que ser generoso, pero no esperar que nadie lo sea para con uno.
La realidad es que no hay que ser envidioso, pero a todos nos gusta ser envidiados.
La realidad es que confesar que se cree en lo evidente es un rasgo imperdonable de vulgaridad.
La realidad es que aspirar a la felicidad es mezquino; porque la felicidad, hay que entenderlo, es un bien reservado para otros.
La realidad es que hay que amar al prójimo y aceptar que el prójimo se reserve el derecho de no amarnos.
La realidad es que hay que alegrarse por el bien de los otros aunque a esos otros los males de uno les traigan al fresco.
La realidad es que resulta poco equitativo que quien no tiene razón haya de dársela a quien sí la tiene.
La realidad es que para ser objetivo hay que aplaudir todas las subjetividades menos la propia.
La realidad es que si la botella propia está medio vacía todo el que la vea dirá que no, que está medio llena, y que la que está medio vacía es la suya.
La realidad es que hacer las cosas mal está muy mal visto pero que hacerlas bien es invisible.
La realidad es que hay que ser humilde porque la soberbia se depreciaría mucho si dejase de estar en manos de unos pocos.
La realidad es que en el lugar adecuado y en el momento oportuno es muy difícil encontrar un sitio.
Quiero ante todo felicitar al Aventurero, porque al fin me ha sorprendido. Gracias. Amanecer un nuevo día de un nuevo año con tal comentario por su parte ya es en sí una novedad y un regalo.
El otro día una compañera en el curro se dirigía hacia su mesa y de pronto, se agachó. Se dió la vuelta para ver si alguien la había visto, porque la verdad fué un poco extraño, yo ya estaba al ordenador pero le pregunté que le había pasado, y me dijo que se le había cruzado algo a toda velocidad. Puede que fuera tu angel, le dije. Y me contestó que aunque así fuera le había dado un gran susto. Y tú quizás a él, pensé.
Sólo nuestros sentidos activos nos ayudan a percibir el exterior, y quizás sólo tenemos activados los que otros a su vez tenian, pues si ellos no veian más ¿como podian a su vez decirnos si era de verdad el hada que veiamos, o el amigo, al que llamaban imaginario?
Sólo alrededor del Sol viajamos a 106.000 km por hora (29,5 km/sg). El espacio de nuestro alrededor, el grande, el de la órbita, va cambiando. El Sol a su vez se mueve alrededor de la Via Láctea a 19/km/sg, que a su vez se moverá.
¿Cual es nuestra realidad? Cada uno tenemos unas capacidades, quizás cada uno tengamos una realidad. ¿la orquídea en el alquitrán?
El autor dice: ¿Qué es la realidad?, ¿qué es el mundo real? Yo añadiría: ¿Hasta dónde se extiende el mundo real? ¿Cuánto nos falta para conocer todo el mundo real? ¿Tiene realmente límites el llamado mundo real? Son preguntas cuya respuesta a todos nos gustaría conocer; pero me temo que estamos muy lejos de conseguirlo.
Ya sabemos que el mundo real se extiende bastante más allá de lo que nuestros sentidos son capaces de percibir. Los instrumentos que el hombre ha ido construyendo a lo largo de los últimos siglos han puesto de manifiesto grandes parcelas del mundo real, de cuya existencia no teníamos ni idea. A título de ejemplo, podemos citar el mundo de los microorganismos.
Aunque la predicción del futuro es un ejercicio muy arriesgado, voy a expresar mi creencia de que un campo de ampliación de la realidad será el mundo de la llamada “materia oscura”. Para quienes no estén familiarizados con este tipo de materia, me voy a permitir hacer una breve introducción al tema.
De siempre se ha sabido que la materia que pudiéramos llamar “normal” (que era toda la materia conocida hasta hace pocos años) estaba indisolublemente unida a la gravedad. Todos los objetos materiales, sin ninguna excepción, generaban gravedad, cuya intensidad era proporcional a la masa del objeto. Y esto ocurría desde los más pequeños, como el átomo, hasta los más grandes, como las enormes galaxias.
Pero cuando los astrónomos, ya avanzado el siglo XX, empezaron a estudiar con detalle el movimiento de las estrellas en las galaxias espirales, llegaron a la conclusión de que los movimientos que observaban no tenían explicación posible, a menos que se admitiese que allí había más gravedad de la que podía producir la materia “normal” de la galaxia. Una situación análoga se encontró al estudiar otros cuerpos celestes. Y al final hubo que admitir que en el universo existía “algo”, que nadie sabe lo que es, pero que generaba gravedad, gravedad que se añadía a la generada por la materia “normal”. A ese “algo” es lo que se llama “materia oscura”. Es decir, que la materia oscura no se ve y no se sabe nada de ella, excepto que produce gravedad.
Pero el misterio es todavía mayor. Los astrónomos han llegado a la conclusión de que en el universo hay mucha más materia oscura que materia normal. Unas cinco veces más. ¿Y cómo está distribuida esta materia oscura en el universo? No se sabe. Únicamente cuando la acumulación de materia oscura es grande en alguna región, la gravedad que genera descubre su existencia. Si no, pasa desapercibida.
Y si en el universo hay mucha más materia oscura que materia normal, ¿Qué pasa en el planeta Tierra? ¿Qué pasa en la superficie de la Tierra? ¿También predomina en ella la materia oscura? ¿Acaso estamos conviviendo con objetos de materia oscura? ¿Incluso con seres de materia oscura? Y ya puestos a preguntar ¿estarán hechos los ángeles de materia oscura? Hay muchas preguntas y pocas respuestas. Pero creo que la materia oscura es una realidad y que tarde o temprano pasará con ella algo parecido a lo que ocurrió en su día con las ondas electromagnéticas. El ser humano siempre había estado sometido a las radiaciones electromagnéticas emitidas de forma natural, sin que tuviera la menor idea de su existencia, ni mucho menos de que pudiera llegar a hacer uso de ellas en beneficio propio.
Estaba todavía con el texto 1.7 cuando el aventurero me sorprendió con un nuevo comentario. Ni un día de espera a la habitual cita.
Entro en el blog de vez en cuando y, la verdad, siempre me sorprendéis muy favorablemente.
Sin embargo, me gustaría decir que, a veces, tengo la sensación de que tenemos las opiniones ya estructuradas y las soluciones “requete-laboradas” desde antes de leer el texto.
¿Así se quitan las trabas de la realidad?
No sé.
Por si acaso, propongo unas líneas de silencio:
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¡Qué gusto!
¿Estarán sonando los espacios vacíos?
No lo sé, pero por lo menos no parece que estar hablando el Rey.
Cualquiera que observara un espacio fijo es que no habría prestado la suficiente atención. Poniendo atención nos estaríamos sorprendiendo continuamente. Luego si no nos sorprendemos continuamente es por falta de atención.
Nada me ha sorprendido más que estar en el desierto y observar el contínuo movimiento de sus arenas. El desierto se estaba transformando continuamente.
Del tiempo, la verdad, es que no sé nada porque es mi caballo de batalla. Pero he aprendido que hay que RESPETARLO. Si no utilizamos el tiempo para nuestra conveniencia, o para imponer nuestra voluntad, el tiempo se convierte en nuestro ALIADO y fluye de otra manera.
Pero, ¿qué es la realidad? Es como un escenario que cada uno lo ve de una manera. En la forma de verlo, me imagino que influye tu capacidad de percepción, tu historia pasada, tu espíritu de aventura, etc. Pero algo tiene que ver la voluntad en esto, ya que si intentamos verlo de otra forma observamos cómo cambia.
Me parece muy importante darnos cuenta que el concepto de "Realidad" tiene dos matices: uno involuntario y, el otro, voluntario. ¡Qué curioso, igual que la Respiración!
Es probable que nunca hasta ahora, se haya vivido de forma que el pensamiento adopte formas de homogeneidad tan marcadas y cerradas, entre todos los hombres. Al gnosticismo cristiano lo aniquiló la Inquisición en las mazmorras y las hogueras, y la Ilustración retomó el espíritu de libertad que supuso el Renacimiento, tan consentido como vigilado y sospechoso.
Herederos de aquellos “ilustres” fueron las ciencias experimentales que retomaron el camino de las verdades como vocación última. En el siglo pasado varios de sus aventureros llegaron a conclusiones revolucionarias, que sacudieron con fuerza la mentalidad de los hombres en la mirada a su exterior. Y el anhelo de libertad despertó conciencias entre nosotros, pero desperezó a la fiera.
Se ha llenado nuestro mundo cotidiano de comisarios, valedores del mensaje “real” –la clase media, subsidiada y funcionarial‒, que no soporta que la saquen de su pacífico sueño terrenal, hartos de sangre y de no encontrar las sepulturas de los suyos en los cementerios colectivos. El subconsciente individual se satura con sensaciones prisioneras, que a oscuras tiemblan por un final deteriorado y enfermo.
Comisarios en las escuelas, comisarios en los despachos, comisarios en las calles y los bares, comisarios en las músicas y las palabras, comisarios en las consultas y las urgencias, y el gran jefe brujo: el monarca comisario de los medios de comunicación. Los pensamientos diferentes están “decomisados” en los sótanos de los ministerios. Si tanto esfuerzo y tanto ruido se ha de hacer para acallar las nuevas voces ¿será porque está cerca el momento en que se rompan las bridas del pensamiento único?
Ya no hay herejes, todos somos herejes.
Y ¿cómo es posible, como dice el Aventurero, que el cultivador de orquídeas, haya camuflado su mezquindad, convenciéndonos a todos de la bondad de regar su jardín estanco?
No es el comentario de Teresa el primero que alguien hace al respecto de cómo se está funcionando en este blog.
Ya el 8 de noviembre, a las 16:20, cuando estábamos comentando el texto 1.4, Anónimo hacía algún tipo de alusión. El mismo Anónimo (o quizás otro) en su comentario del día 14 de diciembre, a las 00:05 apunta algo en torno a los comentarios que en ese momento se estaban haciendo en torno al punto 1.6.
Caminante también expresa algo en línea parecida el día 9 de noviembre, a la 01:05 en uno de los comentarios al texto 1.2
Cuando el blog comenzó, cualquiera puede echar un vistazo si no teme que el mirar atrás vaya a convertirlo en estatua de sal, había más comentarios (en el punto 1.1 llegó a haber 50) y con intervenciones variopintas de nombres que luego desaparecieron.
En la actualidad el número de comentarios está en la mitad, y de esa mitad la mayoría está hecha por una media docena de personas con alguna participación esporádica de otras cinco o seis no tan asiduas.
Da la sensación de que esa media docena de asiduos camináis sin perder el paso por una senda estrecha, cuidadosos de no saliros de ella. Es verdad que lo que decís tiene el encanto, o atractivo, de no estar dentro de lo que se ha dado en llamar desde la oficialidad “políticamente correcto”, tiene sin embargo el defecto de ceñirse escrupulosamente a otra cierta corrección que se ha ido haciendo dueña de las intervenciones, de manera que se diría que os vigiláis los unos a los otros, a hurtadillas, por encima del hombro, y escribís atentos a no quedar por debajo de aquellos a los que tomáis como modelo, o como contrincantes con los que mediros.
Dicha actitud ya estaría contradiciendo, por sí sola, el espíritu del libro del que pretendéis no sólo imbuiros sino dejar constancia de que en verdad estáis imbuidos. Eso, por una parte. Por otra parte, y puesto que es más que obvio que esa media docena de que hablo (y no hace falta especificar, ahí está el blog que cualquiera puede ver) no sois en absoluto incultos o ignorantes sino todo lo contrario, es de esperar que no se os vaya el tema de las manos y lejos de convertiros en élite quedéis reducidos a la categoría de gueto; y no gueto vosotros dentro del blog, que no parece fácil porque ciertamente talla intelectual la tenéis, sino el blog como un lugar asfixiante al que nadie que no sea de vuestra cuerda quiera entrar.
A Teresa le sugeriría que en vez de limitarse a ser crítica se animara a participar con sus propios criterios. O no sé si sugerírselo, en realidad, porque ni de mí misma sé si continuaré, o si este será mi último comentario y no volveré por aquí nunca más.
El Cartesianismo marcó en Occidente desde el siglo XVII un nuevo modo de entender el mundo. Define como real aquello que puede ser analizado y explicado por el método científico. Conforma un conjunto de procedimientos que combinan la experimentación y la cuantificación junto a una concepción mecanicista.
El Cartesianismo posibilitó hallazgos científicos y tecnológicos, pero su concepción de que sólo lo medible es real, que la mente es algo separado del cuerpo, y que el sujeto no tiene que ver con el objeto, alejó al hombre de un contexto de relación integradora con la naturaleza, y configuró un quehacer reduccionista y de disociación que aún permanece presente en nuestros días.
Hay una “realidad formal” que nos envuelve y que porta el consentimiento y la sumisión de cada uno de nosotros. Es ésta una realidad convencional que se consensúa con el beneplácito consciente o inconsciente de cada ciudadano, y que se mueve entre renglones de “corrección”, necesarios para soportar su funcionalidad. Renglones que se aprenden a escribir desde la más tierna infancia, enseñados por instructores del “ plácido adiestramiento”, que por ser repetitivo, mecánico y unidireccional crea sensación de seguridad placentera frente a la incertidumbre de la experiencia.
Estos instructores del ”plácido adiestramiento” son los nuevos Corregidores reales que trasmiten la realidad funcional de nuestros días. Son ellos quienes día a día, día tras día, examinan a nuestros hijos de la lección marcada, y de los deberes puestos . ¿ … Alguien se ha parado a contar la cantidad de Bs, Vs, Ms , y números que van del 1 al diez, que aparecen en los mal llamados “trabajos “ de sus hijos de primaria, por ejemplo..?. Son éstas las marcas de los nuevos corregidores, que han de ponerse en muchos sitios, resaltándolas con color rojo, pues cuantas más haya, mayor es el valor otorgado por quienes avalan esa función de enseñar, y de adiestrar en la realidad funcional. …. Quien se haya detenido a contar marcas, habrá llegado a la conclusión de que no se dispone de tiempo para ayudar a formar a su hijo en su propia, subjetiva y personal realidad, después de tan ardua tarea correctora.
Atreverse a salir del perímetro marcado por la realidad funcional, es comenzar a darse posibilidades de experiencia, conociendo la multiplicidad de realidades que se van entretejiendo, para, como por arte de magia, ir dando forma a la tuya, … es entonces cuando sueles ser consciente de que estás más ligado a todo lo que te rodea de lo que habías imaginado
Corregidores de ideas, corregidores de sueños, corregidores de silencios…..Son servidores del rey de las imposturas, que nos trasmiten una realidad impostada de la que no somos muy conscientes. Tal vez porque practicar la impostura sigue siendo del agrado de todos.
El Mula Nasrudín es un personaje ficticio del sufismo del mundo islámico, en boca del cual se ponen todo tipo de anécdotas y ocurrencias. Las respuestas dadas por Nasrudín son inusuales y nada convencionales, con la intención de abrir el pensamiento hacia otros recorridos que no son de la realidad formal.
Una de esas anécdotas cuenta que en una ocasión, cuando Nasrudín regresó de la capital del reino, reuniéronse a su alrededor los vecinos de la aldea para oírle, pues a él le había hablado el rey en persona. Orgullosos, asombrados y conmovidos, por lo que a ellos también les reportaba tal honor, comentaban ensalzando lo maravilloso de tal suceso. Y uno de ellos le preguntó qué era lo que su majestad le había dicho. A lo que Nasrudín contestó : “ Yo me hallaba parado a las afueras de palacio, y cuando el rey salió me dijo, con claridad suficiente como para poder ser escuchado por todos, :
- ¡ Apártate de mi camino !
- ¡ Oh ! . Exclamaron todos… y regresaron muy contentos y satisfechos a sus casas, pues con sus propios oídos habían escuchado palabras que realmente habían sido pronunciadas por un rey.
Sin perjuicio de que algunas personas puedan aumentar la capacidad de percepción de sus sentidos, como resultado de su proceso de evolución a lo largo de la vida, las ampliaciones del llamado mundo real estarán normalmente ligadas al progreso de la ciencia y a la construcción de los instrumentos adecuados para su detección.
En mi comentario del pasado día dos señalaba como posible campo de ampliación del mundo real al de la materia oscura. Hoy desearía apuntar otro posible campo de ampliación del mundo real. Se trata de los espacios “vacíos” que hay en toda la materia que nos rodea.
Aclararé este concepto. Como todos sabemos, los componentes básicos de la materia son los átomos. Y en cada átomo, entre su núcleo y las órbitas de los electrones, hay “inmensos” espacios, que teóricamente están vacíos. Parece exagerado hablar de inmensos espacios vacíos dentro de algo tan minúsculo como son los átomos. Pero se entenderá mejor con el siguiente símil.
Consideremos para ello el átomo más pequeño y más simple: el átomo de hidrógeno. Y supongamos que lo ampliamos millones y millones de veces, hasta alcanzar el tamaño de un gran globo de 100 metros de diámetro. A esa misma escala, el tamaño de su núcleo sería escasamente el de un pequeño perdigón de un milímetro. Y sin embargo, en ese “insignificante” núcleo reside el 99,9% de toda la masa del átomo. El resto del átomo – el resto de ese globo de 100 m de diámetro de nuestro símil - está prácticamente vacío, de acuerdo con nuestros conocimientos actuales. Esto es tan llamativo, que si a nuestro cuerpo, conservando su forma, le quitásemos todos los espacios vacíos, quedaríamos reducidos a unos enanitos de apenas dos milímetros de altura.
Pero fuentes de conocimiento ajenas a la ciencia y no por ello despreciables, indican que esos espacios no están en absoluto vacíos. Que juegan un papel muy importante. Que están llenos de energía y, quizás también, de materia oscura.
Aunque no siempre seamos conscientes de ello, los conocimientos que sobre el átomo, su estructura, sus propiedades y sus posibilidades de manipulación, se han ido adquiriendo durante el último siglo, han tenido un gran impacto en nuestra vida diaria y han ampliado en gran medida el llamado mundo real.
Por ello, cabe imaginar la gran importancia que podría tener el que la ciencia llegara a conocer qué hay en esos espacios vacíos y qué papel juegan. Es un campo de investigación apasionante y de consecuencias posiblemente revolucionarias.
Me resulta curioso ver, y más con el texto que pretendo “analizar” referente a la Realidad, como nos identificamos con nuestros pensamientos o comentarios.
Como una opinión, que en definitiva no es más que una forma de ver la realidad, mejor dicho mi realidad, puede alterar la realidad de otras personas.
Estoy seguro de haber oído en algún momento, que cuando dos piensan de la misma manera, al menos uno no piensa.
Creo que mientras que no sea capaz de asumir la Realidad, es decir, mientras no sepa aumentar el número de conexiones o sinápsis neuronales como decía Manolo en su comentario al texto anterior, o mientras no sepa contemplar les espacios interatómicos que separan mi realidad física, no tengo más remedio que admitir mi realidad circunscrita a mi estado, por este motivo entiendo que hay tantas realidades como personas o como reyes, ya que cuando me distraigo me convierto en rey tratando de imponer mi realidad.
Pensando en Afrodita, creo que en la diversidad de realidades u opiniones, también la tuya, puedo encontrar más vías más caminos para conocer un poco más la mía.
Creo también que los mundialmente famosos Mortadelo y Filemón me pueden servir de ejemplo para no aferrarme demasiado a mis realidades y de paso reírme un poco más de las mismas.
Bueno y puesto a creer estoy bastante de acuerdo con Teresa, ya que por lo menos a mí de vez en cuando me vienen muy bien unas líneas de silencio, para contemplar más detenidamente mi realidad.
Dice el Tao:
Unir cuerpo y alma en un conjunto
del que no puedan disociarse.
Dominar la respiración hasta hacerla
tan flexible como la de un recién nacido.
Purificar las visiones hasta
dejarlas limpias.
Yo por mi parte deseo a todos un venturoso 2010
¡Qué realidad más rala! Pero me pego todos los días con ella (al menos unos minutos), y siempre me gana. ¡Qué tiranía dentro de mi cabeza! Pero, un momento... ¿De dónde sale mi deseo de pelearme con ella? El que se rebela dentro de mí con tan poca fortuna o tan poco empuje ¿quién es? ¿Quién es ese mí que dice: Quédate aquí, conmigo, un rato a charlar? Mírame un momento más con tu sonrisa burlona y feliz de no tener miedo, háblame una o dos palabras con tu contagiosa libertad.¡Por favor! Te amo, misterioso e insobornable ser que se ríe de mi rala realidad, ser bellísimo, inasible, escurridizo.... Aunque sospecho que no te amo todavía lo suficiente. Ojalá, tú que esperas paciente y sin esperar ni desesperar en el quicio de la puerta de la (mi) realidad (¡eres desquiciante!) un día no huyas más de mí, y mi amor por ti no sea una súplica-pataleta de niño abandonado y prepotente. Puto bobo del carajo.
Ha habido instantes en mi vida en los cuales la realidad parece haberse esfumado y la no-realidad se ha dejado observar.
Es difícil explicarlo con palabras, son sensaciones que tienen lugar, quizá, en microsegundos, totalmente inesperadas.
Cuando la sensación desaparece intento repetirla de cualquier forma: volviendo a pensar en lo mismo que antes, mirando exactamente al mismo lugar...pero ya es inútil, no volverá a ocurrir hasta.....si yo lo supiera.
Esos instantes parecen poner de relieve una realidad totalmente diferente, y, en lo que "parece" un corto espacio de tiempo, hacen cambiar todo de tal manera que ojalá fuera para siempre.
No sé el sentido de esos momentos, de esas sensaciones. Ni siquiera sé si tienen algún sentido. Pero a veces he pensado, seguramente de manera equivocada, que podrían reflejar instantes en los que la verdadera realidad se asoma para darnos un impulso...
De las palabras del autor se podría deducir que, sea lo que fuere la realidad, ésta es cambiante. Permanentemente. La Ciencia también lo dice. Parece ser que construimos la imagen que tenemos de la realidad, entre otras cosas a partir de lo que captan nuestros sentidos, de lo que “traduce” nuestra consciencia, de lo que “reconocemos” con nuestra memoria y de lo que “aceptan” nuestros esquemas morales e ideológicos. Por cierto, es en esto último donde yo veo a ese Rey del que habla el autor, a todos aquellos que detentan poder.
Uno de los mayores misterios que tiene ante sí la ciencia en relación con el funcionamiento cerebral es el de cómo construimos esa sensación de unicidad que tenemos acerca de cualquier cosa que vemos, cuando, por lo que se sabe, esa sensación es el resultado de un montón de zonas del cerebro que parecen funcionar como una comuna ácrata: cada una autónoma y a su aire, comunicándose con las otras y sin que, al parecer, haya ningún “director” que organice y coordine aquello. Otro misterio: nuestra memoria. Es clave para dar continuidad a la percepción de nuestra identidad. Mantenemos nuestros recuerdos durante años pero, como dice Steven Rose (“Tu cerebro mañana”), “¿cómo se puede lograr esta estabilidad cuando todas y cada una de las moléculas que componen el cerebro han sido sintetizadas, descompuestas y reemplazadas por otras más o menos idénticas muchos billones de veces?”.
¿Dónde y cómo se preservan esos recuerdos? No se sabe.
¿Por qué, siendo tan evidente nuestra constante transformación, vemos al mundo que nos rodea y a nosotros mismos más o menos “como siempre”? ¿Qué nos impulsa a “ver” esa quietud, donde solo hay movimiento y cambio? ¿Es solo porque lo necesitamos? ¿Acaso necesitamos construir referencias estables para captar nuestra identidad? Nuestra identidad esencial, sea lo que sea, ¿tiene algo de estable, de permanente?
Posdata: Aprovecho para decirle a Afrodita que sería una pena que nos dejara de acompañar, porque creo que sus comentarios aportan una frescura necesaria y otra visión que también enriquece. Espero seguir leyéndote.
Como siempre el autor me pone patas arriba y me hace pensar que el espacio no es solo la distancia de mi casa a mi oficina ni el tiempo es solo los años que voy descontando de mi vida. Quizás, mis pasos si que van curvando mi destino.
Entre la gravedad que nos retiene y el electromagnetismo que de alguna forma nos repele. Como ese forcejear entre el espíritu y el cuerpo. Entre esa medida y esos agujeros negros, de esos ángeles al decir de nuestro contertulio Ulises, hay unos espacios con los que nos encontramos y evitamos sonreír, como diría M.A, con esa alegría contagiosa de abrir los sobres de la vida. Dejando el miedo de escurrirnos por ese tobogan, sin destino, que nos llevaría veloz a los espejismos de la luz, para llenar con nuestras aguas los desiertos, para vislumbrar los arcos iris de nuestro interior.
Nos haríamos de repente invisibles y como en los mitos destronaríamos al Rey y raptaríamos a la Reina, esta vez sin engañarla. Nos pondríamos el anillo magnético que atraería al movimiento perpetuo y se abrirían universos paralelos.
Posdata. Afrodita nos nos dejes, hace unos minutos veía una película en el DVD, se llama ´La Duda´, tu corazón nos hace falta, sin el no respirariamos igual.
La voluntad del Rey, la voluntad del modelo social que nos gobierna, la voluntad de la masa social como fuerza, la voluntad de la razón dentro de nuestra consciencia o del carcelero de nuestra mente.
Ese Rey; ese poder, fuerza o carcelero, trata de hacernos creer que nada puede cambiar.
El Rey establece una cárcel; establece qué cosas son reales y cuáles no, a través de los sentidos y de la razón.
Acota nuestro espectro de realidad y nos somete a una serie de reglas. Es un carcelero.
El Rey simboliza los pensamientos pesimistas de muchos hombres. El Rey es la pereza. Es el pequeño demonio de nuestra mente que nos repite constantemente: ¿Para qué? Si todo seguirá igual.
Es fácil dejarse llevar. Nuestra vida, en general, sigue parámetros monocordes. Es repetitiva, monótona. Te levantas, te lavas y te vas a desayunar. ¿Cómo no vamos a sentir que nuestra vida es estática si todos los días hacemos prácticamente lo mismo?
Resultaría mucho más fácil creer en la aventura si nos largáramos una temporada a la India o con una tribu del Amazonas; pero aún en esos casos; si alargáramos nuestro viaje, la vida volvería a ser monótona. ¿Y entonces qué? ¿Agarramos nuestra mochila y nos volvemos a largar?
Podríamos acabar considerándonos unos trotamundos amantes de la aventura y del descubrimiento. Y puede que así sea; pero lo más probable es que simplemente seamos incapaces de enfrentarnos a un desafío mucho mayor: aprender a vivir la aventura en un medio aparentemente repetitivo.
Y yo creo que ahí está la clave; es mucho más difícil ser un aventurero si eres un oficinista en Madrid, que si eres un mochilero que viaja por el Amazonas.
Es mucho más difícil pero te enriquece mucho más. Es más sutil y requiere estar más entrenado; y ese entrenamiento nos puede dar la fuerza y la habilidad para desarrollar esa capacidad dentro de nosotros mismos.
Seremos aventureros de nuestra propia esencia, descubriremos potenciales e iremos tomando conciencia y aumentando la fé en nuestro propio cambio.
Y de ahí, a los demás.
Si creemos en nuestro cambio, creeremos en el de los demás. Y eso es extrapolable al mundo.
Cuando creamos en nuestro cambio, la realidad no será estática; será algo infinito y mágico, no acotable por nuestro Rey.
Y como decía antes, yo creo que gran parte de esa necesidad Real de mantener un carcelero, no es más que una cuestión de Pereza y de Miedo
Vuelvo a leer los comentarios de Teresa y Afrodita y la verdad es que siento que esta ultima, Afrodita, alza la voz para defender una actividad muy enriquecedora, como es la de participar en este Blog.
Teresa, en fin, dice poco, solo lineas, bueno ella las llama silencio o el sonido de los espacios vacíos.
En casa me pasa lo mismo que a Teresa pero cuando salgo a caminar me encuentro con Afrodita, le estrecho su mano, le miro a sus ojos, le doy un beso y mi soledad se vuelve compañía, alegría y me siento que he llenado un espacio.
Este blog me sacude, me saca de mi ceño y me hace mirar, investigar. Me enriquece escuchar, abrir los ojos, reír, si reir muchas veces y soñar que se abren caminos. Que hay más, que hay hojas escritas que llevan el sello de desconocidos, de universos abiertos, de personas que me dicen cosas que me alertan, que me despiertan, que abren mis sentidos, que me ayudan a respirar.
Yo leo al autor y me inquieto, leo los comentarios y me inquieto. Voy a las librerías, busco libros de ciencia, de física, de astronomía, de filosofía, de poesía, de mitología, de historia. No, no me siento en un gueto, al contrario salgo de el.
En las noches de verano es frecuente encontrar cucarachas en mi portal. No puedo continuar mi camino si veo alguna patas arriba, debatiéndose. Necesito pararme y con la punta de mi zapato ayudarla a enderezarse y recuperar la postura que busca y va a salvarla. Me siento contenta cuando la veo correr de nuevo.
Camino por la calle y no sé si llegaré donde estoy yendo o mis planes se verán modificados porque encuentre un perro abandonado al que socorrer. No me sucede lo mismo con las personas, las personas están hechas de lo mismo que yo, y lo mismo que yo buscarán sus soluciones a sus problemas; aun así, recuerdo que hará un año, era invierno, regresando a casa en metro, al hacer un trasbordo, vi a una joven sentada en uno de los bancos del andén, tenía el cuerpo echado hacia adelante y la cabeza entre las manos; no había salido de aquel metro ni tampoco lo tomó; las demás personas seguimos nuestros caminos y el andén se fue quedando desierto. Cuando llegué a mi estación, ya en la calle y a pocos pasos de mi casa volví a bajar e hice las dos paradas que me separaban de la estación donde estaba la chica; el mismo andén y el mismo banco, pero ella ya no estaba.
Creo que se puede deducir que soy una persona buena.
Hace años, cuando era muy joven, un día, también en el metro, también en el andén esperando para ir a mi trabajo y mirando a cualquier parte reparé en un hombre parado muy cerca del borde, de espaldas a mí, perfectamente campante y con las manos en los bolsillos. Pensé qué fácil sería darle un empujón y que cayese a la vía. El tren vino, unos lo tomamos y otros lo dejaron y la vida siguió sin sobresaltos pero, en mi mente, quedó la incógnita de “¿por qué no lo he hecho?” y aun después me lo he preguntado muchas veces, por qué la decisión correcta, en aquella ocasión o en cualquier otra, y no la decisión equivocada.
Sé que se puede responder incluso quizás con una sonrisa que “pues porque sí, qué tontería”. Además, podría argumentar cualquiera, el hombre se había salvado.
Se había salvado el hombre, sí; incluso aunque mi acto hubiese sido el acto malvado a lo mejor me había “salvado” incluso yo; un buen abogado lo habría quizás sabido resolver a mi favor…
Otra cosa. Una tragedia, un atentado como el de las torres gemelas o el 11-M. Me pregunto si seré la única persona en el mundo que ha considerado cuántos (muchos o pocos, no es ese el caso) familiares, deudos, amigos, vecinos o compañeros de trabajo no se sintieron aliviados porque entre los muertos había alguien a quien detestaban.
Existen cantidad de respuestas acuñadas o improvisables (mira, me la acabo de inventar) para satisfacer la curiosidad de por qué se elige actuar bien en lugar de actuar mal. Pero el problema no está en los actos, es sumamente sencillo optar por hacer el bien, es a fin de cuentas lo que menos problemas nos va a dar.
El problema es otro y bastante más complejo. Más complejo pese a la seguridad que se tenga de que se va a actuar como se debe. El problema radica en el porqué, último, e íntimo, y único, que cada cual ignora de sí mismo.
Leí, en un comentario de José, recuerdo, escribiendo de la conciencia (cito de memoria, porque busco la frase exacta pero ahora no la encuentro) “la capacidad de ponderar el bien y el mal”.
Esa es la respuesta que busco dentro de mí; saber el porqué de la bondad que guía los buenos actos; saber por qué, aunque en el mundo no existieran leyes, ni ningún tipo de fuentes donde aprenderlo, ni creencias, ni miedos, ni textos filosóficos ni religiosos ni tratados de moral ni de ética el ser humano elegiría el bien y, en el caso de que hubiera seres humanos que no lo eligiesen, qué sería lo que les estaba faltando, o qué “avería” estaban padeciendo.
(Maldita sea que me salen siempre los comentarios demasiado largos; y el letrerito que dice que sobran caracteres. Así que “continúa”).
(Es continuación)
Es por eso quizás que soy bastante escéptica. Y que aprecio el libro del autor en la medida en que supongo que él tiene unas “respuestas” de las que yo carezco pero qué, ¿por qué no ser sincera?, no me soluciona nada su texto demasiado hermético. No me lo solucionaría, estoy segura, ningún otro texto en el mundo aunque no estuviera siendo hermético. Sólo me lo solucionaría la respuesta que yo pudiera encontrar dentro de mí misma. Sólo me lo solucionaría… y voy a citar una frase del autor que no está escrita en el libro: “sólo buscarás a Dios dentro de ti mismo”.
Es tal vez una visión de la “realidad” un tanto desesperanzada. Pero es la visión de la realidad que yo reconozco como mía, y la única a la que me puedo enfrentar, y la única que aun dándose muy bien las cosas podría solucionar.
Es por eso que sí, puedo continuar en el blog, pero tomándome la licencia de que mis intervenciones sean algo así como “salidas de pata de banco”; mientras que no me echéis, al menos…
Besos
La Realidad, el Rey, cuanto mas quieto, cuanto mas delimitado nos aparezca el concepto, mas confortable resulta, mas fácil de asir .
Pero los Melquisedec, reyes–sacerdotes, arquetípicos reflejos de otra realidad; los reyes-brujos merovingios portadores del sangrial, de la sangre real, impronta de Cristo, eran reyes. Los reyes del Mundo de los que nos hablan los mitos de todas las humanidades, los reyes de los mitos celtas, Bran el Magnífico, que pasaba largas estancias en otros plano de realidad, Arturo como arquetipo de rey designado a través de pruebas sobrenaturales. Todos ellos simbolizan una realidad que sirve de referencia y ejemplo con sus hazañas y su sabiduría. Cuando el rey muere, o es mutilado, o duerme, sus vasallos mueren, o duermen también y el Reino queda yermo. Hay una comunicación. Si el vasallo camina ampliando, ensanchando su realidad, su espacio-tiempo se modifica; todo se transforma , el rey se engrandecerá, la realidad, la realeza se vigorizará. Todos somos átomos de ese concepto para nada inmóvil, para nada estanco. La matriz, las matrices van ampliando su complejidad y la orquídea se desarrollará en tierras abonadas y prometedoras. Pero la responsabilidad es nuestra, de todos y cada uno de nosotros.
Me siento parte minúscula pero importante de un inmenso poliedro. Con la humildad - toda la que puedo y tal vez menos de la que quisiera - que me hace poder ser osada, proclamo que es un bello poliedro, formado por todos los que intervenimos y leemos ese blog ¡¡Todos!! Cada faceta, cada reflejo de esa realidad tiene mucho en común, pero es importante y enriquecedor lo que nos diferencia. Es posible que en algunos casos se manejen vocablos y conceptos afines, pero no deja de resultar curioso que eso pueda preocupar y que se caiga en la tentación de encasillar en guetos y pasadizos de tránsito mas o menos angosto. ¿Por qué algo que pueda resultar desconocido, promueve alarma, promueve recelo, con lo estimulante que puede ser lo nuevo en nuestra rutina y lo enriquecedor? No parece que haya grandes similitudes entre Goyo y Ulises, Manolo y Ana, Isabela...Hay riqueza, compromiso, no se perciben miradas de reojo en senderos estrechos, creo yo.
Escribir sobre los textos del libro de las “49 Respuestas...” no es tarea fácil, empuñar papel y lápiz para echar a andar, sobrecoge un poco. Yo que lo hago y sé lo que me cuesta, me merecen respeto y gratitud todos y cada uno de los que lo intentan, aunque luego se discrepe y sobre todo se debata. Cuando leo una y otra vez las intervenciones, todo lo que me aportan, lo que me enriquecen, me siento conmovida, en deuda. No quisiera confundirme con el concepto de silencio - tan difícil de lograr, de alcanzar tras un largo camino - y el de mudez , más asequible y cómodo, pero cada uno en su momento importante y necesario.
Se echan de menos ausencias en estas páginas, posiblemente se crean vínculos que desasosiega que desaparezcan, por eso como dice la vieja canción “....No me amenaces, no me amenaces...” , Desde esa maravillosa libertad de la que disponemos para salir, entrar o desaparecer..
A cada uno y a todos que se nos ensanche la realidad, que contemplemos y nos referenciemos en la realeza y que tengamos un ¡Feliz 2010!
A pesar de mis complejos de no tener formación suficiente para entender casi nada de ciencias, desde joven me he sentido inclinada a leer todo tipo de libro que me acercara a los nuevos descubrimientos científicos y sus implicaciones en nuestra forma de mirar el mundo y, por lo tanto, vivir nuestra vida cotidiana. Esas lecturas me producían experiencias donde vértigo, curiosidad y ansiedad se mezclaban y sólo al dejar que la sensación discurriera libremente en mi interior, sin tratar de comprenderla, me daba cuenta de que sí la comprendía, aunque no estaba en condiciones de traducirla en palabras.
Esto ya me da una primera pista sobre como entender estos nuevos descubrimientos: suponen un reconocimiento de las limitaciones del pensamiento del hemisferio cerebral izquierdo y un re-conocimiento de aquellos aspectos psíquicos que aunque no se han atrofiado por falta de uso, si se han debilitado por tres siglos de negación y ocultación: el lado irracional del hemisferio derecho.
Bailar, de manera racional e irracional, desde la emisión y desde la recepción, desde lo masculino y desde lo femenino, sin descuidar ninguna de las dos aspectos , es lo que hacen, a mi parecer, tan atrayentes las propuestas de la nueva física y que éstas puedan ser capaces de generar experiencias poderosas cuando son captadas en su totalidad.
Algunas de esas ideas serían, por ejemplo, que no estamos separados del resto del mundo; que el espacio y el tiempo son solamente construcciones mentales; que no sólo influimos en nuestra realidad sino que, en cierto grado, la creamos. Y aquí llegamos a un aspecto que me interesa un montón. Según la física, ya que forma parte de la naturaleza de las cosas el no poder conocer al mismo tiempo, momento y posición, tenemos que elegir cual de esas propiedades queremos determinar. El acto vital es la participación. “Participador” es el nuevo concepto incontrovertible ofrecido por la mecánica cuántica, que conduce a la posibilidad de que nuestra realidad sea lo que nosotros decidamos crearnos. ¿Qué aspecto de la realidad elegimos eligir ante cada persona, frente a cada fenómeno, ante este blog? ¿Cómo elegir sin despreciar lo que no se elige, sin generar dudas o deudas?
No podemos observar la realidad (sea la del rey, la del microcosmo o la del macrocosmo) sin cambiarla. No nos podemos eliminar del conjunto del cuadro general. Somos parte de la naturaleza y cuando estudiamos la naturaleza no podemos eludir el hecho de que es la naturaleza la que se está estudiando a si misma. De esta manera, la física se convierte en una rama de la psicología o a la inversa, la psicología se convierte en una parte de la física
Creo que una investigación intelectual profunda y penetrante en la naturaleza de la realidad puede culminar, o al menos preparar la escena para un salto cuantico más allá de la racionalidad. Lo cual no significaría el final del pensamiento racional, sino la integración del pensamiento basado en símbolos, en unos espectros de conocimiento más amplios, capaces de tejer experiencias que nos acerquen a lo inefable.
El día uno entré como todos los dias, tengo que confesarlo, a ver las novedades, qué alegría! por fín. Perdona TERESA pero el Aventurero se retrasó un par de dias por mis cuentas la serie era 15, 30,
A lo que iba, leí a Entretinieblas, me chirriaron varios puntos, pero habiendo leido el texto y al aventurero, que me sorprendió gratamente, me decidí a escribir lo que me había traido a la mente. Como no te lleva nadie la contraria te diré que empiezo al revés:
Encontrar un sitio en el lugar adecuado y en el momento oportuno es estar haciendo lo que tiene uno que hacer en ese momento.
Hay que ser humilde porque no tiene ninguna importancia, lo que uno hace es lo único que puede hacer, y si no es así, no está haciendo lo que debe. A veces en una obra de teatro han de cambiar los actores de papel, esto simplemente es el gran teatro del mundo, por eso hay que ser humildes, hoy puedes ser siervo y mañana rey ¿y qué?
Hacer las cosas bien no es invisible, uno consigue darse cuenta, lo que pasa es que uno siempre duda, pero como decía Osho esa duda te lleva a la confianza, lo malo es la certeza, esa no te deja avanzar.
Lo de la botella, es cuestión de no ir enseñandola, cada uno tiene que arramblar con la suya, es mejor usar cantimplora de cuero que no se transparenta.
Discrepo en aplaudir sin merecimiento las subjetividades de los demás. Eso no es ser objetivo.
La razón es de todos y cada uno de los que somos racionales, o sea una vulgaridad.
¿De que bien hablamos? ¿material? Si no lo fuera a los otros nuestro bien le afectaría tanto como a nosotros el suyo, aunque ni se lo mencionemos. Y el material espero que en el futuro nos afecte, para bien, más el de los demás.
Si llegamos a amar, lo que queremos es que el otro llegue a amar tambien.
No creo que sea mezquino aspirar a la felicidad, sinceramente.
Si, quizás sea vulgar creer en lo evidente, pero ya ves lo evidente para tí no es lo mismo que para mí.
A mi no me gusta ser envidiada, me cortaba el pelo casi al rape para que no me dijeran ¡Que envidia! Que pelo tan bonito!
Y no estoy en desacuerdo con las dos primeras, pero eso no quita que si se está en desacuerdo, por muy comprensivo y generoso que se sea, no se diga.
Feliz año a todos, que antes no dije nada.
Este nuevo apartado en donde el autor se refiere al concepto de espacio-tiempo y las consecuencias que de ello se deriva, me sugiere una invitación a otra forma de entender la realidad cada vez más nítida.
Hace tiempo que llevo planteándome que si permito la incorporación racional de otro orden, de otra forma de proceder, como dice Talatí no utilizando el tiempo para nuestra conveniencia sino dejando, efectivamente, que fluya de otra manera, que los acontecimientos ocupen su lugar y uno se adapte, que el ritmo ofrecido se respete sin quererlo corregir, empiezo a comprobar que las reglas de juego se modifican, que «la realidad» de cada día cambia, que se entra en una dimensión distinta en donde uno no debe manipular porque se rompe el encantamiento; donde la lógica y la coherencia empiezan a estrecharse en un mismo camino, donde al haber un más fácil rodamiento hay menos rozamiento y, por tanto, menos cansancio, mayor capacidad de adaptación y más capacidad ante la novedad.
Desde esa apertura yo diría que se produce una afinidad cada vez mayor con esas otras leyes que rigen nuestra cronología cotidiana y que a lo mejor están siempre presentes en nuestra realidad pero que, posiblemente, por una falta de escucha no percibamos una guía más reconfortante y más plena que los dictados de nuestro orden aprendido y preestablecido.
Intuyo que va por ahí.
Y feliz año nuevo para todos.
Me adhiero 100x100 al comentario más arriba lanzado por Afrodita -¿saliendo del mar?- acercade la paulatina vaciedad de comentarios al di lá de la línea ortodoxa que parece dominar-perseverar en este blog. Sí, convendría velar por la variedad de los entendimientos, y no por la única vía posible que parece darse per se, a la saga de Beucis -¿porque no de Filemón y Baucis, arrastrados por la angustia modernizante del Fausto entregado a su Mefisto?- para conformar una única o escolástica línea de pensamiento/entendimiento de lo que aquí se plantea a través de las 49 respuestas. Dijo Marx en el manifiesto y a propósito -aunque no se lo crean- "Todo lo sólido, se disuelve en el aire", y con esto quiso resumir la terrible angustia creadora/destructora de la actividad del hombre sobre la tierra entendida a principios del siglo XIX. La realidad como espacio estanco dejó de existir hace siglos, y todo se ha convertido en una sucesión de hechos causales y casuales sin ninguna certeza, envidados en el tablero de juego por lo que el autor llama El Rey -los reyes- que administran sucesivamente los factores de la supuesta realidad, sus factores. Fausto descubre en esta carrera por la modernidad y la transformación de la realidad, primero su propia gloria y satisfacción, y luego su propia derrota.
Yo le recordaría al autor del texto que aquí se comenta, que no sólo nos induce el rey a pensar la realidad según el -¿quizás también el propio autor?- pretende/puede determinarla. Hay, hubo, habrá, otros argumentadores y trasmisores de las otras posibles realidades no sujetas al poder, ciertas o no, falsas o no, posibles o no, pero al menos deseables o entendibles como opciones. Y más aún, hay ya muchas personas que viven al menos un sueño de la realidad posible que desde luego nada tiene que ver con la del rey, y conozco varios, cientos, de ejemplos en la aparente realidad que vivimos o nos hacen vivir. Me gustaría que los comentaristas más apegados a la línea oficial del comentario trataran de visualizar la posible realidad de esas otras opciones, aquí y ahora, o que por lo menos leyeran los periódicos y medios no controlados por el Rey, así como que se dieran un garbeo por el mundo que no sale en las noticias. Se encontrarian con muchas otras realidades posibles y circunstancilaes en pos de metas más regocijantes.
Pensando en qué es la realidad y qué no lo es, ha aparecido en mi mente así, sin más, la frase “realidad viene de reo”. Ignoro si según los entendidos en etimología estas dos palabras guardan o no alguna relación, pero tengo la convicción de que no me he inventado esa relación. Tirando del hilo se me ocurre una historia:
El protagonista, un reo, un preso cualquiera, tiene tres ventanas en su celda. A través de una de ellas puede contemplar el cielo, y ver nubes, pájaros, estrellas, aviones, el sol o la luna y otras cosas que no puede identificar; a veces, cuando observa estas últimas, siente una emoción que no puede explicarse. Algo como una sensación de viaje, de libertad.
Intrigado, un día le preguntó al carcelero si sabía qué podían ser esas cosas, a lo que el carcelero le respondió que buscara la respuesta en un programa interesantísimo que hacía un primo hermano suyo, que mucha gente conocerá y que se llama Kiker Jimemez, sin acento y con eme (no nos confundamos).
Ahora es fan suyo, incondicional, y está contentísimo porque el carcelero le trae gratis todos los deuvedés que va publicando Kiker.
A través de otra ventana, más pequeña, puede ver a su carcelero, que le pasa su comida tres veces al dia. ¡Que no es tan malo el carcelero!.
Y tiene una tercera, a la que se asoma mucho más a menudo. Se la ha regalado el rey, y suele sentarse a mirar por ella después de contemplar el cielo, y sentirse frustrado, triste, furioso; en particular cuando un horrible silencio que brota desde lo más profundo de sí mismo le resulta especialmente ensordecedor. Insufrible.
En alguna ocasión ha creído reconocer a su carcelero en esta ventana, aunque a decir verdad no podría decir siquiera si este es hombre o mujer, y eso que lleva años recibiendo de él alimento para cuerpo y alma. Y tiene la sensación de haber visto antes esas manos...esos ojos...y....esa voz..., y se inquieta: pero en seguida llega la paz, a dios gracias, gracias al rey.
Y le invade un irrefrenable deseo de dormir....dormir....dormir, como si la ventana emitiese Prozac en lugar del noticiario de las 14,30, “Sucedió en Magerit” o “Cuéntamelo”.
Y como de costumbre, por suerte para nuestro reo, un milisegundo antes de caer fulminado por el Prozac, digo por el sano sueño, aún tiene consciencia para constatar que el mundo es únicamente un lugar repleto de peligros, y que en realidad tiene mucha suerte de ser reo, porque ¿dónde podría aprender más, dormir y soñar mejor custodiado que entre los muros de una cárcel?.
Me parece que antes de abrir cualquier cosa que nos regale un rey sería bueno que nos pusiéramos unas gafas para ver en tres dimensiones como mínimo, y si puede ser con cristales anti-vaho, mejor.
La realidad es engañosa y no debe creer en ella. Creyendo en la realidad es imposible ser feliz. Hay que tener esperanza. Hay que vivir ilusionado esperando a ser feliz mañana lo feliz que no se ha sido hoy. Si tampoco mañana se es feliz no pasa nada, sólo hay que seguir esperando a serlo pasado mañana. Puede ser que el tiempo siga pasando, y que se continúe no siendo feliz. Pero tampoco pasará nada; no importa esperar porque nadie se marcha de este mundo sin haber sido feliz, aunque esa felicidad se dé sólo en el último instante de la vida. Pero esa felicidad de ese último instante será tan enorme que compensará toda la no felicidad vivida a lo largo de toda una vida.
Ilusión y mucha esperanza. Eso es lo que hace falta para ser feliz.
Hablar de realidad para mi es dificil.Entiendo que está formada por la herencia recibida a través de la religion, la historia y el conjunto de leyes dictadas por el Rey(jerarquia cambiante pero estática a la vez).
Buscamos la verdad siempre a través de una jerarquia; por esa razòn estamos sustituyendo al Rey continuamente, como una forma de preservar nuestra realidad intentado ampliarla y hacerla mas verdad.Siento que sustituimos un Rey por otro y esto desanima, pero hay que seguir buscando.
Mi realidad depende de los ojos con la que yo la mire, está influienciada por mis sentimientos, emociones, estados de amor , odio, fracaso etc. Y sobre todo por la Fe o la falta de Fe, esto último es importante. Esta relidad es el poder del subdito ante el Rey.
Un dia puedes contemplar un árbol y sus flores , sentirlo de una manera maravillosa y al rato, por una lectura o una llamada de teléfono, verlo distinto o no verlo.
Creo que el ser humano tiene la facultad de cabiar su realidad a través de si mismo, trabajando su interior. De esta forma escapa alpoder del Rey.
Feliz año .
Como apunta el autor la aparente continuidad del espacio es irreal, es decir, la materia se crea y se descompone continuamente y por tanto, lo complejo de la realidad es sentir esa nueva creación, esa nueva posibilidad.
El tiempo da miedo, no se suele vivir al límite de las capacidades. Por otro lado la velocidad, intensidad o ritmo con el que se vive ese tiempo es la clave del impulso creativo, la aventura de adentrarse en lo desconocido, el misterio de la “realidad”.
El espacio sin embargo cuesta referenciarlo aunque haya pasado largos periodos de tiempo. ¿Cómo se rompe con la continuidad del aparente espacio fijo?, ¿en qué medida incidimos en su creación?, ¿qué capacidades tenemos para transformarlo?, ¿ por qué no somos capaces ni tan siquiera de utilizar nuestros cinco sentidos al unísono ?.
Quizás es difícil encontrar el impulso que alerte a nuestros sentidos, creer que hay otras realidades que simplemente están esperando a que dejemos de ser observadores pasivos de las mismas.
Recibir más información de la que se está capacitado para asimilar lo único que causaría es un colapso, por ello, antes de captar otras realidades se ha de desarrollar cauces internos que permitan canalizarlas. Un ejemplo muy sencillo es el ojo, todos sabemos que el ojo no ve ultravioletas, infrarrojos… y quizás fantaseando sería divertido poder verlo pero al mismo tiempo habría que plantearse si estaríamos dispuestos a ver cosas que no queremos ver, por ejemplo, otro tipo de entes. En definitiva, son nuestros miedos los que parcelan la realidad.
De la misma manera que los hologramas son el resultado de la proyección del objeto que representan, pero no son el objeto aunque lo parezcan, lo que llamamos realidad o mundo real también es una proyección, una ilusión de la realidad, o de una de las posibles realidades, si hacemos caso de la teoría de los universos múltiples.
Una de las cualidades de un holograma es que puede dividirse indefinidamente y cada parte conserva la información del todo, reproduce la imagen completa; eso sí, con menor nitidez.
Dice Karl Pribram, en su modelo holográfico del cerebro, que eso explicaría la memoria, la capacidad que tenemos de recuperar con rapidez las informaciones que nos hacen falta, y las que maldita la falta que nos hacen, del gigantesco almacén de nuestros recuerdos.
Según la física cuántica, la realidad se concreta cuando se mide, cuando se observa. Entre todos los estados posibles del objeto, el experimentador determina uno. Son elecciones que van abriendo unos caminos y cerrando otros.
¿Y quién observa al observador? ¿Quién o qué elige que el observador decida medir y lo haga de una manera o de otra? ¿Cómo puede el observador observarse a sí mismo?
Con frecuencia releo el texto del autor. Decían los antiguos que se releían los saberes para hacerlos suyos. Quizás eso nos remite a los rituales, a los cultos, a los arquetipos y también al proceso de investigación, de aquello de prueba y error, etc.
Decía bien Manolo, en uno de sus comentarios habituales, que los científicos no cesaban de indagar pero algo quedaba sin solucionar.
Nos ilustraba Ulise sobre los problemas de la física y la materia oscura, de lo que se ha logrado científicamente y todo lo que queda
por descubrir. Y, en cierto sentido cuestionamos el saber, el hasta donde la razón puede llegar. Os remito al comentario de Ana.
Al final la pregunta es, qué es la vida?. los científicos, los filósofos, los sacerdotes se han topado con esa pregunta. Los científicos han querido buscar los orígenes de la vida a través de la evolución de la materia. Han querido "crear" vida en los laboratorios
con los experimentos de la física y de la química. Han logrado ver a los atomos, han reconocido las cadenas geneticas, han constatado a través de ecuaciones la materia oscura, "los agujeros de gusano". Se
ha caído la manzana, se han levantado con otras fuerzas puentes, han volado aviones, se han desafiado las leyes físicas y la materia se ha transformado y la hemos transformado. Y al final quedan las preguntas. Aquellos científicos al final de sus conjeturas han buscado la consciencia, han buscado a "Dios" o se han creído dioses. Al cerrar los ojos han volado sin rumbo o con el, no lo sabemos.
Y el autor nos dice que la realidad "son los sucesos sujetos a espacio tiempo vistos por los ojos del Rey". Hoy me paro a releer esa frase y le doy la vuelta a la física, a las leyes descubiertas. Quien será el Rey?, me pregunto. Y entonces me vuelvo a la vida, lo subjetivo y lo objetivo. Solo y acompañado me remito al Tao, a Buda, a Cristo, a los presocraticos, al comportamiento frente a los otros, al agonizar del ego, al amor, a la entrega, al silencio, a la vida.
La realidad, con independencia de todo el desconocimiento que pueda tenerse de ella, parece ofrecer en contraposición a otros muchos conceptos cuya esencia es tal vez no mucho más huidiza, cierta cualidad que invita a suponerle, a adjudicarle, una cierta asibilidad; de manera que todo ser humano ― sea cual sea su formación o sus creencias, sea cual sea el medio en el que se desarrolle o en el que lo eduquen, sean cuales sean sus capacidades, o habilidades, sea cual sea su sensibilidad o el ámbito en que se mueven sus dudas o sus incertidumbres ― se queda menos paralizado, menos anonadado y menos sin respuesta a la hora de responder a “¿qué es la realidad?” de lo que sí se quedaría si lo que se le estuviese preguntando fuese “qué es” algo que en sí mismo estuviese del todo desprovisto de esa cierta presunción de tangibilidad, de “cosa susceptible de ser percibida” por medio de los sentidos.
Quiero decir que todos nos sentimos capacitados para tener una opinión o una idea, por más que pueda ser muy diferente de unos a otros, de qué es la realidad. Desde ese concepto individual de la realidad es imposible que por mucho que nos esforzásemos llegáramos jamás a ni medio sospechar cuál o cómo es en cualquier otra persona ese mismo concepto de algo tan cotidiano, tan presente en el todo momento y en el todo lugar de todo lo que vive y razona y siente.
A lo que sí tenemos todos acceso, en cuanto a todos los demás, es a ― a partir de cómo manifestamos cada cual qué es lo que más nos interesa o llama nuestra atención ― conjeturar que existen cantidad de aspectos y perfiles de la realidad que motivan enormemente a unos y dejan poco menos que del todo indiferentes a otros.
Así, por ejemplo, si uno de los aspectos de la realidad es (y creo que en verdad es un aspecto nada desdeñable) lo que Tánatos plantea en el último párrafo de su comentario del dia 12, estoy plenamente de acuerdo con él (no voy a decir “en qué”, porque ahí está su propio escrito y sus propias palabras que no quiero correr el riesgo de deformar). Pienso, yo por mi cuanta y al respecto, que qué necesidad se tiene de experiencias más o menos sorprendentes o fantásticas que, a fin de cuentas, en muy poco o en nada modificarían la calidad del ser humano que las viviera.
Hay personas que suspiran por (me voy a dar permiso para poner algunos ejemplos) levitar o ver el aura de quien tienen enfrente. Todos sabemos que hay ese tipo de personas, con independencia de que los mueva la mera curiosidad o, en el mejor de los casos, la idea de que levitar o ver el aura es síntoma de una cierta evolución o, en un tercer caso, el suponer que el tener los pies a medio metro del suelo en vez de sobre tierra firme o el ver un redondel de colorines en torno a las cabezas de sus congéneres le está brindando un aspecto de la realidad que ensancha ALGO.
(Continúa)
(Es continuación)
Me parece maravilloso que esté en posesión de esas cualidades quien sepa qué hacer con ellas, qué utilidad darles en beneficio de un fin que vaya a trascender la experiencia puramente personal y lo que la experiencia puramente personal comporta (se quiera o no excepto en personas muy contadas) de enaltecimiento de la pura y simple vanidad. Me parece, por el contrario, del todo frívolo el deseo de aprehender simplemente porque sí esa “realidad”.
Un poco parecido es lo que me sucede ― aunque de forma bastante menos crítica y con un matiz en absoluto peyorativo (que sí puede estar dándose en mi anterior párrafo y que no alude, vaya eso por delante y muy clarito, a nada ni a nadie que haya escrito hasta ahora en este blog, sino a consideraciones sólo mías) ― con cuestiones de índole física, o científica, que leo con interés, y con curiosidad, y respeto y aprecio en todo lo que vale el tener conocimiento de ellas, pero sigue quedando dentro de mí el vacío de que no cubren la necesidad que siento de desentrañar de qué está hecha el alma, de qué están hechos los sentimientos, de qué está hecha la calidad de los actos humanos, de qué está hecha la bondad, de qué está hecha la maldad, de qué está hecha la envidia, de qué está hecha la generosidad, de qué está hecho el instinto sexual que en unas personas es tan fuerte y en otras casi nulo sin que a la hora de someterse a un análisis clínico las diferencias entre una y otra fueran a ser muy notorias, de qué está hecho el sueño (que puede parecer una tontería grandísima, pero siempre me he preguntado dónde está el alma mientras se duerme), de qué están hechas las tristeza y la alegría y la esperanza y la desesperanza y todo cuanto tiene que ver con lo que a cada instante a uno le hace percibir “su realidad” (y para mí la realidad, la que a mí me importa y por la que yo vivo es la que afecta o incide o modifica todo cuanto acabo de enumerar) de una forma o de otra, abriendo puertas o cerrándolas.
Minerva, en uno de sus párrafos, dice algo con lo que me identifico.
Y, bueno, pues nada, que una vez más me he salido de texto y de contexto. Y que una vez más el letrerito me informa de “sobran caracteres”, que qué cruz tengo conmigo misma, de verdad…
Afrodita yo también te animo a seguir participando en el blog. Personalmente disfruto de tus comentarios.
El nivel general de los bloggeros me parece un estímulo. Encontrarme con comentarios de gente mucho más culta e inteligente que yo, me permite cobrar verdadera consciencia de que el terreno de lo que ignoro es infinitamente más amplio que el de lo que creo conocer.
Cuando leo el blog no dejan de surgirme interrogantes que gritan silenciosamente: nada es lo que parece. Lo que llamamos realidad no es más que el decorado inventado por el “consenso” social de quienes tienen miedo a que algo cambie (casi todos nosotros en mayor o menor medida).
Agradezco los comentarios de Ulises que nos demuestra, por ejemplo, que incluso una de nuestras mayores certezas –la densa materia- bien mirada no es lo que parece. Resulta curioso pensar que la mayor parte de la materia es “vacío”. ¿Es este vacío el mismo al que se refería el aventurero en su comentario al párrafo 1.7? ¿Es realmente posible conceptualmente el vacío o simplemente es un espacio cuyo contenido nos resulta absolutamente desconocido? ¿Es posible que en ese vacío comience el espacio de la energía?.
Todas estas interrogantes revelan una misma certeza que ya advertía Aurobindo hace años: “si quieres que la humanidad progrese desecha toda idea preconcebida. El pensamiento así herido, se despierta y se hace creador. Sino, se fija en una repetición mecánica que confunde con su verdadera actividad”.
Buen camino aventureros para este 2010.
atila
El otro dia nos regalaron un par de tortolas preciosas, sobre todo el macho. La jaula venia provista de todo:
Unos columpios, una piedra para frotar las uñas,una concha para rascarse el pico un espejo que cuando se miran dan como grititos de contento.Tienen un palo con un alimento que les hace cantar mejor, otro con su comida favorita, el agua y comida a su hora, la jaula esta encima del radiador. Parecen felices,unas veces juegan, otras discuten y en ocasiones se frotan ambos picos.
No les falta de nada, que mas pueden desear. ¿pero no se encontrarian mejor en su pais exotico?
Es dificil salir de la jaula, afuera hace frio, la comida hay que buscarla, hay depredadores, los otros pajaros pueden atacar y tienen que encontrar su lugar, los pueden encontrar raros, especiales.
Si salimos a la aventura y no dependamos del Rey o del amo y vamos por nuestra cuenta a los demas, les movemos sus esquemas, de alguna manera somos incomodos,el amo nos mira con desconfianza porque aunque no atacamos, si lo hacemos de alguna manera y esto produce desconcierto, entonces somos raros no aventureros.
-!Ya no es como era, con lo docil que era antes¡-
A veces es duro pero vale la pena.
(Cómo se nota que habéis estado muchos de vacaciones y habéis, quizá, contado con más tiempo, pues son muchos los comentarios y comentaristas nuevos y acertados que no había leído antes)
Desde luego la física tiene mucho que decir, y me encanta la palabra rey y me encanta la palabra reino cuando están en boca de kabalistas. El rey, como todo el mundo sabrá por la fábula del gato con botas, no conoce la extensión de su reino, ni siquiera una décima parte. Vive en su castillo, encastillado, temeroso de salir de su círculo almenado. Cada uno de nosotros somos ese mismo rey y configuramos con solo nuestro pensamiento nuestra propia realidad. Por ello el rey ha de saber contar con sus subditos, corregir a sus corregidores, contener a sus soldados,interpretar los cantos de sirenas, someter a charlatanes y ladrones de espacios. Escuchar para conocer el reino como dice el tao, afinar la sensibilidad de los sentidos.
Somos nuestro propio rey sometido a los dictados de tres impostores, cada uno de los cuales cree ser el rey por turnos. ¿Quién es el observador? ¿cómo puede el observador observarse a sí mismo? El observador solo se revela tras el silencio, cuando cesa el ruido de los tres parientes.
Reconquistar el Reino para producir un Encuentro que nos devuelva la Corona.
Ni tampoco es Paréntesis Beucis.
Aquí termina la serie de Paréntesis.
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