Presentación

Un grupo de amigos hemos decidido poner en la red el libro, “49 RESPUESTAS A LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO”, porque creemos que es especial. Su autor, Eduardo Pérez de Carrera, nos sugiere a lo largo de sus páginas nuevas formas de percibir nuestra vida, de entender la Historia, de interpretar la realidad que nos rodea. Nuestro propósito es convertir este sitio en un espacio abierto de reflexión donde tengan cabida todos los comentarios que se nos hagan llegar sobre lo que a cada cuál le sugieran o le hagan sentir los párrafos del libro. Nosotros nos limitamos a publicar cada quince días un nuevo párrafo y a invitaros a que participéis.

1 dic 2010

Texto 2.10

2.10 "Los antiguos brahmanes ya sabían que con sólo el movimiento de una mano se produce un cambio de estado y se modifica la actitud. Estas posturas a veces estáticas o dinámicas los mudras acompañadas de respiraciones rítmicas y precisas que algunas de ellas están marcadamente presentes en todas las iconografías existentes producen unos resultados sorprendentes. No de una manera tan precisa, quizá a veces de forma intuitiva o heredada de viejos cultos, también son utilizadas habitualmente como forma de rito o rezo social; todo ello tendría una importancia relativa si los movimientos automáticos reflejos más allá del ejemplo de la mano no estuvieran presentes en la conducta habitual de todos los seres humanos. Cada pueblo es adicto a determinados movimientos y posturas, incluso a una específica forma de mirar. Son rasgos propios de sus raíces culturales, sus ritmos, sus danzas, sus pictogramas, su idioma... y tantas cosas más.

40 comentarios:

Enrique dijo...

Si el estado y la actitud pueden cambiarse con algo aparentemente tan sencillo como el movimiento de una mano, uno y otra se convierten en una responsabilidad personal.

A pesar de lo que quisieron hacernos creer en la escuela, se aprende y se recuerda con todo el cuerpo. Cada pensamiento lleva una forma de respirar y unos gestos asociados; los de la situación que los generó y los de todas y cada una de las veces que la repetimos.

Y no solo eso, sino también una carga afectiva y un juicio; un posicionamiento a favor o en contra de algo o de alguien; lo que provoca, o al menos, condiciona, un comportamiento, una respuesta previa a lo que todavía no se ha producido.

Se suele afirmar que las actitudes, las predisposiciones a actuar de una determinada manera, siempre se adquieren, son una consecuencia de la historia personal, algo que se nutre del recuerdo.
Y muchas veces es así; muchas veces las actitudes (incluida la autoestima o actitud ante uno mismo) se construyen a partir de la maraña de supuestos éxitos y fracasos que condicionan nuestra vida.

M. A. dijo...

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Retama dijo...

Es posible que el concepto de globalización que tanto oímos en estos tiempos, sean los restos que nos llegan, al menos conscientes, del conocimiento de los antiguos brahmanes, todo está interconectado. Pero lo que aún no tenemos claro es el compromiso que el ser humano viene asumiendo como máximo responsable de la salud o limpieza de este planeta.
Yo reciclo ¿y tú?, es eslogan con el que nos instan constantemente a ser buenos ciudadanos. Al margen del negocio que esto supone para algunos, la intención sería que toda la basura, por supuesto solo se refieren a la orgánica, se pudiera reciclar y convertirla en algún otro producto que fuera utilizable por más ciudadanos, aunque volviera a producir más basura y más negocio, es curioso que en los barrios, los pueblos, las ciudades, se produzcan un tipo de basura muy parecida y distinta entre ellos. También me resulta curioso que siempre que pretendemos que un mensaje sea global utilizamos el “ser”, tenemos que SER solidarios, justos, recicladores, etc., nunca se dice, tenemos que dejar de estar de esta manera para poder llegar a ser de esta otra. Porque es imposible pretender hacer cualquier camino o trabajo sin conocer el estado en que nos encontramos.
Al volver a leer este texto, me ha dado por pensar, que le voy hacer, que a lo mejor estamos entrando a través de palabras, como globalización, reciclaje, solidarios, ya se empieza a oír también responsabilidad, en conceptos que nos puedan llevar planteamientos más amplios, más globales, a plantearnos la necesidad de ensuciar lo menos posible el aire para no dar trabajo a los demás, porque si como parece todos estamos interconectados los demás también somos nosotros mismos.
Bueno esto no deja de ser una forma más de ver este texto con una cierta dosis de esperanza, yo mientras tanto voy a intentar estar más alerta con esa parte en la que el autor habla de los “movimientos automáticos reflejos” que están presentes en la conducta habitual de todos nosotros, porque creo que son los más nuestros, por lo tanto somos más responsables de ellos, son los que menos condicionados están por modelos y culturalismos.

MAI dijo...

Es sólo una cuestión de actitud.

Un saludo!
Nos leemos

Aquiles dijo...

Un movimiento de una mano. Una respiración. Y todo cambia. Qué poco hace falta para salir de nuestro estado. La pregunta surge de inmediato: ¿es real la sensación que tenemos de estar atrapados en el estado?. Se nos ha repetido hasta la saciedad que somos como somos. Punto. Hemos llegado a creérnoslo, aunque todo a nuestro alrededor nos habla de las posibilidades de cambio. Heráclito ya nos enseñó que la repetición es imposible. Aunque tratemos desesperadamente de clonarnos de un instante al siguiente, en el fondo sabemos que es imposible. Una respiración, una mirada, una postura bastan para que cambie todo en nosotros.

Desde esta perspectiva lo que parece realmente imposible es quedar atrapado en un estado. Por mucho que nos resistamos cada instante somos nuevos, distintos. Bastaría que prestáramos cierta atención para percibir y facilitar esos cambios. Por supuesto también pretendemos mantener a los demás bien ataditos en el estado que mentalmente hemos inventado para ellos. También ellos son como son y no pueden cambiar. No vaya a ser que joroben la idea que yo tengo de ellos. Bastaría que nos diéramos la oportunidad de percibir y abrazar los cambios en los demás para que realmente estemos facilitando su salida del estado.

La pregunta siguiente es la de siempre: ¿todo cambio es bueno? ¿Cómo orientar postura y respiración de forma que nos faciliten emprender el camino entre el estado y el ser? Ni idea. Por hoy basta con saber que un simple movimiento de mano nos permite salir de esa cárcel inventada que llamamos estado.

Buena aventura.

Afrodita dijo...

Retama, me temo que el planteamiento que haces en tu párrafo “a lo mejor estamos entrando a través de palabras, como globalización, reciclaje, solidarios, ya se empieza a oír también responsabilidad, en conceptos que nos puedan llevar planteamientos más amplios, más globales, a plantearnos la necesidad de ensuciar lo menos posible el aire para no dar trabajo a los demás, porque si como parece todos estamos interconectados los demás también somos nosotros mismos.” no es el acertado.
Globalización, reciclaje, solidarios y responsabilidad son palabras que se han apropiado los políticos (con independencia de que atendiendo a su contenido de origen puedan ser muy encomiables) que las utilizan muy engoladamente pero también muy a su aire, quedándose en la superficie de las cosas como si un mundo mejor fuera a ser aquel en el que todos fuésemos muy modosos y depositáramos los desechos, con mucha pulcritud, cada cual en su correspondiente contenedor. Ser responsable se ha convertido en ser obediente a las tontadas con las que nos marean.
No es un paquete de tabaco vacío que tiras al suelo (aunque no deba hacerse) lo que malea el aire que respiramos; ni lo malea tampoco el humo del cigarrillo que puedas fumarte por mucho que nos quieran lavar el cerebro — y la cara a su memez — con advertencias y prohibiciones.
No es ese tipo de cosas, no ese tipo de “basura” lo que ensucia el prana. Lo que de verdad lo enrarece son las tensiones, las frustraciones, las amarguras, los rencores, las antipatías, las envídias, las falsías, las mezquindades y (por resumir) las miserias que desparramamos cada vez que exhalamos una bocanada de aire.
En cuanto a lo de “no dar trabajo” somos el mundo que somos, y aun a nuestro pesar hemos de generar desecho y desperdicios… mientras seamos seres humanos — entiéndase —, que cuando seamos “otra cosa” ya será ese otro cantar que no escucharemos con nuestras orejas. Y en el mundo que somos, Retama, tiene que haber todo tipo de trabajos y todo tipo de personas dispuestas o capacitadas para hacer este trabajo o aquel otro.
¿Adónde iríamos a parar, te imaginas, si nadie quisiera desatrancara retretes?
Escuché una vez en la radio a un poeta que se dedicaba a hacerlo — y a gran escala, además, algo así como enormes pozos negros y cosas así —; y dijo que lo hacía contento porque estaba muy bien pagado, y con poco tiempo de trabajo obtenía, gracias a los elevados ingresos, mucho para dedicarlo a la poesía.
¿No es un planteamiento magnífico?
Así que, no, Retama; deja, sin empacho ni sentimiento de culpa, de preocuparte por una suciedad que no es la que nos mancha.
Y besos, que me da la sensación de mi misma de que me vas a percibir enfadada. Y no es así.

José dijo...

La mano y el arte. El movimiento y la música. El tono y el ritmo. Tantas cosas surgen al leer estos textos. El sonido de los ríos, el movimiento del agua. La danza y el rito. La purificación, el bautismo y la relación con el origen. Con el agua y su voz. La respiración y la sangre.

En la antigua Grecia, la música se interpretaba como el arte de las musas y englobaba toda la expresión estética. Todos los movimientos que dan forma y se desvanecen, que suenan y silencian. La cadencia de la mano alada, la memoria vaciada en una nota, en un paisaje, en una roca. Inicio y destino. Huella y adiós

Retama dijo...

Afrodita, cuando empecé a leer tu comentario sabía que no me contestabas molesta ni enfadada.
Me parece estupendo que tengamos una idea tan parecida en lo referente a lo que más ensucia el prana. Seguramente no he sabido transmitir bien la idea que pretendía. Con sinceridad, no se si el prana contiene al aire, o al revés, lo importante es estar lo más limpio posible, de todas esas cosas que dices, para que nuestro vertido de el menor trabajo posible a los demás y si fuera posible que ayudara en la limpieza, a ese tipo de trabajo intentaba referirme.
Siento no haber sabido expresarlo, de cualquier forma te agradezco tu intención.
Y apropósito de desatrancos, te aseguro que soy un experto en el tema, y no es coña.

Escolapias S.A. dijo...

¡ Todos conmigo !

Segundo misterio:

…LAS BEATAS SE RETROALIMENTAN EN LOS PUENTES SIN CONTROLADORES…

Dios te salve, María, llena eres de gracia.
el Señor es contigo.
bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María Madre de Dios,
ruega por nosotros, los pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte,

Amén

Ana dijo...

No creo que sólo sea un problema de actitud MAI, creo que es una cuestión de Arte.

Si como denotan los escritos de este blog, empezamos a ser conscientes de lo interrelacionados que están nuestros hologramas pensantes con nuestra biología, no nos queda más remedio que asumir cuan lejanos o cuan cercanos están nuestras necesidades y nuestros deseos del impulso de evolución grabado en nuestras células.

Tres son las necesidades básicas de la vida: la alimentación, la respiración y la conexión con una energía que nos rodea y penetra y que en oriente llaman prana.

Como especie, parece que ya deberíamos habernos armonizado con el funcionamiento de la Tierra, pero, en vez de haber conectado con la latencia del planeta, lo hemos conquistado, avasallado, dividido y repartido, dando primacía al sentimiento de la propiedad. Por ello, solo un tercio de la población tiene resuelta esta necesidad y por ello, el resto de las necesidades se enturbian al girar alrededor de la necesidad de poseer.

Empleamos nuestros pulmones de manera mecánica, sin darnos cuenta de la importancia que tiene nuestra comunicación con el aire. Ya se sabe que contamina más una persona con mala leche que una fabrica de celulosa… Pero nos cuesta dar paso a que nuestro estado vital se oxigene al poner una intención de apertura a nuestra respiración.

Vivimos en una época de hiperinformación pero también de gran incomunicación. No nos damos cuenta de que la calidad de la energía del mundo que nos rodea depende de nuestra voluntad, de cómo respiro al prójimo, de cómo asumo cualquier circunstancia, de cómo impulso cualquier situación.

Y decía que es una cuestión de Arte, porque dar una respuesta armonizada (responsabilidad) con las personas que tienes delante de ti, es como bailar con tu pensamiento modificado por el otro, con los vertidos hormonales que te embriagan, con la sorpresa de verte expresar un grito o un verso en función de una intención que dé lugar a una u otra elección.

¿Qué intención sería ésa? Pues creo yo que bailar desde la renuncia de las necesidades superfluas, bailar desde el no uso de las acciones viciadas que ya hemos sido capaces de percibir, desde el abandono de la falsa seguridad de control que te da el uso de la razón, que no de la inteligencia. Quizás así pondríamos en juego el máximo de las capacidades que ya tenemos desarrolladas y podríamos atraer otras venideras, que ya existen en el arca de las células y esperan la oportunidad de una experiencia adecuada para su desarrollo.

Manolo dijo...

Cuando oigo hablar de gentes que, como estos antiguos brahmanes, tenían un conocimiento tan impresionante como para poder inducir cambios importantes en sí mismos o en otras personas, siempre me surge la misma pregunta: ¿cómo pudieron adquirir ese conocimiento? ¿Cómo adquirieron esa capacidad para saber combinar posturas, respiraciones y demás matices, de una forma tan precisa y ajustada a cada persona (teniendo en cuenta además sus circunstancias cambiantes) como para poder impulsar un cambio tras otro en la dirección adecuada? La literatura ofrece muchos ejemplos de personas con capacidades similares. En los años 80 se pusieron de moda los relatos de Carlos Castaneda sobre esa especie de chamán que era Don Juan. Pero, más allá de las peculiaridades de tal o cual personaje, lo que me intriga es el origen de ese tipo de conocimientos y la forma de adquirirlos.

Para una sociedad acostumbrada a reverenciar los métodos científicos y los avances tecnológicos, hasta el punto de asociar su nivel de desarrollo con los logros en estos campos, este tipo de historias suenan a cuento chino. A mí, sin embargo, no me lo parecen. No me cuesta ningún esfuerzo aceptar que el hombre tiene capacidades ocultas sin desarrollar. Lo que me pregunto es si alguna vez la ciencia llegará a descubrirlas. A base de ensayos y experimentos de laboratorio, ¿es posible llegar a ese conocimiento? ¿O será necesario inventar otra forma de investigación científica? ¿Es algo que deberá resolver la ciencia o quedará en manos de cada uno encontrar, a tientas, su propia forma de desarrollar esas capacidades?

En las referencias literarias suelen asociarse estos procesos de aprendizaje con un trabajo de “limpieza” interna por parte del aprendiz. Limpieza que, si no lo he entendido yo mal, incluiría una eliminación progresiva de actitudes egocéntricas, miedos, recuerdos lastrantes, deseos de autoperpetuación y cosas por el estilo. Cosas que, si lo pensamos, impregnan por completo nuestra vida cotidiana. Planteado de esta manera poco tendría que hacer la ciencia y nuestro, de cada uno, sería el trabajo de hacer lo que tengamos que hacer. Implicaría dejar de trasladar nuestra responsabilidad a terceros (la ciencia en este caso) para asumirla cada uno. Significaría también generar una importante actitud de trabajo con uno mismo, paralelo al cotidiano vivir y “sobrevivir”. Ahora bien, si uno cumpliera con esta parte del aprendizaje, la que concierne a su propia “limpieza” personal, ese conocimiento tan especial del que hablamos ¿nos llegaría automáticamente? ¿Eso que yo he llamado “limpieza” personal sería algo así como eliminar las trabas que nos impiden volar? ¿Sería eso la condición necesaria y suficiente? ¿O luego dependeríamos de una voluntad ajena?

Qué-vedos? dijo...

Primaveras ensartadas en los dientes de dragones sedientos de sangrantes rojos rayos de luz sin candescencia, enhiestos, rotos, devastados en campos de certezas de oscuro errar y traspasado herir, de sol, de hielo o del tremor del parco ver, desalentado hilar, tejer, tañer, trocar, trepar a los fondos sin flema ni fervor del más allá del fin de qué descompostura de cualquier fugaz, desconsolado adiós a tal morir y cual – de entre todos los pensables – parir, un nuevo “aquí”, un raro amar, un no más “mí”, ni “tú” ni “yo” ni nada afín a vacuo afán que apenas va a clavar en pos del no extinguir su ciego ardor que destruirá siendo aun en flor el vero azul de rumbos mil que llevarán al discernir el bien del mal saber causar cansancio atroz y nunca más volver a abrir los ojos al, perdido horror, viejo vagar, huero sentir que volverá a restituir algún lugar en que pació el olvidar que se es matriz del renacer al porvenir.

Eolo dijo...

Y mi pregunta es sobre mi pueblo.

El movimiento de mi pueblo es obsesivo con la holgazanería, y es un trajín de viajes a la Bolsa para comprar y vender acciones y se las quito al otro porque soy más listo, a las Inmobiliarias para comprar y vender pisitos y me forro por todo el morro, a los Partidos para comprar y vender votos, y me aúpo encima del bruto.
La postura de mi pueblo es de cabeza abajo, gritándole a la tierra en mitad de la calle, porqué tuvo que nacer Él.
La mirada de mi pueblo fue directa y penetrante, pero ahora esquiva y especulativa rumia no sé que intenciones.
Su raíz cultural es negarse a sí misma. Renegar de sus ancestros, para que Caín sea Abel, y no las dos cabezas enfrentadas de los Géminis.
Su ritmo es tan lento como el pulso de un caracol dormido en el secano, sin saber si recurrir a las rayas blancas para enloquecer corriendo, o seguir enroscado en las alucinaciones de las hierbas.
Su danza la secuestraron los futbolistas, para meter el gol a los toreros valientes.
Los pictogramas los dibujaron los Santos Jeroen, Diego y Doménico, y un tal Paco los quiso socializar.
Y su idioma lo están clavando todos los días con estacas de metal los analfabetos del Alzheimer.

Me angustia la culpa, pero no quiero ser bueno, que los buenos no sueñan cuando duermen tranquilos. Es la sangre de las nubes que me atraviesa las venas del pecho, cuando veo a
A-brahman respirar sereno con el mudra del cuchillo en la mano, lo que siempre nunca me deja soñar en paz.

Atila dijo...

El cuadro de la rendición de Breda siempre me ha impresionado. Cuando Nasau le esta entregando las llaves de la ciudad a Spinola con tristeza pero sin rencor ni odio el vencedor le pone la mano en el hombro para evitar que el otro se arrodille ante el. Los dos han vencido al ego.Cuando uno acepta su derrota y en el vencedor no hay en su mirada de arrogancia ni orgullo, todo es mucho mas fácil.
A veces si tienes un ejercicio donde las yemas de las manos se juntan y te concentras en ellas, notas una energía que te recorre por todo el organismo, como una entrega de ti mismo. En los iconos donde dos yemas están juntas y te fijas en la mirada esto se puede percibir.

Isabel Segunda dijo...

Ana… ¡Fantástico!
Un comentario precioso, de verdad. Y, para mayor mérito, el haber tomado como punto de partida (o de apoyo) apenas una frase que yo, al verla, he pasado por alto pensando nada más que “bueno, en el mundo somos muchos y no todos hacemos aprecio de los mismos tesoros”.
Tú, en cambio…
Cuando te he leído me he quedado casi sobrecogida cavilando, dando vueltas a la idea – vieja en realidad y tan conocida y repetida — de cómo todos y por todo y para todo y desde todo y todos tenemos algo que ofrecer y que aprender y con que deleitarnos.
Siempre ha habido en este blog comentarios más que dignos; y es natural, tomando como arranque los textos del libro. Es portentoso sin embargo lo que has sabido hacer, así, con tan poco y tan escueto y tan en cierto modo casi (diría yo) despectivo.
Por eso me he quedado pensativa. Porque todo hasta lo más insospechado puede estar conteniendo, sugiriendo (a ti, en este caso) el germen de algo grande.
Porque nada en la vida es perdido ni cae nada en saco roto si se sabe encauzarlo o, dicho en términos coloquiales, sacarle partido.
Y tú has sabido.
Evidentemente si has podido escribir este comentario es que ya está en ti lo que has vertido en él; pero han sido las palabras de MAI las que han dado lugar a este, en concreto; este y no cualquier otro.
Así las cosas se me ocurre que… ¡MAI, muchas gracias!

Beucis dijo...

La comodidad de la rutina; la protección que supone dar pasos por senderos conocidos; tener hilos, señales en el camino que nos van a mostrar con seguridad nuestra posibilidad de vuelta al inicio, a lo ya sabido, sin sorpresas indeseadas, sin pérdidas de rumbo, sin aventuras que atemoricen. el apresar el presente, el archivar el pasado, y controlar el futuro, es la gran tentación. No queremos se como el buen samaritano, caminantes que ayudan al prójimo y se ayudan a ser mejor y a mejorar al otro, ni como los héroes de las tragedias griegas enfrentándose a los dioses y siendo capaces de mover el destino.

Vivimos en el laberinto de la subsistencia, de la cotidianidad, pero todo se está quebrando: el dinero como una energía cada vez más sutil e inaprensible. No se sabe quien o quienes manejan su fluidez, tal vez seamos todos nosotros responsables al estar atemorizados por el miedo a su pérdida; pero los diques de contención de una sociedad en crisis se están rompiendo. La información pasa de ser monopolio de unos pocos, a festín de la mayoría. La Webb, esa gran araña cósmica dual, capaz de todo el bien y todo el mal, es una araña – Aracné - que atrapa y manipula, y también es diosa –Ariadna - que inicia y abre caminos y posibilita al caminante la salida del laberinto.

Nuestro cuerpo, nuestra intención, movimientos, respiraciones, inciden en nuestro estado y en el de los demás, para bien y para mal. Si hacemos un alto en el camino y nos paramos a reflexionar, podemos comprender mejor ese gesto tan repetido de juntar las palmas de las manos en actitud de paz, de devoción, de convocatoria, de amistad. Hincar la rodilla en tierra, como hace el que aspira a ser caballero y que recibe en su hombro el golpe de la espada, nos hace comulgar con el humus, nos acerca a esa energía telúrica y nos enseña a ser humildes. Unirnos en rueda, mano con mano, alrededor de un centro, como hacíamos cuando éramos niños, nos está disponiendo a cabalgar radios que nos llevan al Sol.

Sólo detenernos, reflexionar, sobre estas pequeñas, estas grandes cosas, nos muestra que tenemos capacidad para romper rutinas, abrir espacios en nuestro cerebro en nuestra evolución y conseguir lo que nos está diciendo el autor de este libro. Cualquier movimiento, cualquier postura, si lo hacemos con intención de querer pisar terrenos, tender puentes, navegar mares y, sobre todo en momentos de incertidumbre, poner nuestras miras en alto, para tratar de salir del laberinto que nos atrapa - como han hecho desde siempre todos los Teseos de la humanidad -, con el trabajo de nuestro estar que quiere caminar hacia nuestro ser.

Manolo dijo...

Hay que reconocer que éste no es un blog nada normal. Te puedes encontrar aquí comentarios muy interesantes y sugerentes junto a otros que, a mí por lo menos, me resultan extraños. No obstante, algunos de estos sugieren cosas interesantes que me habría gustado que sus autores hubiesen ampliado más.

Bien, voy al grano: Afrodita, el 3 de diciembre, y Retama, el 6, se ponen a hablar del prana. Y Ana, el 6, añade nuevos matices. Por favor, ¿podéis aclararnos de qué estáis hablando? ¿Qué es eso que, al parecer, ensuciamos con nuestras frustraciones y demás mezquindades, según dicen Afrodita y suscribe Retama? ¿Qué es eso que, según Ana, es una necesidad básica de la vida, al mismo nivel que la alimentación y la respiración? ¿Existe alguna bibliografía en torno a ese tema?

Afrodita dijo...

Pues la verdad, Manolo, es que no sé contestar a tu pregunta “¿podéis aclararnos de qué estáis hablando?” porque no creo que, yo al menos, te pueda dar una definición de “prana” mejor ni más clarificadora que la que tú mismo tengas.
Cuando en mi comentario del día 3 que tan extraño te ha resultado digo que lo ensucian las miserias quiero decir justo lo que digo — aunque puedo estar equivocada; suelo decir de mí misma que mi incultura general es de amplio espectro, y que no existe campo del saber en el que mis desconocimientos no sean muy profundos y muy extenso —, pero como una vez puesta a errar no me da demasiado apuro errar dos veces lo puedo, sin problema ninguno, repetir: ensuciamos el prana cada vez que al exhalar una bocanada de aire desparramamos nuestras miserias.
Tampoco sé si existe bibliografía en torno al tema. Tengo idea de que Aurobindo hace en sus escritos algunas alusiones al respecto, pero yo no he leído a Aurobindo; creo que también Mircea Eliade lo trata en algunos de sus libros, pero tampoco he leído a Mircea Eliade. La única bibliografía al respecto con la que he entrado en contacto, y un tanto posiblemente a mi manera, es el libro objeto de este blog.
Me ocurre a veces, igual que a ti, encontrar extraños algunos comentarios como, por ejemplo, el de M.A. del día 1, o el de Escolapias S.A. del día 6, o el de Qué-vedos? también del día 6; y me ocurre, sin embargo y a diferencia de lo que te pasa a ti, que no encuentro extraños los comentarios de Retama ni de Ana.
Y es que en el mundo, decía una que conocí hace tiempo, habemos muchos. Y no todos nos sorprendemos con lo mismo.

Goyo dijo...

Andando todos de forma parecida, nunca vi a nadie caminar de igual manera. Gestos y ademanes caracterizan a cada persona confiriéndole propiedad… Pero la reflexión del texto me lanza más allá al hablarme de movimientos y posiciones del cuerpo, que junto a modos precisos de respirar, cambian estados de consciencia y modifican actitudes. Y me pregunto cómo y dónde hallarlos de modo que mi consciencia los valide.

Cuando el “Aguador” llegó, anárquicas y descorazonadas soledades habitaban castillos de oropeles. Los hombres caminaban por calles de ciudades con edificios forrados de pulidos y deslumbrantes espejos, que al paso traducían sus imágenes en un parecer de ególatra atractivo en el que mirarse. Viandantes en multitud. Mujeres de confusa feminidad buscando la arrogante linealidad del modelo, y hombres queriéndose esconder entre faldas que no encontraban …
….Pero la madre de todos los tiempos, de corazón amable, alumbró un gran hijo de torpes y desgarbados ademanes, y reacciones bruscas. Abrió los ojos y miró los de su hijo, y adivinó su trasparente futura mirada, y la gallardía de su garbo; y al sonreírla entendió la alegría que latía en su corazón, y se dijo : ¡ mereció la pena !; ¡“Aguador”!, agua para mi hijo que nació en cueros y el mundo le cubrió con vestido de nudos para saber de sus vericuetos.

Afrodita dijo...

De repente, cerca ya de las cinco de la mañana y sin haber dejado de dar vueltas a lo sumamente desconcertante que me resultó el último comentario de Manolo, se me pasa por la cabeza que a lo mejor no es Manolo, el de siempre, sino alguien nuevo con el mismo nombre.
Pues ahí estoy, con la incógnita.

arbar dijo...

A veces el tiempo se detiene ante un largo momento de respiración contenida sin esfuerzo, son momentos que parecen eternos y sorprenden porque parece que puedes vivir sin respirar y vuelves porque sabes que si no lo haces te ahogaras.
Sin embargo, ante un pensamiento que nos hiere profundamente creado por movimientos no esperados de otros, nos resistimos a respirar, a movernos con los ritmos del alma o mezclarnos con los vientos de todos, a veces nos convertimos en alambres retorcidos por la ignorancia, hasta sentir de nuevo tanto dolor de nuestro Ser atrapado entre redes de razón compradas, hasta que alguien te sueña y despiertas.

Retama dijo...

Hola Manolo, como nos conocemos ya que me despojé del seudónimo contigo, y dado que eres una de las personas más buscadoras que conozco, no voy a responder a ninguna de las interrogantes que planteas en tu comentario del 7 de diciembre.
Pero eso sí, creo que hablar del prana (prậna) te puede resultar cualquier cosa menos extraño. Estoy de acuerdo contigo, que este blog no es muy al uso, y que posiblemente utilizamos palabras que oímos o leemos y que sin conocer en profundidad su significado, las hacemos nuestras y las utilizamos con una cierta ligereza y creo que con una cierta dosis de escaparate de imagen. Yo intento no caer en la tentación pero es evidente que no siempre lo consigo, aunque el comentario que hacía el 2 de diciembre hablaba del aire.
No tengo capacidad ni conocimiento suficiente para juzgar si estos usos de palabras o conceptos están mal o bien utilizados, ni desde que grado de conocimiento se escriben, quizá esto sea uno de los aspectos que hacen diferente a este blog, y no olvidemos que lo que esta en el aire y con todo respeto en el prana, es de todos y por tanto todos somos responsables de su uso y disfrute.
Pero con respecto al prana, partiendo de mi situación actual, estoy de acuerdo con Afrodita, y suscribo el comentario de Ana en este punto, totalmente.
Un abrazo

Manolo dijo...

Para Afrodita y Retama: Imaginemos que fuésemos los anfitriones de una tertulia que pretendiera ser interesante y al mismo tiempo abierta a la participación de cuantos más mejor. Si, de pronto, nos encontráramos con que algunos de los contertulios más participativos se ponían a emplear palabras y conceptos propios de especialistas informáticos, o de la Física Cuántica, pensaríamos que, como siguieran por ese camino, acabarían “echando” al resto. Y no porque esos conceptos no pudieran ser consultados en Google o en libros especializados, sino porque hay lenguajes que son excluyentes y, por el contrario, lenguajes que facilitan el entendimiento. Lo que les pediríamos a esos contertulios es que, en el caso de que considerasen necesario hablar de esos temas, los expresaran de un modo accesible para quienes los están escuchando por primera vez.

Dicho esto, yo pediría a los asiduos en este blog que, sean cuales fueren sus aficiones e intereses personales, se expusieran las opiniones del modo más inteligible que fuera posible para que nadie con afán de búsqueda se pudiera sentir excluido. Y esto no significa que las opiniones tengan que ser, como dice un buen amigo mío, “patata patata”.

PD: Y, por supuesto, estoy encantado de compartir este blog con vosotros dos.

Afrodita dijo...

Creo que tienes razón, Manolo — y creo que sí eres esta vez el de siempre, y a lo mejor también la vez anterior; pero “en teniéndola” la tendrá igualmente cualquiera de los dos, que es a lo que voy — en eso de que ciertos lenguajes pueden resultar excluyentes para quien acude a cualquier parte (ya sea este blog o fuera cualquier otro lugar) por primera vez. Yo misma lo consideré al leer el comentario (de Manolo) y, a la vista de que me dio la sensación de persona culta, entendí que bien podía, puede estar siendo y con mucho bastante y muy de sobra más puesta —en filosofía, por ejemplo — que yo; pero no haber oído en su vida determinadas palabras.
Pero creo también que no es tan grave o incorrecto caer ocasionalmente en esos pequeños deslices. El que se encuentre con una palabra que le suene rara puede optar: A) por preguntar. B) por espantarse y salir corriendo.
En cualquiera de los casos ahí están la vida y el vivir. Y en la vida y en el vivir se presentan constantemente disyuntivas; situaciones nuevas por las que interesarse o de las que huir. Y en esa opción estarían teniendo su parte y su arte esos “algos” tan entrelazados y al mismo tiempo tan en apariencia dispares como son el destino y el azar.
A lo mejor me estoy liando.
Lo que es seguro que comparto es el deseo de que el blog sea abierto, mucho, lo más posible a la participación.
Hala. Besos.

Escolapias S.Ltda. dijo...

A nosotra las Escolapias no pasa un poco el mismo que en este blog, que a veces no se nos entienden las que no son de nuestro grupos.

Por ejemplo, como nosotras nos dividimos para ocupar los puesto disponible, a unas nos llaman las siervas, a otras que llevan el taller de macramé las llaman las delegadas, a las que dirigen las actividades son las capitanas, y las que llevan más tiempo se las dice las decanas. Yo creía que eso significaba que cuando empezaban a tener el pelo blanco se les decía de canas.

Qué gracioso, cuando empecé con ellas a las siervas que llevaban más tiempo y son decanas, las abreviábamos diciendo siervacanas, para saber que eran personas de mucha importancia en los talleres, pero las alumnas muy pícaras nos llamaban por la espalda las cerbatanas.

Con eso del pranda que comentáis, me han dicho las de la asociación de alado, y para distinguirlas las llamamos las ex-pías, porque se nos separaron de nosotras en una cosa de los tallere que no querían tener el cartel de “El Señor es mi pastor, y yo su cordera” que decían que era muy vasto, que es una especie que viene de La india, y que es parecido al curri, para condimentar las comidas.
Oyes, alguien me puede decir el horario de secretaria del blog, para pasarme que quiero hacerme socia, que me gusta mucho esto de las asociacioninmo, y las oeneges. Si hace falta foto no me apunto, que la gente es muy mala, y como tengo de nacimientos el labio deporino, dicén que no me afeito, pero a mi me da igual si Nuestro señor nos hace como somos.

Ana dijo...

Entro al trapo Manolo, aunque no creo que sea el concepto del prana el que impida la comprensión de ninguno de los textos que hacen una referencia al término de pasada. Texto tiene relación con el tacto, y a pesar de que este medio digital no deje ver muchas de las improntas manifiestas en la escritura manual, existen contextos que facilitan la comprensión.

Prana es una palabra sánscrita que referencia a la energía como base de toda la vida. El hecho de que los seres vivos constan de una energía más sutil o etérea no es nuevo para muchas culturas extendidas a lo largo del planeta. Este campo energético es conocido como Energía vital, Fuerza Ódica (de Odín), Qi o Chi, Mana... Bajo cualquiera de estos nombres, esta energía vital universal se considera el hálito de la vida, que penetra todo el espacio y yace bajo las actividades de todas las formas, desde un átomo a una galaxia.

En nuestra sociedad, si bien este campo de energía está en el foco de todas las investigaciones que estudian el fenómeno de la conciencia, todavía no tiene - que yo conozca- un nombre aceptado por todos. En ello están, en ver si dan con una teoría del todo. La ciencia lleva un siglo topándose con este misterioso campo y ha ido creando una alianza entre las distintas disciplinas que me parece de lo más interesante: los avances de la física quántica, se aplican a la investigación del cerebro, los de estos a la psicología, la filosofía oriental debate con todos … Una ruptura de fronteras hacia la transdisciplinariedad y hacia complejizar nuestra forma de pensar y ver el mundo.

Por no hablar de los teósofos que fueron silenciados a finales del XIX, desde comienzos del siglo XX, se habla de la nooesfera; del orden implicado; del universo holográfico; de la conciencia cuántica; del universo in-formado; de los campos morfogenéticas; del campo bioenergético…., de la psicología transpersonal, amén del yoga, el zen y otro tipo de trabajo sobre la conciencia

Yo me pregunto ¿por qué toda esta riqueza no afluye al mundo educativo? Confieso no ser nada ducha en la materia y muchos de los conceptos que cito los tengo cogidos con alfileres, pero resuenan en mi porque tiene que ver con el sentido de la vida, con las preguntas básicas: de dónde vengo, dónde estoy, a dónde voy, quién soy ...

El que tiene afán de búsqueda, puede leer no sólo el concepto, sino también contactar con toda la energía que lo ha hecho aflorar. Y él elige.

Mandrágora dijo...

Si no he entendido mal el último comentario de Manolo, me parece que va en la línea de poder ir ampliando cada vez más el abanico de personas al que poder dirigirse e invitar a posibles intervinientes, para cada vez más ir nutriendo de aspectos y contenidos que haga más fructífero este blog, que creo ya de por sí lo es, pero qué duda cabe que sería más interesante con la incorporación de otros puntos de vista y otros desacuerdos.

Me ha ocurrido el caso de una amiga muy allegada, que se interesó en localizar mis intervenciones y darme su punto de vista, puesto que ya participa y es asidua en otros blogs, y me ha dado la callada por respuesta. Me lo puedo imaginar.

Cuando intento hacerme explicar en un ambiente donde no parto de una comprensión ni aceptación previa porque a lo mejor nadie me conoce, me obliga a expresarme y concentrar la atención en cómo hacerle llegar al otro mi mensaje, no solo en ser coherente conmigo ni ser muy veraz con mis ideas. Quizás a lo que se refiera Manolo tenga que ver con cierto desinterés por incorporar al que a lo mejor le atrae pero no lo entiende o no sabe cómo participar.

Despertar dijo...

Estimado Manolo, aunque considero comprensible tu comentario, no estoy del todo de acuerdo con él en el siguiente aspecto.
Pienso que es positivo que se use terminología específica respecto a cualquier tema ya que aunque se desconozca su significado (y me incluyo el primero), no hace más que enriquecernos a todos.
Al propio autor, he escuchado alguna vez decir, que tanto en este como en otros aspectos de la vida no se nos deben presentar las cosas demasiado hechas o fáciles, ya que impide que ejercitemos nuestra evolución mental o cerebral. De hecho en cualquiera de sus charlas, utiliza en muchos momentos terminología bastante técnica aun a sabiendas de que en ocasiones el aforo desconoce dichos términos. Estoy convencido que lo hace por algo. Nos enriquece, nos crea inquietudes y nos hace "movernos". Creo que es una buena forma de evitar el "atocinamiento cerebral". Otra cosa es que el interviniente utilice terminología técnica por arrogancia, egocentrismo,o querer destacar..... ese es su problema.
Respecto al prâna escuché un día, que contamina más una persona con "mala leche" que una fábrica de celusosa. Esto debería ser más que suficiente para reflexionar sobre lo que transmitimos a nuestro alrededor.

Manolo dijo...

A Afrodita le tengo que aclarar que, por supuesto, todos los comentarios firmados por Manolo los he hecho yo. No obstante, te reconozco que en el del día 8 saqué algo de mi vena provocadora. No por jugar contigo ni con nadie, sino para generar una cierta reflexión sobre lo que pretendemos al emplear ciertos conceptos que, por mucho que se diga, no son de uso común. Ni, incluso, entre personas leídas y buscadoras. Por mucho que aquí se diga que el prana es un concepto relativamente conocido, yo les preguntaría a los que lo creen cuántas veces han tenido que oírlo hasta que empezaron a “digerirlo”. A ver si va a suceder que porque alguno tenga la suerte de tener al lado un amigo muy sabio que le ha hablado de esas cosas desde hace tiempo, se va a creer que los demás las tienen que pillar al vuelo. El problema no es usar una palabra más o menos extraña, el problema es a quiénes nos dirigimos cuando la empleamos. En esto me identifico con lo que dice Mandrágora. ¿Nos dirigimos sólo a los que ya están familiarizados con estos conceptos, o a todo el mundo? A mí ya me parece que el autor del libro que comentamos en este blog pone el listón muy alto como para que los demás, sin tener ese nivel en la mayoría de los casos (con todo mi respeto), se olviden de cuál es el tipo de conceptos que facilitan o dificultan la comunicación con el común de los mortales. Y, ojo, doy por sentado que quienes se interesen por este blog no son, ya de por sí, personas tan “comunes”.

En relación con el comentario de Ana, que dicho sea de paso me ha parecido magnífico, tengo que decir que no me parece que el prana sea un concepto tan asumido por la ciencia. Quizás sí por la filosofía o la psicología, que no están tan constreñidas por sus métodos como la ciencia. Lo más parecido que yo he llegado a leer en la literatura científica son los libros de Rupert Sheldrake, bioquímico de Cambridge, que se caracteriza por la heterodoxia de sus planteamientos. Él habla mucho de los “campos mórficos” y aporta interesantes ejemplos de cómo se transmiten aprendizajes claves los animales de diversas especies, sin contactos entre sí de ningún tipo convencional. Pero me da la sensación de que ni en la biología ni en las neurociencias se maneja este concepto. Decir que hay una energía que es básica para la vida, llámese prana, Energía vital o como se quiera, yo no creo que esté siendo considerado por la ciencia ni por ninguna de las disciplinas académicas. Al margen de que pueda ser cierto. Y yo, personalmente, intuyo que sí lo es.

Anónimo dijo...

Acerca de los campos morfogenéticos de Rupert Sheldrake recomiendo este link: http://www.redcientifica.com/doc/doc200304040001.html
Si tecleamos "Rupert Sheldrake" en la barra de Google nos aparecen 15.100 resultados.
Apoyo a Manolo. En todo caso, creo que los monólogos en que se generalmente se convierten estos comentarios pueden parecer y resultar en primer lugar largos y aburridos (aunque quiero dejar constancia de que a mí personalmente algunos que leo me sugieren muchas cosas), y luego un tanto "endogámicos".

Sugiero que podríamos apoyar nuestros argumentos más a menudo en referencias externas a este microgrupo, que a mí también me gustaría más abierto. La Red es ahora mismo inmensa, y diversa, y deberíamos utilizarla más. Creo que resultaría un blog más interactivo, más receptivo, menos "exclusivo". Desde luego, también ayudaría mucho un diseño no tan rígido, algo menos sobrio.

Luego, detecto también en las intervenciones un extraño temor (a veces) a equivocarse, a experimentar, a lanzar contradicciones, dudas, como si tuviésemos que ser infalibles, puros y perfectos. Y aparecen comentarios más o menos extemporáneos con quejas en este sentido que, a su modo, ponen de relieve este síntoma al que aludo. Sí, quizá parecemos monjas. Bueno, con respecto a esto, diría que tanto envaramiento, apoyo y reafirmación de los textos que comentamos puede que haga aparecer a este blog, para alguien que casualmente o no tan casualmente caiga por aquí, como un grupo “cerrado”, una especie de grupo de “adoradores” locos de un libro que en el fondo es prácticamente desconocido. Tal vez pensemos que el autor del libro nos está contando en él muchas cosas importantes, sorprendentes, incluso esenciales, y eso, como lectores, es lo que nos hace participar y coincidir en este blog, ¿pero nosotros? ¿Creemos que podemos o debemos hablar desde esa misma altura?
Quizá una de las cosas que más nos ayudaría sería no tratar de querer identificar al que comenta, no pretender reconocer la coherencia de cada seudónimo. O, al escribir, no querer tener una coherencia que, al final, nos agarrota. Una de las cosas que me parecen más curiosas en esto de internet es que hasta utilizando seudónimos aparece inexorablemente la necesidad de mantener y dar lustre a un ego. ¡Nosotros, los que comentamos, no somos los protagonistas de este blog, joder! Hemos acudido aquí libremente, cada uno desde su mundo, a compartir comentarios, experiencias, información, investigaciones personales... pero no adhesiones incondicionales, que a nadie le sirven.
Por eso, aunque soy un habitual, voy a publicar este comentario como “anónimo”. Ni yo mismo quiero caer en la tentación de hacer de mi una (otra más) figura de escayola.

Os animo a eso, a que abandonéis vuestros seudónimos y publiquéis vuestras paridas (como esta misma) sin identificaros. O que esto sea un caos de seudónimos. Cada vez un nombre diferente. Lo importante es lo de dentro, lo que se cuenta, no quién lo cuenta. Sinceramente: así no me apetece nada pertenecer a esta "gran familia". Estoy de "familias" hasta las narices.

Afrodita dijo...

Hay veces que uno — o “una”, es decir en este caso yo o la que es conocida en este blog como Afrodita — tiene así ya de entrada y nada más verse frente a frente con el folio (que algún nombre hay que darle a esta cosa moderna que se llama tan ampulosamente “documento”) la sensación de que va a necesitar muchas palabras para expresar “to lo que lleva dentro”. Y me da un poco de corte porque ya en alguna ocasión se me ha recriminado el hacer comentarios muy largos que, por otra parte, me digo yo, a qué vienen esos agobios ni premuras, ni esa necesidad de aplicarse en ser conciso como si fuese a faltarnos papel…
Lo siento, sí, por el Aventurero, que como todo el que está encargado de la administración de cualquier tipo de material se ve obligado a repasarlo, antes de publicarlo, para saber qué se trae entre manos; pero por los demás no. Los demás tan pronto me echéis el ojo encima seréis perfectamente libres de exclamar “¡¡¡Horror!!!” y, acto seguido, salir pitando.
Pero es que esta vez hay muchas ideas, muchos pensamientos, muchas sugerencias y muchos matices que se me agolpan en mi pobre cabeza y necesito, de alguna manera, plasmar y enlazar unos con otros.
Lo primero: que si el problema estaba en la palabra “prana” (quince veces en el hilo a fecha 12 de diciembre de 2010 12:55) ha venido a suceder como cuando en un cine un espectador cuchichea con su vecino, en voz muy baja, y lo que de verdad se acaba oyendo es el coro de voces instándolo a callar.
Con lo segundo y lo tercero y lo siguiente no voy a llevar orden; no soy tan organizada. Y lo iré exponiendo un poco al revoltijo.
Mandrágora, por ejemplo.
No entendí, en una primera lectura, esta frase tuya, “Me ha ocurrido el caso de una amiga muy allegada, que se interesó en localizar mis intervenciones y darme su punto de vista, puesto que ya participa y es asidua en otros blogs, y me ha dado la callada por respuesta. Me lo puedo imaginar.”, pensé simplemente que estaba mal redactada.
Luego, en una segunda lectura y llevando ya en mente los conceptos aportados por los comentarios posteriores de Despertar y de Manolo, e incorporando el ingrediente de tu frase “no solo en ser coherente conmigo ni ser muy veraz con mis ideas.” creo entender — y te puedo adelantar que también compartir y aplaudir — qué lo importante es qué se aporta, qué se promueve o despierta en los demás con un determinado comentario y con independencia de que lo escrito en él esté o no esté siendo fiel retrato del pensar o del sentir del que lo escribe.
Con ese mismo criterio he de aplaudir también la intervención de Manolo cuando sacó el día 8, en sus palabras, “algo de mi vena provocadora”.

Afrodita dijo...

(Capítulo II)
He de confesarte, Manolo, y aunque sólo fuera por una cuestión de cortesía, que yo te repliqué con “algo de mi vena respondona” (pero no la respondona del todo, que las tengo mucho más expresivas). Y es que me molestó, si he de decir la verdad. Y estuve durante unas quince horas dando vueltas a por qué habrías adoptado una actitud que se me antojó hiriente.
Me sirvió —no obstante y a pesar de herirme — para, cuando tuve la idea de que podías estar siendo un Manolo recién llegado, darme cuenta de que como muy bien dices en tu último comentario personas muy leídas y muy buscadoras y muy versadas e infinitamente más que yo en temas muy complejos pueden, también, no haber tenido en la vida contacto con otras materias de las que configuran el vivir y, hasta donde se alcanzara o alcanzase pero ni un paso más (que lo digo por mí), el saber.
He tenido muchas veces la sensación desde que me incorporé al blog (llevaba unos dos meses en la red cuando supe de su existencia), y la me manifestado en ocasiones e incluso me he quejado, de que escribíais (no todos y no siempre, desde luego) como “vaciados” de hormonas (cómo me compongo yo en mi cabeza qué son las hormonas y de qué manera me las imagino bullendo por el cuerpo va a ser, me parece, mejor que no os lo cuente por aquello de no dañar lo que de bueno pueda estar teniendo, si lo tiene, el perfil que muestro), como desprovistos de sentimientos y atendiendo tan sólo a verter un comentario inteligente, correcto y a la altura del texto que encabeza cada hilo, sin contaminarlo de nada que pueda desmerecer de él o ensombrecerlo.
Pero es que nada dicho desde la autenticidad que cada cual reconoce en sí mismo lo va a desmerecer ni a ensombrecerlo; nada que esté dicho, escrito con la voluntad de abrir ventanas — de ahí mis elogios a Manolo y a Mandrágora —, va aún a pesar de desde la intención traicionar la coherencia con uno mismo o el ser veraz con las propias ideas a perjudicar de ningún modo la apertura ni la expansión que deseamos.
Así que opino que sí, que todo este ir y venir de opiniones y de réplicas y de contrarréplicas ha sido cosa buena.
Y no me he extendido tanto, después de todo. Aunque lo mismo después de enviarlo me percato de haber olvidado algo y, otra vez:
Afrodita dijo…
Que no, que era broma.

Afrodita dijo...

¿Ves cómo lo sabía?
¿Ves como iba a tener que añadir algo?
Pero es que, Anónimo, seas quién seas que no lo quiero ni saber… ¡qué razón tienes y que bien que lo has dicho!
Lo que pasa, con respecto al aspecto del blog, es que a mí por lo menos me parece mejor así, sin dibujillos ni colorines ni monigotes que bailotean, característica tan común a la mayoría de los blogs.
Pero también es verdad que – lo podéis comprobar escribiendo aventura del pensamiento en el google – existe algún otro blog con el mismo título y el mismo formato.
Pero esa decisión sugiero dejársela al Aventurero, que para eso es el padre de la criatura.

Otro anónimo dijo...

Tengo que decir que desde que leo y participo en este blog, es la primera vez que lo veo vivo, es como si empezásemos a desnudarnos un poco, y de verdad que se nota en todos los comentarios que leo desde el 8 de diciembre, de Manolo (el que sea).
Estoy de acuerdo con el Anónimo del día 12, las familias están bien para los belenes, las hay de muchos tipos, de cerditos, de ovejitas, de patitos, etc. etc., pero nunca se mueven siempre están paradas.
Ojalá que esto nos sirva para no sentirnos familia ni grupo de este blog ni de ningún otro, sino expresionistas de pensamientos más o menos nuevos, buscadores.
¡Hala vamos a ello!

Qué-vedos? dijo...

Cualquiera que haya leído alguna de mis intervenciones en este blog me habrá tal vez identificado con cierta imagen de un tipo cojo y con gafas, bien gordas, de culo de vaso. Habrá ese cualquiera empero reparado en que la mala leche que… no…
Pero vamos a dejarnos de rodeos. Escogí ese seudónimo sólo porque soy un poco cojo y llevo gafas. También sí porque me gusta escribir. Pero me falta, a qué negarlo, la mala leche que adornó y tan con creces a aquel a quien di — muy a la ligera y sin haber recapacitado lo suficiente llevado, a qué mentir, por la vanidad — en tener por mi mentor.
Pero me falta aquella mala leche suya. Lo he intentado, la he ensayado, pero me falta y qué le voy a hacer.
De todas maneras, y no teniéndolas todas conmigo, tuve la previsión de añadir la interrogación, como dando a entender que no daba yo todas las garantías de ser un digno émulo.
Lo que sí soy y a pesar de los pesares es escritor. Y como escritor me desvivo y me esfuerzo por crear a mis personajes y a sus situaciones, y porque situaciones y personajes no se chirríen, los unos a las otras y las estas a los estos. No siempre, o quizás casi nunca, lo consigo.
Por cierto, y hablando de este blog puesto que en este blog estamos, no sé si a ustedes les pasa pero a mí me ocurre que tan pronto echo la vista encima aunque sea sólo al primer renglón de un comentario ya le he puesto una cara al que lo escribe. Una cara y un porte. Un tono de voz y un gesto. Y una postura, en su asiento y frente a la vida.
A medida que al leer voy avanzando toda esa configuración puede irse modificando o afianzando, de manera que cuando llego al punto último de su escrito tengo, sin poder o sin saberlo evitar y por los restos, el retrato en que lo reconoceré en cualquier otro comentario.
Y es mi retrato, el que yo le fabrico a esa persona lo que me vale, sin reparar siquiera en qué nombre esté utilizando. Lo es a tal extremo que ya sea por la distribución de los puntos o las comas, ya por el tono pausado o vehemente, dubitativo o arrojado, ya porque se me antoje joven o viejo o maestro de escuela o diplomático, me empecino y me obstino en detectar (o en imaginar que detecto) tras distintos pseudónimos a un mismo participante. Un mismo participante que, de una vez para otra, puede estar haciendo afirmaciones del todo dispares.
Pero es que cada vez que uno se aplica a agarrar la pluma —qué pluma, en estos tiempos, pero por no dejar tachones léase cada vez que se aplica uno a escribir — ya se está volviendo un poco escritor. Y todo escritor, es sabido, miente más que habla. Y que es como debe de ser, por otra parte, pues es lo suyo el escribir más que el hablar.
¿Habría que afirmar por ello que toda la literatura es mentira?
La verdad y la mentira de la Verdad en grande no radica, o no siempre y considerando que me estoy refiriendo al escritor de ficción — no al filósofo o al científico o al historiador que en qué cabeza cabría una afirmación, digamos, de que América fue descubierta en 1702 —, en las palabras y sí más y como ya han apuntado algunos de ustedes en los comentarios últimos en qué está conteniéndose entre ellas, deslizándose por entre los renglones y serpenteando por entre los puntos y las comas y…
En fin, que creo que tienen ustedes un buen blog. Y que aunque participe poco y de tarde en tarde y no ajustándome siempre y en puridad al guión seguiré visitándolos con asiduidad.

Despertar dijo...

para Anónimo.
No considero que tus exposiciones hayan sido unas "paridas" en absoluto, de hecho tocas un tema para mi bastante interesante, "EL EGO". Intento mejorar día a día, eliminar cualquier sentimiento negativo en mí, avaricia, celos, envidias, ira, odio, etc, pero de todos esos estados, el que considero más difícil eliminar sin lugar a duda es "el ego". No se si será una experiencia personal o le pasa a todo el mundo, pero podría parecer que "el ego", frente a los demás estados comentados es de los más fáciles de eliminar, pero no es así, por muy humilde que uno intente ser, de hecho, últimamente estoy leyendo bastante a Aurobindo, y me sorprende bastante que en todos los libros que leo suyos hace bastantes referencias al ego y la importancia de trabajar sobre ello; algo que me consuela ya que empezaba a pensar que esta empresa era sencilla y yo totalmente incompetente para realizarla, por lo que descubrir que es más difícil de lo que pensaba me consuela.
Respecto a tu idea de anular los seudónimos, opino que para poder hacer un espacio interactivo como este, hay que encontrar alguna manera de hacer referencia a los comentarios de otros, y los seudónimos es una manera de identificarlos. Se podría optar por otras alternativas como numerar los comentarios y hacer referencia a ellos por sus números cronológicos, pero sinceramente anónimo, no pienso que el fondo del asunto sea ese, nos quedaríamos en lo superficial en su idea más simplista. Aunque aparecieran lo comentarios numerados, cuando alguien hiciera referencia al número 7 p. ej. y fuese el mío, la importancia de luchar contra el ego no sería que se identificara o no por el seudónimo mi comentario, sino como reacciono yo ante el, a la hora de escribirlo, a la hora de recibir comentarios, en lo que siento..... opino humildemente que ese es el trasfondo del asunto, aunque tal vez tu idea sería un primer paso, pero siempre y cuando no olvidemos mirar a nuestro interior que es donde radica realmente el problema...

Escolapias S.Ltda. dijo...

Por mi está bien que todas seamos anónimas, que toda somos hijas del Señor. Me gusta ir de uniforme, y de color neutros, que así le gusta Él porque somos sus novias.

Y a mi compañera la sierva Almudena, le tenemos dicho que no hable tanto en el taller, que la superiora cuando se ponen sargenta, como tiene comunicación con el Divino Pastor, se lo cuenta too, y le puede pasar como al esgnóstico ese, que se quede como cojo, como castigo del Señor, y como ya les ha pasado a alguna de nuestras hermanas las ex-pías. Nosotras las delegadas, sabemos que a Él le gustan las labores bien prietas, y no por mucha cuerda le sale a una una cosita bonita, para su mayor Gloria.

Me voy ya, que tengo la jaculatoria flagellatío.

Despertar dijo...

Me lo expliquen. ¿?¿?¿?¿?¿?

Afrodita dijo...

Lo mejor es no hacer caso, Despertar, debe de ser algún ganso que utiliza esa página para identificarse. Se cansará y se marchará. Lo malo es que al escribir eso le estoy haciendo caso, en fín, Aventurero, no publiques esta notita si no quieres. Me figuro que este tipo de especímenes aparecen en todos los blogs.

Despertar dijo...

Desde luego Afrodita, esto es un buen ejemplo del tema que estamos tratando "el ego". Hay muchas maneras de manifestarlo, y esta es una de ellas, aunque tampoco veo mal darle una chispa de humor al blog, ya que después de los temas que solemos tocar tan "espesitos", no está mal de vez en cuando tener un poco de intervención paranóica, ¿no crees?, siempre y cuando, por supuesto, no se falte el respeto a nadie...

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