Presentación

Un grupo de amigos hemos decidido poner en la red el libro, “49 RESPUESTAS A LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO”, porque creemos que es especial. Su autor, Eduardo Pérez de Carrera, nos sugiere a lo largo de sus páginas nuevas formas de percibir nuestra vida, de entender la Historia, de interpretar la realidad que nos rodea. Nuestro propósito es convertir este sitio en un espacio abierto de reflexión donde tengan cabida todos los comentarios que se nos hagan llegar sobre lo que a cada cuál le sugieran o le hagan sentir los párrafos del libro. Nosotros nos limitamos a publicar cada quince días un nuevo párrafo y a invitaros a que participéis.

15 nov 2010

Texto 2.9

2.9 "Pero si el ser humano poseyera el conocimiento suficiente que le permitiera utilizar sus capacidades físico-sensitivas para percibir el momento y modo de oxigenar su consciencia, romper la inercia de su cotidianidad y facilitar el nacimiento de un nuevo vector de libertad, estaría empezando a abandonar su estado para ponerse en camino hacia su ser."

22 comentarios:

Enrique dijo...

Posiblemente, “oxigenar la consciencia” no sea solo una metáfora, sino la descripción precisa de un hecho: la posibilidad de modificar el estado cambiando la forma de respirar; de tomar, retener y expulsar el aire.

Entendemos por consciencia la capacidad de interpretar y traducirnos a nosotros mismos una pequeña parte de lo que estamos percibiendo, tanto lo que nos llega desde “fuera” como desde nuestro interior, desde “dentro”. ¿Cómo se puede eso oxigenar?

Lo que habitualmente llamamos respiración es solo una parte de un proceso mucho más amplio. Es la fase mediante la que introducimos aire en los pulmones para, a continuación, volverlo a expulsar más enrarecido, con menos oxígeno y más cargado de dióxido de carbono.

Enlazado con este ciclo, a nivel microscópico, transcurre la respiración celular. Desde los pulmones, el aire pasa a la sangre y se reparte por todo el organismo hasta llegar a cada célula, proporcionando el oxígeno necesario para que ocurran las combustiones celulares, en las que se oxidan (“se queman”) los nutrientes que proceden de la digestión y se desprende la energía necesaria para mantener en marcha el resto del metabolismo.

Es decir, la inspiración y la espiración es la manera que tenemos de regular la entrada de oxígeno. Si no hay suficiente oxígeno no hay combustión, si lo hay en exceso la oxidación es excesiva. Según se aumenta el oxígeno en unas zonas y se reduce en otras, el metabolismo cambia, se alteran las proporciones entre las miles de sustancias implicadas en las manifestaciones de eso que llamamos vida y, en consecuencia, la forma de funcionar de nuestro organismo, incluida la percepción y la forma de pensar.

Si el ser humano supiera cómo y cuándo hacerlo, podría autoprovocarse estados controlados de euforia, depresión, tranquilidad, angustia, etc. De hecho lo hace continuamente, aunque le suelen faltar la consciencia, el control o la oportunidad.

Se desprende del final del párrafo que, a medida que eso se consigue, a medida que se armoniza el estado con el lugar y el momento, con lo que realmente sucede, el estado se abandona para dejar paso al ser.

Y hasta aquí llego: desde mi estado, intentando imaginar la posibilidad de dejar de estar, de tener estados.

Anónimo dijo...

Pareciera que "el ser humano" estuviera alejado de su "ser" y existiera un camino al que se llega por un más o mejor "conocimiento", ó tal vez que "oxigenase su consciencia". Así reproduciríamos, el "conocedor del camino o Maestro" (relación Maestro discípulo) del camino secreto que te lleva hasta tu "ser". Seguríamos esclavos de absurdas externalidades para llegar a nuestro ser interno. Es imposible estar alejados ni un milimetro del ser que somos, pués sin él no existiríamos. Y, de los estados del ser, que deciros, me parece que mas bien habla de estados de conciencia, o niveles dentro de los mismos. Por tanto, entiendo que se trata de la urgencia de conseguir a un "Maestro" que te saque del estado de atonía mental alienante que te aparta del ser que eres tú, y te coloque en el nivel de conciencia adecuado para darte cuenta de que ya eres lo que eres. Pufffffff! Pos vaya trago.

José dijo...

Es interesante el matiz de este párrafo. Algo así como, si pudieramos tener, el suficiente conocimiento para saber vivir el momento. De repente se cierra la pagina anterior y ya no pensamos en sistemas jurídicos, en igualdades o desigualdades. Simplemente miramos con otros ojos, oxigenamos la consciencia y caminamos de otra forma.

Ayer, quizás, al cerrar la puerta, no vimos en el rellano, al trasluz, que el viento abría nuevas ventanas. Hoy siento a mi lado el latido del otro, el pulso de la vida.

Afrodita dijo...

¿Y el placer que se busca en las relaciones sexuales?
Puede parecer que lo que digo es una especie de chascarrillo. Pero por medio y en nombre de satisfacer ciertos estados de plenitud, en muchas, muchísimas ocasiones las personas se proporcionan, en algo así como un trueque malévolo, cantidad de sufrimientos y desencuentros y frustraciones que arrastran a lo largo de sus vidas.
¿No sería estupendo que esa sensación de placer que proporciona el sexo se pudiese lograr por medio de la respiración, sin tener que recurrir a complicidades ni manipulaciones de ninguna índole?
El acto sexual quedaría reservado a la reproducción; sería uno de tantos actos conscientes y voluntarios. Y el mundo funcionaría infinitamente mejor.

Despertar dijo...

Lo que mas me impresiona de este texto es como se nos vuelve a recordar nuestro precario estado evolutivo y como la ignorancia sirve de freno a nuestras capacidades ya innatas en nosotros
. Como decia Aurobindo "la evolucion de nuestra consciencia hacia la superconciencia o hacia un estado supremo de si mismo, solo es posible si la inconsciencia, que es nuestra base aqui, es ella misma una Super-consciencia involucionada; porque lo que tiene que ser en el devenir de de la Realidad en nosotros debe estar ya ahi involucionado o secreto en su principio".
Es decir, se supone que tenemos en nuestras manos todo para llegar a la Supermente o Gnosis. Nos empeñamos incesantemente en buscar fuera de nosotros mismos y se nos olvida mirar en nuestro interior. Esta en nosotros mismos, pero somos ciegos, ignorantes, y para colmo egocentricos y vanidosos. Dificil camino a recorrer sin un guru que te guie y te indique como "oxigenar tu consciencia"para poder alcanzar el espiritu que es secreto en nosotros, la consciencia de la Realidad, el Ser.

Ulises dijo...

Del texto que comentamos se deduce que el ser humano tiene capacidades físico-sensitivas, tiene facultades, que están en él, pero que no sabe utilizar.

Al decir que estas capacidades están en él, cabe preguntarse dónde están ubicadas: ¿en su cerebro?, ¿en su mente?, ¿dónde? Hay indicios que parecen indicar que están en todo su cuerpo a la vez, que están en todas y en cada una de sus células. Y que, dentro de ellas, están en su ADN; pero no en la fracción del ADN que codifica proteínas, sino en la fracción que los medios de difusión, un tanto despectivamente, la han calificado como el ADN basura.

Este ADN basura es un gran desconocido, no se sabe qué función cumple ni para qué sirve. Algunos científicos opinan que son restos acumulados durante todo el proceso evolutivo que dio lugar a los seres humanos y que ya no tienen ninguna función. Pero según ciertas fuentes de información no convencionales, el verdadero tesoro del ADN reside precisamente en esa fracción. Poniendo un símil automovilístico, se podría equiparar la fracción del ADN que codifica proteínas, que es la que mejor se conoce, al automóvil, y la fracción del llamado ADN basura sería el equivalente al conductor: las maniobras las ejecuta el automóvil, pero quien lo dirige es el conductor. El ADN conocido es el motor que codifica proteínas, pero el ADN basura es quien da las instrucciones.

Atila dijo...

a medio Km e encontraba un pueblecito donde mis padres tenían una finca y como a 8 Km de Alcalá de Henares. Por supuesto estaba sin asfaltar, no había ninguna tienda salvo una panadería y un bar de un tal Perejil. El pueblo se dedicaba a la labranza y la conversacion en el bar era sobre quien era el mas rico. Ninguno era millonario pero dos o tres tenían un buen pasar.Pero estaba Tano dueño de un autocar muy bueno para aquellos tiempos. La gente tenia que ir a Madrid a menudo porque en Alcalá tampoco existían demasiados productos.
Tano era un muchacho guapisimo, con bigotes e iba a Madrid por la mañana temprano y volvía al atardecer. Lo curioso es que a su lado siempre colocaba a su madre, gorda y de gesto adusto que solo se le ambiaba cuando miraba a su hermoso cachorro,y a continuación la novia que era bastante mona pero de ojos desvaídos.
Una tarde Mi tia Maruja y yo tomamos el autocar para ir al pueblo. Iba abarrotado entre gente y paquetes. Antes de arrancar Tano en pie dijo:
-No quiero oír ni un ruido, que todos estén callados y si un niño llora se le hace callar como sea, ya se que todos sois unos animales pero ya he dicho que como oiga un murmullo paro mi autocar y se baja el que sea. Se sentó y empezó el viaje que resulto interminable pues iba parando en montones de pueblos, casi todos iguales.
Muy bajito le dije al oido a mi tia:
¡Que hombre mas horrible y ella puso el dedo en sus labios. Me pareció muy raro en ella que había sido inspectora de enseñanza y tenia mucho carácter. Siempre era presidenta del tribunal de magisterio pero si una interina veía que lo hacia muy bien en aquellos locales fríos y pobres y sabia las necesidades de la familia, la aprobaban porque lo había dicho Doña Maruja.Como ama de casa era un desastre:
Por ejemplo tenia un puerco Espín que según ella limpiaba y se comía el polvo mejor que ningún aparato, ponía las uvas que le regalaban a madurar en el salón pero ahi estaba el animal encargado cuando alguna se caía. Aunque era simpatizante de izquierdas, no se perdía una sesión de espiritismo y cuando ya jubilada pasaba largas temporadas con nosotros se hizo amiga del Padre Pilón, a la vez que acudía al café Gijon con un grupo que tenia contactos con extraterrestres. Era la hermana mayor de mi padre y fue la única niña que asistió en aquellos tiempos al instituto.
La tensión que habia en el autocar se podia cortar con una tjera, la gente estaba como austada. Al llagar a un pueblo un hombre con muletas se bajo con dificultad y el comentario de Tano voaz agria:
-Si Ud no tiene quien le acompañe a ayudarle, mejor se queda en su casa.
-Sr Tano , mi hija acaba de dar a luz y mi mujer esta con ella.
El autocar se puso en marcha todavia faltaban como tres pueblos para llegar al nuestro.
-De pronto oi la voz alta de mi tia
-¡Que lastima
a la gente le parecio que se referia al hombre de las muletas.
-¡Que lastima un hombre tan guapo, con una digna madre y una novia tan mona sea tan antipático y con tan poco corazón!
Me entro pánico, era de noche y aquella bestia nos podía dejar tiradas en cualquier sitio
Per Tano siguió conduciendo como si no se hubiera enterado. Aquella tensión ya se podía cortar con una pequeña tijera, la gente de pronto se relajo. Llegamos a nuestro destino donde nos esperaba el jeep y de pronto oímos a
Tano diciendole a alguien que acogiera la bolsa de mi tia mientras la madre digna le dedico una sonrisa.
Yo tendria unos 10 años y fue mi primera leccion sobre el miedo

Manolo dijo...

Se deduce de este párrafo que una cosa es la identidad que tenemos cada uno en nuestro estado actual y otra, muy distinta, la identidad que podemos llegar a alcanzar. Lo que el autor llama el “ser”. Si el modo de avanzar desde nuestro estado hacia nuestro ser es aumentando nuestros grados de libertad, podría decirse entonces que nuestro ser se caracterizaría –entre otras cosas, supongo- por su capacidad de ejercer la máxima libertad posible. Entiendo que hacer crecer nuestra libertad requeriría ampliar nuestro nivel de consciencia, porque si uno no fuera consciente del 90% de lo que le sucede, a él y a su entorno, ¿cómo podría ser libre? Desde luego, la ignorancia no nos hace libres. Mas bien al contrario.

La clave, desde mi punto de vista, es cómo ampliar nuestro nivel de consciencia. El autor habla de “oxigenar” de un modo especial la consciencia. ¿A qué se refiere? ¿Está sugiriendo, acaso, que el oxígeno que respiramos incluye otras cosas que pueden ayudarnos a “alimentar” la consciencia? ¿Cómo influye el hecho de que estemos respirando el mismo aire que el resto de los seres vivos?

Si hace falta un conocimiento especial para oxigenar adecuadamente nuestra consciencia, ¿cómo obtenemos ese conocimiento? Si la única vía fuese que alguien con ese conocimiento nos enseñara, significaría que solo unos pocos afortunados podrían caminar hacia su ser. Confieso que esta idea me rechina. Prefiero pensar que todos tenemos ese conocimiento, aunque no a un nivel consciente, y que las ayudas que necesitemos nos vengan por diversas vías. Quizás a través del aire que respiramos. Por decir algo.

Carmina dijo...

No es fácil ampliar la consciencia para acceder a capacidades que modificarían el estado si la llenamos en la vigilia de pensamientos erráticos que nos ponen la cabeza como un bombo: “El 6, deudas genéticas; el 17, fracasos varios; el 31, vaya-futuro- me espera-dios-me-coja-confesada”.
Los pensamientos “asaltan”, son salteadores de caminos que te quitan los tesoros y te obligan a darte la vuelta. Ciertos pensamientos recurrentes coinciden con posiciones concretas del cuerpo, que a su vez dictan un tipo de respiración, metiéndonos en un bucle. Ignoro si es el pensamiento el que arrastra a adoptar una postura física, o es la postura la que atrae esos pensamientos, pero es comprobable que cualquier rectificación de la postura aleja a los cuervos que picotean las neuronas; y si se ejerce la firmeza desechando pensamientos no buscados, el martirio basado en deudas, miedos y obsesiones con el que saturamos la consciencia y alimentamos al yo razonable en el que nos reconocemos, irá debilitándose.
Si la consciencia es el campo de juego, sería divertido parar de vez en cuando algún gol, e incluso meterlo. Sospecho que el Ser es el árbitro. Y quien lo quiera comprar, lo lleva claro.

Afrodita dijo...

Carmina, muy bonito e ingenioso este último comentario. Sólo una matización, que no creo que no la hayas considerado, sólo que no la has mencionado; algunos pensamientos no buscados —muy pocos, tal vez, en proporción con los indeseables e indeseados — son instantes absolutamente maravillosos, como destellos de luz que nos invitan a entrar por puertas que de repente se nos abren a espacios que desde la razón no sospechamos; espacios en los que se mueven las musas, por ejemplo. No sé si es lo que se llama “pensamiento instantáneo” o “pensamiento mágico”. Es un tipo de pensamiento que, creo yo, se valora por lo general poco porque es considerado un pensamiento algo así como juguetón, o poco serio; pero es tal vez el más digno y merecedor de ser atrapado. Por fortuna no es un pensamiento pusilánime que se achique una y otra vez con nuestros constantes desprecios, y vuelve, y vuelve…
En cuanto a si tal postura genera tales pensamientos o es al contrario parece un poco el asunto del huevo y la gallina; un estado de ánimo lleva a hacerse un ovillo o a estirarse, y estirarse o hacerse un ovillo propiciarán su correspondiente estado de ánimo. Es desde luego muy difícil que uno mismo, víctima y verdugo de su propio estar, encuentre el punto y el criterio adecuado para que lo uno y lo otro se alíen para bien. Hace falta ese árbitro del que tú hablas que parece, así las cosas, que ha de ser alguien de fuera, neutral, que viene a poner paz.
Otra cosa, ahora de la basura genética de la que escribe Ulises. Es curioso que lo más valioso, lo que contiene todas las claves y llaves de los mayores misterios, sea lo despreciado, lo obviado ¿No es un poco lo que nos está tal vez sucediendo en todos los órdenes de la vida? Se puede ver a cada paso y en todos los aspectos, la importancia que se da, el afán que se tiene y el esfuerzo que se aplica a obtener determinados “bienes”, de fortuna o de poder o de placeres, que son los “bienes” que hemos aprendido que son los deseables.
Tal vez este mundo nuestro esté necesitando un importante zarandeo para que aflore una algo así como inversión de valores. Tengo un amigo que es muy listo y dice que cuando salgamos de esta crisis lo haremos bastante más espabilados.

Carmina dijo...

Afrodita hermosa, quizá lo que hemos dado en llamar “pensamiento mágico” sea en realidad sensación, intuición, conexión con estratos ignorados de nosotros mismos, y llegan a la consciencia a pesar del pensamiento habitual, el acotado por la razón, que discurre a sus anchas por los caminos que conoce, vigila y patea, asegurando el orden que nos ha impuesto; y cuando alguna impresión mágica desborda sus lindes, procura devolvernos al redil de lo conocido, tratando de convencernos de que lo rutinario –ir por las mismas rutas- es lo real. Difícil nos va a resultar salir del bosque si no nos aventuramos por nuevos senderos. Y con respecto a ese alguien o ser, no creo que esté fuera de nosotros, porque entonces nunca podríamos re-conocerlo, o que venga a poner una paz que contente a la razón conservadora.
En cualquier caso, ignoramos todavía qué es y dónde radica la consciencia, el pensamiento, la identidad… ¿Aguardan las respuestas en esa “basura genética” que cita Ulises?

Aquiles dijo...

Abandonar nuestro estado y ponernos en camino hacia nuestro ser. El niyama (?) es de tal potencia que si realmente lo asumiéramos estaríamos provocando un verdadero cataclismo social. En efecto, la concepción de que, lo que llamamos nuestra identidad, es un simple estado que hay que abandonar para alcanzar nuestra verdadera identidad, va contra todas las normas convencionalmente aprendidas. El modelo judeo-cristiano que sigue impregnando nuestras estructuras y esquemas mentales parte de la idea contraria: estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, no hay nada que cambiar. El hombre es un ser acabado desde su nacimiento. Punto. Obviamente esta concepción social resulta absolutamente pueril si la confrontamos con la realidad del 99,99% de los seres que habitan la tierra. ¿Realmente alguien puede creerse que el hombre en su estado actual es la imagen de algún Dios?.

Normalmente estamos tan identificados con nuestro estado que nos resulta sumamente difícil incluso pensar en abandonarlo. Lo habitual es que nos planteemos: me gustaría ser así o asá, pero, por supuesto, yo mismo. Es decir, normalmente queremos adquirir nuevas capacidades desde nuestro estado que nos faciliten la realización de deseos y necesidades inventados desde el mismo estado.

Es mucho menos común que nos planteemos sinceramente la necesidad de abandonar nuestro estado. Simplemente de renunciar a él. Si realmente tuviéramos esa intención y dejáramos de aferrarnos desesperadamente a nuestras supuestas seguridades estaríamos facilitando el nacimiento del “vector de libertad” de que habla el autor.

Es verdad, como señalan Enrique y Manolo, que “oxigenar” la consciencia evoca la idea de aire, de respiración. Pero, oxigenar, en un sentido simbólico, también significa airear, renovar, es decir, romper con la inercia de lo cotidiano. Y es que abandonar el estado significa efectivamente abrir puertas y ventanas y dejar que se aireen circuitos pensantes ya viciados. Si hicieramos el esfuerzo de cuestionarnos cada una de nuestras certezas en lugar de amurallarnos en torno a ellas estaríamos empezando a abandonar el estado.

Ea dijo...

El comienzo de la frase no parece muy alentador per se. Si yo tuviera mis capacidades más desarrolladas podría abandonar este estado tan pesante y cargante lleno de trabas y dificultades, pero como no las tengo…parece un poco determinista y que no hubiera mucha salida.

Menos mal que la esperanza de posibilidades y puertas que se abren ha estado presente hasta ahora en los párrafos anteriores.
Y en mi pequeñez, o en mi grandeza, no me dejo abatir, porque yo sí sé cómo intentar esa entrada de aire nuevo que nutra mi consciencia, a mi pequeño nivel. Yo sé cómo se transforma mi mirada y mi alegría ante un buen cuadro o ante una sonrisa verdadera, cómo siento cuando salgo de un buen concierto o una buena obra de teatro; cómo cuando un poema me deja sin aliento con la gracia sobre mí derramada.

Y estas cosas y algunas otras son capaces de romper mi cotidianidad.

Pero es más, si yo miro con la intención de poner belleza en lo que miro, si como con la intención de comunión con el alimento que ingiero, si mis pensamientos y mis palabras son capaces de impulsar algo, entonces yo creo que estoy oxigenando mi consciencia, que estoy rompiendo mi rutina y partiendo una lanza hacia mi libertad y la de los demás. Ea

Mandrágora dijo...

En el mismo libro del que estamos tratando, encuentro otro párrafo que dice: «…Si la mente no está condicionada por el prejuicio, no es difícil percibir alientos en la espalda o entrever vientos de espíritus indulgentes, destructores, justicieros o burlones que se cuelan por las rendijas del cerebro historiando tormentas o confusiones…»

Se puede entender que si uno tomara la disciplina de hacer cada día un punto y aparte, desligándose de los supuestos que arrastramos y de recorridos ya conocidos, nos posicionaría de una forma más limpia y ágil para percibir esa conexión que parece todos llevamos y que hace posible que mediante el giro oportuno del timón y en el momento preciso para que no se vaya a la deriva, empiece a asomar un nuevo horizonte de impulso y fascinación que haga de motor para derribar cualquier contratiempo que impida nuestro firme propósito. Y parece que es importante creérselo.

José dijo...

Es evidente que este párrafo tiene enjundia. El autor dice "el momento y modo de oxigenar" la consciencia y "romper la inercia de la cotidianidad". Podríamos decir que "rompemos esa inercia" en el "momento" cuando oxigenamos de cierto "modo" nuestra consciencia.

Si no adentraramos en la Fenomenologia, en la esencia de las cosas percibidas por nuestra consciencia, tendríamos una tarea ingente por realizar o transformar.Aquí esta el quid del asunto, si rompemos la inercia de interpretar el mundo y nos metiéramos en la realización o en la transformación estaríamos en el "momento".

Ahora el problema es el modo. Haciendo una dicotomía engañosa, por un lado la mistica, por otro lado la ciencia. En la mística, podríamos decir, que lo divino del hombre, "detectado como tal", es el inicio de una tarea por "realizar" . En el materialismo científico, al decir de Marx, la filosofía hasta ese "momento" había interpretado el mundo y de lo que se trataba era de "transformarlo".

Podría uno concluir, de alguna manera, que en la medida que nos realizamos transformamos el mundo, nos transformamos y ese momento es una "infinitud" de momentos. Un "cada" momento. Un "ahora discontinuo" porque hay transformación. Recordando a María Zambrano, estamos conectados con la finitud pero nos desconectamos en la infinitud. En fin......

M. A. dijo...

Hace un par de días estuve en una fiesta y tuve la suerte de oír cantar (sentado a mi vera) a un fabuloso cantante persa llamado Mayit (no sé cómo se escribe). Después de terminar una preciosa canción le pregunté que sobre qué trataba. Entre otras cosas me dijo que en persa uno de lo nombres se 'Dios' es 'Jodá', y que 'tú mismo' se dice 'Jod'.
Jodá, o sea, Dios, significa 'ir hacia ti mismo'. Me maravilló ver cómo, acuñado en uno de los idiomas más antiguos de la humanidad, está manifestada claramente una de las ideas vertebrales de este libro que comentamos, y que también aparece en el párrafo de hoy: "ponerse en camino hacia tu ser." Yo, a mi vez, le comenté que sabía por una antigua leyenda que hubo un doceavo mandamiento de Moisés, censurado, que decía: “No creerás en ningún Dios que esté fuera de ti.” Él asintió con la cabeza y sonrió.
Por cierto, para los que viváis o podáis pasar por Madrid, el tal Mayit canta en la Casa Persa todos los sábados. Música sufí.

zascandil dijo...

Supongo que ya de por sí no utilizamos nuestra capacidad de oxigenación de forma adecuada.

Recibimos el oxígeno a través de los pulmones y nuestra bomba cardíaca se encarga de dotar al vehículo sanguíneo de la suficiente fuerza para que llegue a nuestros órganos.

Luego, también supongo, que lo gestionamos mal muchas veces, quiero decir, por ejemplo, cuando en nuestro cerebro (que es el que más y mejor distribución del gas necesita), se enreda en bucles de sinapsis neuronales propiciados por pensamientos obsesivos que consumen cantidad de energía y por tanto de oxígeno, están propiciando la falta del mismo a lo mejor para otras funciones que facilitarían el acceso a cuotas de consciencia más amplias.

Estos procesos suelen ir acompañados además de otros también fisiológicos con denominaciones comunes: constricción y bloqueo.

Creo que en general vivimos en situaciones mediatizadas por un estado de mucho desconocimiento desde donde solo podemos intuir que realmente nuestras capacidades pueden permitirnos percibir el momento y el modo de oxigenar la consciencia, como dice el autor en el texto.

Mientras, también creo que para muchos, a lo mejor no es poca cosa reconocer a esos salteadores de los caminos que recorremos, a veces a pesar de la razón, y a veces pienso que hasta pactando con ella, y que en forma de pensamiento (siendo éste, entiendo, que una consecuencia del estado dual en que nos desenvolvemos), como dice Carmina en su comentario, nos asaltan y al menor descuido de atención nos roban los tesoros dejándonos hechos jirones, y obligándonos a buscarlos de nuevo, como si no hubiéramos recorrido ningún camino.

Aquí no puedo evitar recordar el mito de Isis afanada en recobrar los trozos diseminados de su esposo y hermano Osiris para recomponerlo y...comenzar una nueva historia.....

Bueno , el caso es que a lo mejor, tratando mínimamente de no dejarse llevar por la desesperación ante estos "atracos" de nuestro propio "ego", o quizás de más cosas, intentando romper la inercia hacia la tragedia, nuestra respiración se modifique y descubramos que no todo está perdido, que los salteadores de la razón no han sido capaces de robar los tesoros trabajados de la consciencia, por pequeños que éstos sean., Ojalá esto sea así.

José dijo...

M.A y Manolo tocan dos temas interesantes. M.A repite una sentencia que dice "no creerás en ningún Dios que este fuera de tí" y Manolo dice "que las ayudas que necesitamos pueden venir... quizás a través del aire que respiramos".

Lo de M.A puede traer controversia. Por ejemplo, la "Luz" que viene de fuera y el asunto de la "Iluminación". Lo del Dios creador, lo de las emanaciones. Valdría, entonces, la matización de Manolo que abre la percepción del encuentro con ese "Dios" que también puede estar fuera. Para entendernos, dentro y fuera, creo yo, son palabrejas sonoras, como las razones de estado. Pierden sentido con facilidad

Goyo dijo...

El autor plantea : Oxigenación y consciencia, acción sin hábito y el nacimiento de la posibilidad de libertad.
El fuego está prendido en nosotros, y el acto de consciencia es un hecho. Pero la oxigenación que logramos para la combustión genera más humo que llama. El rescoldo existe, está al rojo vivo, pero tan tapado por el mero combustible “orgánico” de la subsistencia que impide la entrada adecuada del aire de nuestro propio soplo. En la medida en la que nos vamos dando cuenta del poder de la llama, de la luz de la candela, apreciamos también mejor la densidad del humo, y de cómo esto nos impide movernos con mayor libertad . .. y es entonces cuando parecen sobrar los repetidos actos que crearon hábito.

Se cuenta en la mitología que Hestia era la primera hija de Kronos y Rea. La Virgen del fuego que purifica, la virgen pura que estaba en el centro del Universo, habitaba en centro de la Tierra y en el centro del hombre. Delfos era su santuario, y el fuego de la diosa virgen siempre estaba encendido esperando sacrificios, oficios sagrados de los hombres. El fuego también está siempre presente en nosotros. A la par que nos oxidamos se nos presenta la opción de ensanchar campos de realidades, de ampliar el estado de consciencia…

Hay un juego de niños, hoy un tanto alejado y casi olvidado pero no perdido, que nos acerca a un punto de reflexión curioso, y que me da que alguna relación tiene con lo que plantea este pasaje del libro. Es el juego de las “Cuatro Esquinitas” en el que participan cinco niños. Se sitúa uno en cada esquina y el quinto en el centro. Se tararea un estribillo y al final todos se mueven buscando nueva esquina, y el que no lo logra permanece en el centro, e inicia nuevamente el juego diciendo :
- ¿ Hay candela ?
- (a coro se contesta) Por allí, por allí humea.
- ¿ Hay ceniza ?.
- ( coro ) En la caballeriza.
- ¿ Hay luz ?
- ( coro ) En la vera cruz.


Candela, fuego prendido; atizado el rescoldo surge la llama.
Quema, consciencia; ceniza que queda cuando surge cábala.
Soplo,luz; roto el hábito, una nueva vera-cruz.

¡ Que os divirtáis jugando !

Eolo dijo...

Y yo quiero oxigenar mi consciencia clavando agujas en el himen de la garganta, arrancándome la piel para usarla de abrigo, sumergiendo los ojos en el útero subterráneo para atisbar los ángeles de las compuertas próximas, deslizando al niño por el aire de mi respiración para alcanzar las explanadas nebulosas de los jugos de todas las vidas. Mientras, voy riéndome de mi mismo, con la navaja en la mano derecha, para cortarme el encéfalo, de cuando en cuando, no sea qué.

Al andar en los paisajes de la vida, despunta a veces, una marmota floreada que solo huye al ver al cazador voraz cuando le trasparenta en la nuca los gritos de los niños que están siendo matados, y en las lágrimas ácidas y los cabezazos de la frente se graban minúsculos gestos de la Verdad, porque al Indalo le está desapareciendo el ombligo, y a San Sebastián le están quitando las flechas.

La sombra del puñal se la espera en el escenario.

Abedul dijo...

Interesantes comentarios los de Goyo y Eolo. En los dos poca teoría y ruptura, directamente, con la realidad. Me gustan los dos.

Abedul dijo...

Luego me quedé pensando que no es "realidad" la palabra que quería utilizar, sino alguna otra que representa algo más sutil; pero continúo sin dar con ella. De cualquier modo no he querido (por si cupiera, aunque no creo, tal interpretación) significar nada peyorativo. Además, ese mundo de imágenes sugerido en ambos comentarios (quizá más concretamente en el de Eolo) no deja, por supuesto, de formar parte de la realidad. Pero sí de una realidad muy diferente a la habitual.

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