Textos recogidos del libro "49 RESPUESTAS A LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO"
de Eduardo Pérez de Carrera publicados por el Aventurero.
Presentación
Un grupo de amigos hemos decidido poner en la red el libro, “49 RESPUESTAS A LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO”, porque creemos que es especial. Su autor, Eduardo Pérez de Carrera, nos sugiere a lo largo de sus páginas nuevas formas de percibir nuestra vida, de entender la Historia, de interpretar la realidad que nos rodea. Nuestro propósito es convertir este sitio en un espacio abierto de reflexión donde tengan cabida todos los comentarios que se nos hagan llegar sobre lo que a cada cuál le sugieran o le hagan sentir los párrafos del libro. Nosotros nos limitamos a publicar cada quince días un nuevo párrafo y a invitaros a que participéis.
48 comentarios:
Como decía mi abuelo materno, que participó en la guerra civil, las seis de la tarde y la aviación sin venir.
Por favor, que alguien haga el primer comentario.
Las fronteras no existen. Ni siquiera el espacio tiempo tiene fronteras. Son una trampa de la razón para poder manejar el mundo.
No hay dentro ni fuera, lo endógeno y lo exógeno solo son una manifestación de la limitación de nuestros sentidos. Si nuestra percepción fuera mayor, lo que entendemos como nuestra piel se difuminaría.
Nuestros átomos cambian, nuestro calor nunca es el mismo. Continuamente nos estamos renovando. ¿Dónde empiezan nuestros pulmones y dónde termina el aire que respiramos?
¿Dónde está la frontera que, supuestamente, impide o permite el paso de las emociones y los pensamientos de los que nos rodean?
Doy fe de la buena de lo que nos argumenta el autor de tan sugestivo libro. Acabo de regresar de un largo viaje por varios países de Sudamérica, próximos en intereses históricos, pero distintos en cultura acumulada si exceptuamos la legada por la dependencia colonial. A ello hay que agregar en, algunos de esos países más occidentalizados, la penetración de la cultura de la migración europea de los siglos XIX y XX, y también la adopción de la cultura dominante de las grandes metrópolis modernas. Sin embargo, en algunos de esos países, más en unos que en otros,late la profunda raiz de las etnias originales que parecen ahora cobrar nueva vida e importancia y abandonar el sometimiento al que han estado abocadas. Son sociedades complejas en la superposición de los diversos universos culturales e históricos que las anima, intentando arribar a nuevas síntesis culturales y sociales sin perder las raíces propias pero enriquecinéndolas con las demás. Todo esa amalgama con nuevas y más solidarias políticas y el acercamiento a esos diversos modos de expresión y vivencia de la sociedad, aporta un enorme enriquecimiento de las perspectivas de entendimiento del ser humano en su diversidad, y en la relación con su pasado cultural y sus propuestas de futuro. Habría que hablar también de la enorme riqueza del uso de la lengua común trufada de expresiones y vocabulario propio de cada una de las culturas históricas superpuestas, así como del rico mundo de imaginación y creencias que late en cada grupo social, muy vinculadas todavía al mundo sensible de las antiguas culturas y sus celebraciones, por no hablar de la cultura alimentaria, de la vestimenta, los usos cotidianos, etc. Es evidente que el acercamiento a todo eso, si se está medianamente atento y no se lo enfrenta a la consagración de la propia cultura, amplía y enriquece el universo sensible propio, y hasta conmueve los cimientos adormecidos, habitualmente encajonados en culturas que se muerden la cola para sobrevivir, y se diluyen en vanos esfuerzos para incrementar el bienestar tratando de llevarlo a la trascendencia material.
El otro día la ví, curiosamente estaba pensando el ella, en como me estaba cambiando el concepto de "lo distinto". Ahora contemplaba los rasgos afrocaribeños de mis vecinos, y me eran tan familiares que podía fácilmente reconocer muchas veces lo que les ocurría tan solo con una mirada, me dí cuenta que se producían contínuamente encuentros, que nos contamos muchas cosas en ellos, buenas y malas, y que nos gritamos, nos echamos en cara esto o lo otro, que nos preguntamos y que nos curioseamos entre nosotros y la mayor parte de las veces sin cruzar una sola palabra.
Me preguntaba el porqué de esta sensación, subjetiva,es verdad,pero que ahí esá, y solo se me ocurrió que a lo mejor es porque porque empezamos a buscarnos entre nosotros, porque a lo mejor empezamos a no querer eludirnos.
Hacía un año que no sabía nada de ella, ni de sus niñas caribeñas nacidas en la Ribera del Manzanares, chulapas ellas, recordaba la bondadosa carita de la mayor cuidando de sus hermanas pequeñas y apoyando "a muerte" a su madre.
Cuando nos abrazamos parecía no haber nadie más en ese momento, ni sus congéneres que nos ignoraban, ni los míos que seguramente se asombraban.
Pero sí que había mucho más dentro y fuera de todos nosotros, y aunque el frío espejo de la realidad que creemos conocida nos devolvió en poco tiempo la imagen con todas aquellas fronteras que aparentemente nos separan, el encuentro se había producido y ninguna de las dos huyó de él.
Erase una vez...
Un gran señor
De finas manos
Profunda mirada
Y sonrisa de amor
Gracias Señor
cuando te sudan las manos la boca se te seca, las manos descontroladas se pasean por los cabellos o se estrujan una contra otra, es que ha aparecido el miedo. cuando los colores se ven mas brillantes, la musica tiene otros tonos,los amaneceres son maravillosos, es que te has enamorado. los sitemas glandulares se han puesto en marcha. y se sabe que algo pasa. ¿es posible permanecer impavido cuando el cuerpo te esta indicando que algo esta pasando?
Es curioso que cuando pienso en lo endógeno y lo exógeno, me doy cuenta de que todo depende de donde pongo el limite de ambos, porque para una célula lo exógeno seria mi cuerpo, para mi cuerpo (mi piel) sería la Tierra, pero para la Tierra, sería la Galaxia, y así hasta el Infinito que sería lo más exógeno, o el Infinito sería lo endógeno de … ¿Dios?-
En fin, dejando aún lado este tipo de reflexiones, estoy totalmente de acuerdo con Enrique, no existe el fuera y el dentro, los limites los ponen mis propias limitaciones, es decir mi estado en ese momento, porque si cualquier situación que se produzca fuera de mi, modifica mi estado, esa misma modificación de mi estado cambiará lo de fuera.
¡Es el movimiento continuo!, que se topa con mi memoria ¡pasiva!, con mi falta de atención para entenderlo y con mi frágil voluntad.
Cuando en contadas ocasiones y por razones que desconozco mi voluntad se ha unido al entendimiento para comprender que la memoria ¡pasiva! son solo recuerdos que me enfrentan y frenan ese movimiento maravilloso que une todo con Todo, en esas ocasiones es cuando he podido atisbar un poquito aquello de que “Todo fluye”.
Yo este texto lo entiendo, por ejemplo, así:
Alguien está bajando por una escalera muy larga, como esas que hay en algunas estaciones del metro de Madrid. Baja con precipitación, porque tiene prisa o simplemente va distraído. De repente da un traspié, empieza a perder el equilibrio y siente pánico al imaginar el golpe tremebundo que se va a dar. Busca algo
-o alguien- a que agarrarse, lo encuentra o no lo encuentra, y se cae o no se cae. Lógico, de manual básico de supervivencia.
Imaginemos que lo encuentra en el último momento, pero demasiado tarde como para ahorrarse la sensación de fin del mundo inminente, con lo que el susto es importante. Sin embargo, a lo largo de un instante interminable tiene más consciencia de estar vivo de la que ha tenido en los últimos diez años, entre otras muchas cosas olvida cómo se llama, se esfuman sus achaques y se encuentra pletórico. Flota. (Por lo que tengo entendido, en lenguaje posmoderno a esto se le llama estar más feliz que una perdiz).
Segundos después empieza a mirar a su alrededor haciendo muecas para disimular el bochorno, y un niño pequeño que le observa alucinado rompe a llorar. Alguien que está siguiendo la escena desde el principio se siente conmovido, nuestro héroe lo capta y siente más horror. Pero hay que serenarse como sea y hacer recuento de posibles testigos para enterrar las bajas en las filas propias. A ver, ¡orden!, hay que razonar. Es esencial borrar cualquier rastro del delito, no vaya alguien a dudar de que es un ciudadano con sentido común: hay que esconder el miedo; hay una compostura que recomponer, una dignidad que recuperar. Un control que mantener. ¿Y cómo se hace esto con las pupilas rebosantes de adrenalina?.
Por su parte, casi todos los que han presenciado la escena se avergüenzan tanto o más que nuestro héroe y todo su afán es aparentar que no han visto nada. Alguno que otro sonríe, y solamente un par de locos se acercan discretamente a preguntarle si se encuentra bien. ¿Yo, por qué?.
Estas cosas pasan.
Creo haber llegado a la conclusión de que el estado de "impavidez" interpretado como "no alteración" es practicamente imposible.
! Con las hormonas hemos topado!
Ya se ha hablado en este blog de esos momentos en que, de repente, te inunda una sensación de felicidad que baña todas tus células, sin que pueda haber un motivo o explicación racional.
¿Qué ha pasado?
¿Algo misterioso o mágico se ha adueñado de tu cuerpo?
Decía en otro comentario que el universo entero es vibración que recibimos y emitimos en ondas de intensidad y frecuencia variable. Pues bien, esta energía vibracional está siendo recogida, acumulada, procesada y distribuida por unos torbellinos o ruedas que se producen en los cruces de los infinitos canales de energía que recorren nuestro cuerpo. Estos a su vez estimulan el sistema nervioso y por medio de su actividad electrica ponen en funcionamiento las glándulas endocrinas. Entonces éstas producen secreciones hormonales que vierten al torrente sanguíneo y éste a su vez a las células.
!Y todo ésto pasa, sin enterarme yo de nada! Y se traduce en que, estando tumbada en una pradera esperando a unos amigos de repente me inunda una sensación de felicidad, sin saber porqué.
Es decir, que algo de algun lugar misterioso ha llegado a mi cuerpo motivando una descarga de endorfinas que producen esa sensación maravillosa de felicidad.
Asi que, no solo se deben producir descargas por cosas que vivimos como reales. Nos pueden llegar "regalos" o "muertos" de cualquier lugar del universo que povoquen cascadas de endorfinas, dopamina, adrenalina...etc.
¿Cómo puede pues el hombre, pretender permanecer impávido, a no ser que un desequilibrio haya atrofiado y dañado su funcionamiento enegético y hormonal?
Yo no lo interpreto como Inés. No creo que sea demasiado determinante una situación puntual en la que uno se siente sobresaltado y tras una especie de susto reacciona para sentirse contento de que nada más ha sido eso: un susto. Cuando hay una causa externa perfectamente identificable y estrechamente relacionada con el propio cuerpo es bastante lógico experimentar tal o cual sentimiento o, quizá más exactamente, tal o cual determinada sensación que deriva en sentimiento; pero no es un sentimiento puro, y por “puro” estoy queriendo decir sentimiento desprovisto de la inmediatez que conlleva la salvaguarda del propio interés y de la integridad del propio cuerpo; a nadie le apetece romperse la crisma.
Entiendo más la “puridad” del sentimiento como lo plantea Anónima: un no saber por qué ni llegado de dónde; sin un desencadenante vinculado al propio interés y, por extensión, no relacionado con el egoísmo humano que tantas veces hace que uno se sienta feliz o desdichado con perfecta y absoluta independencia de que el resto del mundo esté patas arriba o patas abajo.
Entiendo más a Anónima, pero no del todo; la entiendo nada más parcialmente porque ella sólo hace mención a sentirse bien sin que nada en apariencia lo esté justificando (más allá de que el lugar en que se encuentre sea más o menos idílico). Sé que existen personas que tienen esa virtud o esa suerte; la de ser capaces de sentirse bien cuando “no les está ocurriendo nada malo” ¿Pero qué sucede, cómo encajar el mal o el dolor que se percibe por todos los poros de la piel cuando en el propio cuerpo no está doliendo nada; cuando la “agresión” (lo entrecomillo porque no hace falta ningún puñal en alto e, incluso, todo cuanto puedan estar abarcando la vista y el oído y el tacto estar siendo perfectamente grato y placentero) está fuera y a lo mejor hasta muy lejos y, si alguien te preguntase “¿qué te pasa?” tendrías que, para no entrar en una larga disertación filosófica que serviría tan sólo para enredarse en palabras, contestar “nada, no me pasa nada”?
Para Afrodita:
He elegido "una sensación de felicidad que inunda tus células", porque aprecio más la felicidad que otras cosas, pero podía haber dicho igualmente:
"una sensación de tristeza que invade tus células" o
"una sensacïón, que parece que te duele el alma".
Son todas sensaciones que te inundan sin explicación aparente y que parecen constatar, que " uno " no acaba en su propia piel.
El cómo encajarlas, depende de como cada uno las negocie, tanto si las considera positivas, como negativas.
Comentar significa reflexionar, meditar, pensar. Parece ser que procede de “men”. También significa imaginar. Creo además que hay que procurar utilizar la mente razonadora con cuidado, porque necesita la impavidez para sobrevivir. Se puede escribir un comentario inspirándose en otro, pero sin perder de vista los textos del libro que se supone que nos han puesto aquí para que aprendamos a pensar. Esa es la aventura y esto es un blog, que es un cuaderno para anotar reflexiones.
Hola, Afrodita.
Si yo hago una interpretación de una interpretación o me caigo con todo el equipo dentro de un soliloquio no me estoy aventurando. Ahí no hay colores, ni formas, ni sucesos. Y me pierdo. Un soliloquio es un viaje de ida y vuelta al estado, no hacia el ser, por tanto no hay ningún viaje.
No puedo ser protagonista del blog, tengo que conformarme con ser co-protagonista (mi último comentario, por ejemplo, tiene unos cuantos primeros actores que protagonizan sus propias reacciones) porque las palabras, las historias y los pensamientos, si por fortuna se tienen, no le pertenecen a nadie. Pueden compartirse, no poseerse.
Los protagonistas de mi historia interactúan entre ellos y dentro de ellos mismos sin poderlo evitar. Es una cadena. Sus cuerpos experimentan sensaciones, y son parte esencial del argumento. Hay pureza e impureza en distintas proporciones en todos los personajes. Entre otras cosas. Cada uno de nosotros tiene que escribir su propio libro con sus propios instrumentos, y esto es lo que intentamos al participar en el blog. Todos disponemos de esos instrumentos. Tú también, Afrodita.
Si busco en otros comentarios y elijo aquello que le conviene a la idea que ya tengo de las cosas, estoy construyendo complicidades, y estoy permaneciendo.
Quedarse impavido, omisión,miedo a lo desconocido.
Se oye muchas veces: - bastantes problemas tengo yo para tener que cargar con los de otros. Yo lo que quiero es que me dejen tranquilo, estar en paz-.
Se me queó grabada una escena de la pilicucula hace muchos años, "matar a un ruiseñor".
Una niña de seis años llega llorando a su casa y se refugia en brazos de su padre contandolo que su maestra la habia reprendido varias veces. Aticus, su padre, acariciandola con todo su amorle dice:
-¿No se te ha ocurrido que quizas tu maestra tambien estaba nerviosa por ser su primer día en tu escuela
como tú a lo mejor le dolía la cabeza o tendría algún problema?
Acuerdate siempre de esto en la vida, si en vez de poner cara enfurruñada te pusieras en sus zapatos y la mirases dulcemente la cosa cambiaria porque hay unos hilitos plateados que no se ven pero que el otro capta inmediatamente y la situación cambia.
Ponerse en los zapatos de los demas significa guardar tu ego en el armario, cerrarlo con llave un rato, ya vendran otros momentos en que abras la puerta donde lo tenias encerrado y ya lo contentaras humildemente
Para Anónima e Inés:
Es posible que alguna de las más insospechadas situaciones exógenas de las que habla el texto del autor hayan motivado en mí reacciones hormonales desde las que han cambiado las formas, los colores, y desde luego la importancia de cualquier suceso; y que, como consecuencia de ello, estuviera yo a la hora de leer los comentarios bajo el influjo de un estado de ánimo que no supe negociar. Me ha gustado eso de “negociar”; me parece que representa muy bien la escena de uno mismo en una especie de tira y afloja con su propio yo argumentándose y respondiéndose, y rebatiéndose y refutándose “pero, vamos a ver, ¿tú quieres estar bien o estar mal?”; y el uno mismo o su propio yo desea, como es natural, estar bien; y alguno de los dos tiene que ganar, a condición (ineludible) de que alguno de los dos se deje derrotar. Pero ambos son de uno, como si se tratara de hijos; y una buena madre habría de saber encontrar el equilibrio y dejar contentos a ambos sin contienda. Pero yo me reconozco en ese aspecto (y por desventura) madre tirando a sectaria o vulnerable; y me inclino erróneamente hacia el lado del que me quiere fastidiar. Creo que se llama, a esa forma tan puñetera de sentir, “sentimiento trágico de la vida” o algo así…
De no haber sido por causa de alguna de esas situaciones mi comentario no habría, quiero imaginar, ido en la dirección que ha motivado que hayáis contestado las dos.
Lo que sí parece claro es que ninguna de las tres somos proclives a caer en el error consistente quizás en “pretender permanecer impávido ante cualquier acontecimiento."
A Inés le haría alguna matización (subjetiva, claro) acerca de las virtudes y defectos de las complicidades en general, y sólo en general; pero no quiero correr el riesgo de no acertar exactamente con las palabras que la pudieran expresar (a la matización) y terminar estropeando este comentario con el que deseo, con absoluta verdad, pedir disculpas a ambas por cuanto os hayáis sentido atacadas.
Saludos para las dos.
LA DAMA DE LA FLOR DEL CANTUESO
Aquella dama un día modeló una maceta con fina arcilla, la llenó de tierra de vega, y abonó con estiércol de viejo muladar. Luego sembró en ella semillas de cantueso. Crecieron las plantas y su olor perfumó el aire. Brotaron flores, y su color violeta anunció el encuentro.
Todos los días, cuando la noche llagaba, la Dama de la Flor del Cantueso se engalanaba en espera de su amor más cierto, y convocaba a su amado diciendo :
Hijo de rey, ven ya,
que la planta del cantueso
florida está. .
El eco de sus palabras alcanzaba los sueños de quien, si saberlo, la amaba. Y al poco, un hermoso gavilán, decidido y veloz, acudía. Se posaba en la maceta, con anhelo respiraba el aroma de la planta, y con decisión se sumergía entre las flores malvas de cantueso. Atravesando el color violeta, llegaba allá donde la dama estaba esperando, y con un profundo suspiro se convertía en el príncipe de sus sueños.
Todas las noches, cuando el sueño ronda, acudía el gavilán a la llamada. Hasta que en una ocasión, al atravesar las plantas de cantueso, una trampa de cuchillas afiladas cortó los tendones de sus patas. ….Y el hijo de rey quedó herido en su corazón, pues perdió la fe que le conducía hasta la dama. Tornose desconfiado y taciturno, y yació en un estado de sombría tristeza pensando en qué razón habría llevado a su dama a tenderle tal trampa de cuchillas afiladas.
La desolación y la apatía teníanle tan alejado que, por más que oyera el eco de la llamada, no salía de él respuesta. En su indecisión había perdido el brío y la rapidez de vuelo del gavilán, y no volvió a volar al encuentro de la Dama de la Flor del Cantueso.
Sumido en tal estado de enfermedad, ningún médico del reino pudo sanarle. Hasta que un día la Dama se disfrazó de médico , y a plena luz de día, irrumpió en palacio, se acercó con decisión al príncipe, y le dio su jarabe mágico, al tiempo que le decía : “ recuerda quién te curó “ …”recuerda quién te curó “….
Fue todo tan rápido que nadie se percató, pero el príncipe sanó. Recobró el vigor, se renovaron las fuerzas, y le alentó una nueva esperanza : la de la venganza.
Aquella noche, él respondió al eco de la llamada, y convertido otra vez en veloz gavilán, atravesó las plantas sin oler su perfume, sin envolverse en el color de sus flores, y le faltó tiempo para desenvainar su espada, pero ya antes la voz de su amada resonaba :
“ Recuerda quién te curó ”. ….” Recuerda quién te curó “. …
Jamás se produjo venganza, la presencia de la Dama de la Flor del Cantueso devolvió a su amado la fe en el amor.
Circunstancias miles, algunas como contrariedades, nos envuelven cada día. Cuando a éstas las revestimos de importancia personal, probablemente estemos haciendo también un vestido con sábanas de razón que justifiquen nuestra participación inocente. Es entonces cuando al poner nombre a la contrariedad perdemos fe en la Dama y alentamos la desconfianza.
Las hermanastras también aparecen en el cuento, y son eso, hermanastras. Pero si no se logra desenmascararlas se confundirán fácilmente con la Bella Dama de la Flor del Cantueso.
A veces está una torpe. He releído los comentarios y creo que en un principio interpreté justo al revés el párrafo en que Inés escribe de las complicidades. Según esa segunda lectura y su correspondiente segunda interpretación creo, Inés, que estamos de acuerdo.
Entiendo que son endógenas las reacciones hormonales, neuronales y orgánicas que dan forma a nuestras acciones sensitivas y condicionan nuestra forma de funcionar en la vida. Exógeno es tu vecino, tu marido, la nieve que se avecina, la muerte de un niño en las antípodas, o las expectativas sobre el 2012 … Desde la biología parece evidente que cualquier relación endógena/exógena propicia una experiencia que nos modifica. Entonces, ¿por qué nos resulta tan difícil reconocerla?, ¿por qué nos aferramos tanto a la egocéntrica y lineal traducción que nuestra razón hace de todas ellas? ¿Cómo romper con esta anomalía de nuestra conducta endógena?
Porque no basta con anunciar la ruptura de las fronteras. Eso, si no es una percepción directa, no sería mas que una suposición y una creencia. Otra entelequia.
Y no hay percepción directa cuando hay una resistencia, una protección. La mayor parte de nuestra cotidianeidad consiste en oír nuestro propio ruido, nuestros diarios deseos, preocupaciones y temores, justificándolos en variopintos argumentos de índole religiosa, psicológica o científica. Casi todas nuestras experiencias pasan por ese tamiz, de tal manera que nos es muy difícil percibir lo que realmente es en cada momento y ocasión. Aceptar que nuestro estado es producto de toda esa confusión ya es un paso hacia la liberación. Al dejar de luchar, al dejar de condenarlo o justificarlo abandonamos la necesidad de interpretarlo y traducirlo de acuerdo a nuestro condicionamiento y podemos acercarnos a lograr una comprensión del sentido de la experiencia al no estar tan contaminados.
Esta observación de lo que es, es extremadamente difícil, y requiere de una mente muy astuta y un corazón muy flexible porque lo que es, está en movimiento constante, en continua trasformación y en el momento en que te amarras a la creencia, pierdes el tren.
De ahí que sea tan difícil la comunicación. A mi por lo menos, me resulta muy arduo establecer contacto, unos con otros, en forma fácil, eficaz y con efectos definitivos. Cada uno va a una velocidad en función de sus propios condicionantes, intenciones y atenciones. Por eso me resulta tan significativo el entendimiento instantáneo que adviene cuando nos encontramos ( vosotros y yo ) en el mismo nivel al mismo tiempo. La entrega al instante, una mirada amorosa, de total aceptación al otro como legítimo otro, han sido factores que han facilitado ese encuentro. Yo creo que esos instantes de comunión bien valen nuestros aprendizajes en el arte de observar, de escuchar, el constante diálogo entre lo endógeno y lo exógeno
Es verdad que, sin saber por qué, se te cambia el estado de ánimo y lo que normalmente sería una chorrada se convierte en un drama. La causa puede ser cualquiera de esas insospechadas situaciones exógenas a las que se refiere el autor. Es inútil buscarla. Pero sucede cada dos por tres. La cuestión es cómo reaccionar, qué hacer cuándo pasa eso. Normalmente nos justificamos por nuestra reacción buscando algún culpable externo. Suele ser una maniobra de distracción que no nos resuelve el problema. Nuestro problema sigue siendo cómo recomponernos de la mejor manera posible. Intentar volver a la situación anterior, a la que teníamos antes de sentirnos desestabilizados, rara vez es la solución. De alguna manera hay que reinventarse, pero sin saber hacia dónde. Son las típicas situaciones que me recuerdan a esos laberintos de los que, al parecer, sólo se puede salir volando. Y ahí, me da la impresión de que juega un papel importante la inteligencia. Saber echar mano de tus mejores recursos. Por ejemplo, me cuentan que el humor, la risa o al menos la sonrisa, es un recurso muy útil. Yo sí lo creo. Te ayuda a distendirte, a relativizar lo que te pasa, a limpiarte. Y ese ya es un primer paso importante. ¿Algo más? Si, me ayuda mucho cuando soy capaz de decirme: ¿qué puedo aprender de esta situación? ¿Qué puedo aprovechar del nuevo escenario que se me ha creado? ¿Puedo crear algo nuevo en mí? ¿Puedo reinventarme construyendo algo nuevo que me permita crecer? Desde luego no me puedo quedar impávido, como pétreo en mi fortaleza anterior, a la defensiva. Pero, para eso, necesito buscarme ayudas. Exógenas o endógenas. No distingo bien la frontera donde termina lo uno y empieza lo otro. Sé que necesito recabar ayudas para sonreir, para aventurarme, para reinventarme… para volar, en definitiva. Bueno, ése es el pan nuestro de cada día. Dánosle hoy.
Decía Enrique al principio que lo endógeno y lo exógeno no existen, ni el espacio, ni el tiempo. Yo creo que esto es verdad, pero si atiendo a mi propia experiencia, no puedo negar que, a la vez, existen. Que no puedo no contar con las fronteras aunque no existan. Y si ignoro que existen, ¿estoy derribándolas o levantándolas?.
Me llama mucho la atención el hecho de que en nuestros idiomas haya montones de palabras directamente relacionadas con la idea de frontera, tiempo, espacio....Con la idea de estado, en una palabra, porque es el estado lo que cambia. De hecho, con cualquiera de ellos se pueden construir muchas frases de todos los colores sin salirse del concepto del límite. Esto es muy curioso, si pensamos que el ser humano no ha creado el lenguaje, sino que sólo lo ha descubierto. Como todo lo demás.
Si esto es así, dios tiene un sentido del humor que desde luego nos supera, y a Einstein debió fallarle el suyo cuando se le escapó aquello tan famoso de que “dios no juega a los dados”. Parece ser que en una de las ocasiones en que discutía por enésima vez con un colega sobre cómo interpretar el resultado de ciertos experimentos, este, harto de escucharle, le contestó ¡señor Einstein, deje de decirle a dios lo que debe hacer!.
Bueno, Afrodita, gracias por el esfuerzo de tu comentario. Yo no pretendía que estuvieras de acuerdo conmigo, cosa que no puede ser porque lo natural es disentir, es que al leer tu interpretación me sentí como si me hubieran tapado la boca, sí, porque habías reducido de un plumazo lo que escribí a un susto. En cuanto a todo lo demás que digo en mi “protesta”, no creas que yo no caigo en ello; intento no hacerlo. De hecho, lo expreso en primera persona. Y recuerda que, como mínimo, yo no soy nadie para darte lecciones y que no hay mejor maestro que uno mismo. Esto parece un topicazo, pero es la pura verdad. Un abrazo, hermosa.
Enrique tu comentario me ha conmovido. Es poético y rompe fronteras. Gracias.
Enrique nos habla del ser que se puede vislumbrar, no del estar. Quizás sea importante empezar por el estado de cada uno. En nuestro estado sí hay circunstancias que percibimos como exógenas y que, de un modo u otro, nos alteran. ¿Por qué nos alteran?. Sencillamente porque no las habíamos previsto. Nuestro estado cree que todo lo conoce y todo sabe, es decir, que todo lo puede controlar y planificar.
Lo imprevisto nos hace chocar de bruces con una realidad: lo desconocemos casi todo o, al menos, el universo de lo que desconocemos es mucho mayor que la pequeña parcela de lo que creemos dominar. Esas temidas situaciones exógenas nos obligan a mirar más allá de las minúsculas fronteras de nuestro terruño. Y nos altera que nos rompan esas pequeñas certezas que conforman el mundo de nuestras seguridades aparentes.
Quizá debiéramos ser conscientes de que las murallas con que protegemos el terruño sólo dificultan nuestra salida y percepción del mundo exterior, pero no impiden que “situaciones exógenas” entren y pongan nuestro mundo patas arriba. Quizá debiéramos percibir esas circunstancias como oportunidades de ampliar las fronteras de nuestro conocimiento y no como “enemigos” frente a los que debemos amurallarnos por haber roto nuestras defensas y nuestras presuntas certezas.
Quizás esas circunstancias exógenas sean un impulso para la aventura del pensamiento.
A la vista de los comentarios suscitados tras la publicación de este nuevo párrafo, no dejo de asombrarme por el curso que adoptan estos, en la deglución de su contenido. Si, unos tratamos de resolver el enigma del discontinuo que asoma en el mensaje desde interpretaciones endógenas, es decir, dentro-dentro, otros tratan de hacerlo posicionándose internamente, o lo que es lo mismo, dentro-extraño fuera, y el más precipitado lo hace en el sentido de eliminar la frontera misma, como si no existieran diferencias entre ambas instancias, elevando a absolutas las averiguaciones de la Física, desentendiéndose del plano fenomenológico en el que, por lo menos, estamos.
Entiendo el comentario como una advertencia del aventurero, al que echo mucho de menos, en el enlace que puede hacerse con el devenir del discurso que viene haciendo, especialmente en las frases numeradas que van del 1.7 al 1.9, al respecto del uso que hacemos del sentido de la existencia, que tan ligado está al de realidad –no al de nuestra realidad (error endógeno)‒.
Encadenado a la percepción, ya explicado anteriormente, nuestra razón nos provee a partir del uso que hacemos de los sensores, de un Sentido de la identidad que contiene en sí mismo un error del que nos advierte el autor, aquel en el que asignamos desde el sesgo sensitivo una continuidad que calma la continua tragedia de la muerte, expresada en la falsa evidencia de que permaneceremos como individuos en el momento siguiente.
Como dice Inés, desde su empirismo metafísico primario, solo cuando lo externo nos coge de improviso, es cuando caemos en la cuenta de lo falaz de la estrategia egocéntrica mantenida, que extrañamente dotará a los sucesos propios de una idea de destino que me resisto a admitir como sustituto de mi voluntad consciente en el curso de mi existencia.
Entorno a ello, tomo partido por la idea del quiebro y el requiebro del torero, haciendo arte supremo de la tragedia de la muerte, jugándose la vida en la incertidumbre del lance, sustituyendo el continuo cerrado de su presencia vital por el discontinuo abierto de la Suerte.
Desfachatez en el abierto discontinuo, lo demás es enfermedad, locura o ateísmo.
Tengo mucho miedo de Eolo.com.
Oye, muchacho, y de lo que dijo mi abuelo materno, ¿tú qué opinas? (arriba, en el primer comentario).
A veces algo tiembla en el silencio, es como si una mirada hiciera girar al mundo. Pero, es que no solo debe ser una mirada,quisieran ser todas las miradas. Una luz creativa que se encuentra con otra luz creativa para nacer una interacción incesante.
Cuando se abre el espíritu y para eso se debe mirar con los dos ojos. Con el interior y con el exterior. No solo se respira aspirando y expirando. Hay una respiración interior que sale del corazón. Ese ritmo cardiaco acompasa las alteraciones exogenas.
Es, quizás, el secreto del ritmo, la luz de la contemplación. La cristalización del espacio de la mirada. La apertura constante.
Sí, por una cuestion de interpretación del comentario de "Enrique" al principio de estos. Según él, y casi estoy de acuerdo en la literatura, son falsas e inexistentes las fronteras entre el dentro y el afuera, ilusiones -entiendo- acostumbramientos -colijo-pero sería bueno que explicara si tal escenario es deseo, intención, pensamiento, creencia o pura vivencia de la buena. Y sobre todo, ¿ha hecho la práctica efectiva de obviar meter aire en los pulmones y conformarse con el que se queda fuera? ¿Ha viajado alguna vez por el espacio atemporal recorriendo el universo ignoto, o tan solo lo ha hecho mirando por la ventana? Respetuosamente, creo que confunde voluntad con realidad asumible necesariamente, por ahora, y mezcla los espacios de ficción o recreación imaginativa con los obligados percursos terrestres, por ahora también.
A Inés:
No es, quizas, motivo de discusión que incumba ahora. Pero, el lenguaje, quizas, lo crea el hombre. Y,con respecto al Maestro, no sé si uno es el mejor maestro de uno mismo. Esto llevaría a una amplia discusíon, por un lado filosofica que nos llevaría a la ontología, y teologica que nos llevaría a la emanación.
Hay miradas que hielan la sangre, y miradas que alegran el día; miradas que tanto recibimos como emitimos, y en ambos casos, el efecto afecta al responsable de haber entristecido o alegrado el mundo, no sólo al semejante. Parece que no puede separarse lo exógeno y lo endógeno. Proteger a los demás de nuestros dardos lumínicos, cuando están dirigidos por intereses, manías, prejuicios, complejos, nos liberaría de la congoja que provoca una acción de desamor, porque sabemos que dificulta el trabajo de vivir. ¿Para qué mirar con alforjas de rechazo, censura o suficiencia? ¿Para qué engañar con afectos impostados?
Mientras no alcancemos el estado de amistad hacia todo, mejor es bajar la mirada para no inferir e inferirnos heridas que tarde o temprano tendremos la responsabilidad de cicatrizar. ¿Transportamos un bálsamo de Fierabrás –“Fier-à-bras”, orgulloso de su brazo, sobrenombre de Guillermo II, duque de Aquitania- que todo lo sana? Pues vamos a necesitar toneladas si además de proponernos curar las del pasado y el futuro las seguimos abriendo en el presente, es un decir; porque si la división del tiempo en tres segmentos es irreal, y la quántica no me dejará mentir, producimos el daño en todo tiempo, en todo espacio. Las heridas abiertas por nuestras acciones acechan en las esquinas dificultando el giro que libera de la jaula. ¡Qué tabarra os estoy dando!
Y por cierto, habiendo escuchado que cuando dos personas piensan igual, al menos una de las dos no piensa, me resulta chocante que algunos participantes de este foro aprueben, desaprueben, critiquen, rectifiquen la opinión de otros, para llevar el agua a su molino, donde se ahoga la diversidad y el molinero se aburre, pensando en su fuero interno: “¡Qué coñazo estoy dando al personal”.
Es evidente que la negación de las fronteras y de la distinción de lo endógeno y lo exógeno tiene poco de vivencia (ni de la buena ni de la mala) o percepción directa y mucho de extrapolación de un razonamiento hasta sus últimas consecuencias.
Cuando me duelen las muelas, de poco me sirve saber que este dolor en realidad no es mío, sino universal. Saber que mi ser no tiene que madrugar (¿de qué sirve madrugar si no hay tiempo?)tampoco le ayuda mucho a mi estar (dormido). Esto no me impide jugar con las ideas (¿pensadas por mí o pensadas a través de mí?) ni con las palabras.
Si de lo que se trata es de aventurarse y cargamos a otros con la responsabilidad de una libertad a la que nos debemos pero no ejercemos puede ser que no hayamos prestado mucha atención al maestro. Hay gente que no ha tenido la gran suerte de encontrarse con alguno -exógeno-, pero le tiene mucho más presente que otros que, teniéndole delante, esperan que les aplauda el trabajo de un camino que no han recorrido, se coronan con un turbante misticoide y se extrañan de que el maestro no se ciegue con su brillo. Y todavía les dicen a otros: sígueme. Si el maestro endógeno predica en el desierto, además de cargar al exógeno con más trabajo, puede ocurrir que las endorfinas nos acaben fosilizando en una sonrisa de felicidad fatal que volvería negro y mataría de pena a cualquier espejo.
Sugiero a Enrique -con perdón si cabe por mi aparente desaliño instrumentario- y demás glosantes metafóricos, que cuando expresen sensación, necesidad, deseo, posibilidad, no acumulados todos/as ellos en la experiencia directa sino en la soñada o interpretada, e incluso exigida, que lo expliciten o lo compongan de forma que no nos liemos con el ahora y aquí y el algun dia, si seguimos buscándolo. Sé que hay experiencias encontradas, y experimentales buceadores que algo de aquello que buscan han alcanzado e incluso practican a diario. Sólo pido ordenación de espacios, usos y alternancias posibles entre el estar y el ser.
Hace un tiempo una persona me preguntó que alguien tan humilde que podía esperar de mi. Aquel día tomé consciencia, lo endógeno y lo exogeno, que mis vestiduras y mi lenguaje no eran los idóneos. Quien era el maestro?
Otra vez estaba deprimido, mi corazón alterado. Vino alguien, me tomó el pulso y humedeció mi frente Mis latidos se acompasarón. Quien era el maestro?
La semana pasada corrían por casa mi hijo y sus amigos, no me dejaban en "paz". Chillé con tal agresividad que demudé sus caras. Quien crea el lenguaje?
La vida, la consciencia la recorremos juntos.
A propósito de las miradas de Carmina:
Había llegado a la boca del metro chorreando, trás un chaparrón inesperado. Bajaba las escaleras tratando de plegar mi paraguas en medio de una multitud ,cuando los últimos acordes de un violín me alcanzaron.
Caminaba entre la gente deseosa de que el violín reanudara alguna melodía , pero desgraciadamente se había parado. Rebuscaba en mis bolsillos alguna moneda mientras seguía trotando entre la gente y, como en muchas otras ocasiones, al llegar al lugar de la música me encontraba sin un céntimo en la mano y, parece ser, que sin tiempo para pararme y buscar detenidamente.
Una bella mujer de mediana edad se encontraba sentada en una banqueta, con la intención quizá de hacer un pequeño descanso.
Impelida por la gente ya no había tiempo y, pasar delante de ella, era cuestión de segundos.
Apenada por tener las manos vacías, (aquella música aunque fuera brevemente, habia cambiado mi ánimo) le miré con sincero agradecimiento y sonreí. Me devolvió una bella sonrisa, quizá algo más que bella, porque rapidamente noté que se había producido un mágico encuentro.
¿Dónde se había producido ese encuentro?
¿En mi corazón? ¿ Quizás en el suyo? ¿ O tal vez en un misterioso lugar del universo?
Sólo sé que despues de esas sonrisa yo no era la misma que unos minutos antes y, que a lo largo de la mañana, varias veces su recuerdo se apoderó de mí.
Mi incógnita siempre será, qué efecto produjo en ella la mía.
Parece que la vida nos coloca ante los acontecimientos necesarios para que cambiemos nuestros caminos trazados, y descubramos nuevos trazos, nuevas posibilidades y nuevas formas de ver el mundo. ¿Será así como cobra vida el universo?
En defensa de la metáfora, sin perturbar la razón:
La metáfora es un puente entre la intención y el deseo, entre la lógica y la aspiración, entre lo trillado y lo imaginado, entre lo conocido y lo que está por conocer.
El "metafórico" (entendiendo como tal el que produce metáforas) busca o persigue despistar al contable para que pueda pasar el cuentista; busca, por decirlo así, elucubrar de otra manera.
Dicho esto, y puestos a establecer categorías en las que clasificarnos todos los que participamos en este blog, aporto algunas sugerencias: metafórico, místico, mágico, acólico, atónito, anónimo, beúcico, bucólico, lunático, errático, simbólico, patético, poético, hermético...
Entonces nos pasamos la vida negándonos a aceptar que vivimos en permanente cambio. ¿Por qué' ¿Qué esconde el miedo al cambio? ¿Qué esconde la resistencia a la inevitable metamorfosis que implica estar vivo? ¿Miedo a que se derrumbe lo que hemos construido? ¿Miedo a no saber construir de nuevo? ¿Miedo a qué?
¿Por qué es tan difícil permitirme sentir pavor, que mi geografía interna se descoloque y luego vuelva a situarse en otro orden distinto? ¿Por qué pretendo entender todas las sensaciones contándomelas una y mil veces hasta conseguir taparlas con un sonido familiar si el viento que me ha movido y descolocado ha viajado misteriosamente hasta mi desde un rincón remoto de nuestro planeta o desde una galaxia lejana a través de la mirada de un amigo, del llanto de un niño o de una palabra escuchada de los labios de alguien más sabio? Si todos formamos parte de esa maravillosa urdimbre y así se puede sentir a veces ¿por qué no me dejo conmover por todo lo que pasa y permito que sencillamente pase a través de mi impregnándose de cierta buena intención o bendición? Las explicaciones y los razonamientos sólo consiguen cortar los hilos que nos unen a los otros por muy alejados que a veces nos parezcan. ¿Cómo será el día en el que pueda ver esos hilos de plata que nos unen? De momento, como Aticus (el protagonista de “matar a un ruiseñor”), tal vez sólo alcance a evocar su existencia, pero puede que al evocarlos este reforzándolos, aumentando la comunicación/comunión y emitiendo señales de esperanza que sin duda llegarán a los sitios más recónditos....
Sabia reflexión y mágnifico comentario, el de "Anónimo" del 27F, al que nada se debería añadir.
Intuyo que, gran parte de lo aquí expuesto obedece, a que en este "estado costroso" en el que muchos nos encontramos, somos amigos de "lo estanco", "del control", ya sea de sensaciones, emociones, percepciones etc....de que no nos muevan demasiado. Incluso a algunos les gustaría poder ver esos hilitos de plata, oro o diamantinos para poderlos tensar y manejar a su gusto cortando aquellos que, desde su estado, considerara incómodos y no deseables. Afortunadamente "la sabiduría" nos está velada mientras mantengamos ese estado y aunque nuestra obstinada razón quiera saber de dónde, cómo, para qué, porqué...la única salida que tenemos es sumergirnos a conciencia en ese maravilloso océano que es la vida y experimentar.
Imaginaros un día de verano cuando distendidamente nos introducimos en el agua del mar y nos abandonamos a ella nadando ora a coll, ora a braza, luego buceamos, despues flotamos....
Todos recordamos las maravillosas sensaciones que ésto produce y nadie se plantea en ese momento porqué floto, de dónde viene la ola que me ladea o me inestabiliza, cómo sin esfuerzo puedo sumergirme, qué extraña fuerza me va impulsando hacia la orilla....,
porque si nos ponemos a desgranar todo ésto desde "el coco", nos alejamos inmediatamente de la experiencia en sí y la sensación de bienestar. Evoquemos su existencia, como dice Anónimo, y ya se incorporará todo ello en algún momento, digo yo. En algún libro leí algo así como, "no intentes atrapar aquello que debe atraparte a tí".
Me había propuesto no escribir más por esta vez para no resultar excesiva e invasora de blogs, o sea, pesada, pero al leer las preguntas que se hace Bárbara no he tenido más remedio que volver a hacerme otras que me han rondado desde que se publicó este texto. Aquí van, y si esto es descabellado agradeceré que, de encontrar el despropósito, alguien que sepa más que yo me lo desmonte o me lo desmienta.
¿No se nos enseña desde que nacemos y enseñamos a los que nacen que el hombre no es otra cosa que un animal racional?, ¿no aprendemos y transmitimos que lo único que realmente diferencia al ser humano de los animales es la capacidad de razonar?. ¿No se nos educa y educamos en que más allá y más acá de la razón, y de lo que hemos convenido en que es lo razonable, sólo existe una fiera irracional y temible que debe ser constantemente mantenida a raya?. ¿Contenida, domesticada, subyugada?. Esta concepción del hombre tan binaria, tan dual, tan “o tú o yo”, “o el animal o la razón”, ¿no estará directamente relacionada con nuestras pretensiones de impavidez?.
En nuestro modelo socio-cultural, ¿las reacciones hormonales no pertenecen como al mundo del hampa: lo femenino, lo ilógico, lo incontrolable, lo abisal (y también abismal, claro); al mundo de la bestia, de las brujas, de la luna, de lo oscuro, de lo subliminal, la superstición, lo desconocido...?. La intuición o la llamada percepción extrasensorial –muy desarrollada en ciertos animales- ¿no pertenecen para una mayoría también a este mundo?. La razón, al otro lado de un binomio que ella se habría inventado, ¿no ha metido todo eso en el saco de lo demoníaco, de lo que conduce a la locura, de la locura misma?. ¿No lo teme?. ¿No sería este un temor razonable (el que siente la razón) una consecuencia lógica y directa de tales conclusiones?. ¿No sería el pánico de la razón a tener que renunciar a la supremacía que se ha concedido y a reconocer que estas conclusiones son necias -por ignorantes-?. Si la razón reconociera y asumiera en ellas un error ¿no le estaría dejando con ello el paso más libre a influjos que cambien nuestro mundillo razonado y nos faciliten el trabajo de evolucionar?.
¿No llevamos ya siglos negando su importancia, despreciando y temiendo este “sub-mundo”, bloqueándolo para blindarnos a otras realidades desde las que podríamos ampliar nuestra consciencia, sublimar a todas las bestias e ir rompiendo todos los modelos como camino hacia el no-modelo?. Quizá el miedo que sentimos no es más que el miedo a la libertad. O ni menos, más bien.
Cómo pretender permanecer impasible ante el rojo del amanecer, potente, vibrante y tan distinto cada día…
Cómo quedarse impávido ante la mirada de un niño o la sonrisa de quien lo hace desde el corazón.
Y cuando me enamoro…de la vida misma, yo no sé qué se produce en mí, qué cambios internos reflejan un nuevo aspecto exterior.
Supongo que esa pretensión de inmutabilidad tiene que ver con la tan cacareada “racionalidad objetiva”. Tanto tiempo en pos de ella haciendo caso a consignas sociales, para descubrir que es imposible, que no soy objetiva ni lo quiero ser, que no permanezco inalterable ante cualquier circunstancia, que amo, y eso me transforma y transforma el mundo.
Lo difícil es estar atento a esta realidad como posibilidad de aventura, y de apertura, y de felicidad…
Hace ya unos días te ví en un periodico, me atrapó tu mirada inmensa de niña preciosa y ausente, es probable que ya no pudieras seguir mirando más, habías visto muchas cosas.... Estabas a tantos kilometros de distancia y a la vez tan cerca. Tu bracito convertido en un muñon y en tu frente una tira de papel pegado que decía cuando te habían operado, cuando te habían cortado ese precioso bracito, probablemente sin anestesia. ¿qué hizo el fotografo después de hacerte la foto? dejó en el suelo su camara y te preguntó cómo estabas? te dió un abrazo o un caramelo? pudo continuar mirandote? Yo te sigo viendo, hay noches que he viajado hasta donde tu estabas y te he abrazado muy fuerte, he masajeado tu muñon dolorido y he pretendido darte fuerzas para que sigas ahí, para que sigas viviendo,recordandonos lo bien y lo estupidamente cómodos que estamos bajo nuestras pesadas mantas.....Lloro al pensar en ti.... Te doy las gracias porque has hecho que sienta mi parte más solidaria, la que más ama. Si embargo vivo en una casa con otras personas que son mi familia, a veces ellos también me miran, pero cuando lo hacen yo no los veo, porque entonces cojo mi confortable mantita y me tapo con ella. A veces yo los miro a ellos, y siento la enorme distancia que nos separa. Vivimos juntos pero estamos tan lejanos. Sin embargo he podido recorrer miles de kilometros hasta encontrarte a ti y luego abrazarte ...Pronto llegaran las lluvias... Espero que tengas zapatos, que tengas abrigo que encuentres unos brazos que te protejan, que comas, que se curen tus heridas.
Yo a mi vez procuraré cuidar más a los que tengo cerca, ir derrivando barreras hacia fuera y hacia dentro y que tu estés cada vez más contenta
Sigo a Enrique en sus acotaciones y alargaciones a instancias requeridoras de uno de los Anónimos (¿Cuál?), y creo que ha acertado con sus argumentos, sin menoscabo de los que, al menos hasta ahora, han urgado en la conceptualización de la metáfora, que es y para qué sirve, antropológicamente hablando. META: Fin al que se dirigen las acciones y deseos de las personas. METÁFORA: Trasladar el "sentido cierto de las voces" en otro figurado, en virtud de una comparación tácita. Es decir, sentido "recto" por sentido figurado, poetizado, deseado, posible o no.
Ha hecho Enrique un buen trabajo paracientífico, pero creo que ha agregado conceptualizaciones metafóricas de cosechas y lugares propios. A ver que dice Anónimo (¿Cuál?)
Vaya nombre ese el de la “Seguridad Social”, podían haber escogido algo menos inadecuado. Le han puesto lo de seguridad para que lo que nos pueda suceder no nos genere inseguridad, que es lo que más tememos que venga de afuera. Y lo de social para que no siendo de nadie acaben manejándola unos pocos.
Y yo me pregunto.. ¿Qué hubiera sido de Astrérix en su lucha con los romanos, si hubiera habido Seguridad Social? Le habrían dado cita previa, por lo que no hubiera ido a la pelea, sino a la cola del ambulatorio; le habrían mandado unos análisis, y claro con la cantidad de jabalí que se zampa tendría el hígado mal; la habrían mandado unas pastillas para que mejorara, y tendría que tomarse unas cuantas más para evitar los efectos secundarios de las primeras. Total un héroe convertido en una calmadita piltrafa que por su hipocondría convendría jubilar lo antes posible, o a mendigar en cualquier cola del Inem.
La moraleja es, además de un barrio de Madrid en el que se vive mejor que en el mío, que quien quiere estar seguro no sale de sí, que da lo conseguido como tesoro, que percibe lo externo como amenaza, que pacta con su interior la estabilidad y la seguridad, y que Dios nos pille confesaos… que si no nos pilla ya se encargará la póliza de seguros de cubrirlo.
...y llegado el octavo dia, Dios chasqueó los dedos (plic, plic) y dijo “me fbalta alga...me fbalta alga...”. Andaba por allí Lucifer, entretenido en pegarle papelitos de Ti-pex a Dios en la boca. En esto que va Dios y se fija en el sobrecito del que Lucifer saca los dichosos papelitos, lee las instrucciones, le da una colleja a Lucifer y crea a Eneadene.
Exógeno y endógeno, ó Tú y yo.
Parece una misma separación. Presos y carceleros íntimamente ligados.
Siento que las barreras que levantamos nos hacen buscar durante nuestra vida, a costa de un gran dolor y fracasos sin fin, el deseo de POSEER.
Buscamos como sedientos que “los exógenos” nos amen sin condiciones, nos admiren sin límites, nos cuiden sin medida… y así una larguísima cadena que todos rompemos permanentemente.
Dicen que los descubrimientos genéticos y los avances científicos van a prolongarnos la vida muchos años más.
De hecho los trasplantes ya han posibilitado esa opción a miles de personas, de los experimentos clónicos genéticos, también cabe esperar situaciones similares.
¿Será que comienza una época en la que “lo exógeno” empieza a fundirse con “lo endógeno” en su fase más burda?
¿Cómo puede distinguir una persona a la que le han trasplantado el corazón qué es en ella endógeno y exógeno? ¿Y a partir de cuándo, momentos antes del transplante ó momentos después? ¿Tenemos la capacidad de hacer endógeno lo exógeno?
¿Los sutiles y cambiantes sentimientos y sensaciones en qué medida se verán modificados ante un hígado con el que no hemos nacido ni convivido, y que es una importante fábrica de estados de ánimo? ¿Y las hormonas, sabrán reconocer las órdenes del recién llegado?
Si es así, creamos un espejismo mental que nos protege de la demolición de barreras que nos unen a todo y a todos con la misma intensidad y para la cual posiblemente aún no estemos preparados por el vértigo que supone perder nuestra endógena seguridad.
Creo que vamos hacia una mezcla universal, de razas, de sangres, de seres… un nuevo estado en el que se posibilite algo que una vez leí en una revista que se llama ANANDA que dice así:
“La aceptación de las cosas deseadas y también de las indeseadas sin que nada cambie, esa es la señal, esa es la plataforma desde donde se ve la luz de la libertad”
"No te dejes llevar por la melancolía, no pierdas el tiempo recordando el pasado, fíjate como ha cambiado todo",es lo que me parece escucharle cuando la melancolía traicionera intenta asaltar mi ánimo.
Había pensado es ese momento, en cómo sería todo después. El desenlace era previsible y creí poder anticipar y hasta visualizar como quedaría mi cotidianidad cuando ocurriera.
Pero no ha sido así, aparentemente la situaciones no han variado mucho, el mismo trabajo, la misma casa, los mismos objetos, las mismas personas, pero... estoy en otro lugar, en otro espacio, todo ha cambiado, se ha puesto a vibrar de otro modo, porque alguién que formaba parte de esa vibración ha dejado de hacerlo por lo menos en esta realidad aparencial.
Seguramente me ha dejado muchos legados, pero éste es el más impresionante,el ponerme delante de otra geografía, fuera y dentro de mi piel, donde la espectación por los espacios cambiantes es tal que deja sinsentido, ni tiempo para ello, las tristezas y las penas, "no son útiles para nadie, tampoco para mí", me parece escucharle.
Se está sometido a cambios, a percepciones. Continuamente vivimos y morimos. Recibimos las tensiones de vivir, de vivir si se puede con alegría. Nos sentimos con el deber de asir la felicidad vislumbrada, de sujetarla, de hacerla nuestra y derramarla a los otros. También nos sentimos con el deber de respetar la muerte y recibirla, recibir sus enseñanzas, acatarla. Son fronteras cambiantes, evidentemente fronteras hacia las que nuestra sangre, nuestro corazón batiente, las alas mariposeantes de nuestros pulmones, tablas de la ley, se agitan, y es posible que nuestro cerebro límbico se desprenda de ese equilibrio deseado e integrador de un cerebro que aúna lo emotivo con lo racional.
Se sufren percepciones, vaivenes. Nuestras huellas, nuestros laberintos nos modifican a la vez que nosotros modificamos, pero debemos querer y apostar cada vez mas por ser dueños de nuestras respuestas, por bien nuestro y por bien de los otros. Salir de la enfermedad, no instalarnos en el fracaso, eso es así. Se puede crecer, se puede lograr, y Júpiter, el rayo, la velocidad, va a vencer a Saturno, el del basto, falo, clavado en el ojo --símbolo del conocimiento--, que aprisiona en ese reloj, en ese espacio-tiempo a sus hijos condenados a morir. Pero sus hijos, héroes, van a vencer a la muerte, abrazándola para lograr el amor; llegarán a los límites de las fronteras de la consciencia y, reconociendo su estado, avanzarán a estados nuevos.
Ulises cegó al cíclope Polifemo su ojo frontal—ajna, chakra del conocimiento—como nuevo Saturno. Dibujó un reloj implacable y destructor que reduce y confina dentro de los límites del espacio- tiempo. Nosotros, nuevos Ulises, deberemos sanar la visión que fue amputada, esa visión que amplía fronteras y moviliza mas allá de la consciencia. Es esa la manera de salir de la cárcel de influencias ajenas y subjetivas que nos aprisionan; liberarnos y asir con firmeza las llaves que atan así en el cielo como en la tierra, y desatar, destrabar la celda que nos aprisiona, y que no son siempre las manos ajenas quien la cierra. .
Nunca antes había leído de forma tan clara una fórmula posible de batir las alas para echar a volar. Eso que siempre me había resultado tan críptico, complejo y “como de otros mundos” reflejado así, cotidiano, sencillo, natural… Gracias Manolo. A veces lo que no entendemos lo imaginamos mucho más complicado de lo que pudiera ser.
Hola. Navego por aquí por la primera vez atraído por una nota que sale en el multiportal Atrapalo mientras buscaba en que entretenerme. Leo rápidamente algunos comentarios para entender de qué va esto. En otros me detengo porque sus propuestas y reflexiones me "atrapan" de verdad, y me entretienen más que aquél espectáculo con su reclamada entrada. Descubro que la catarata de reflexiones devienen de los comentarios -quizás certezas- sugerentes de un libro: "49 respuestas....",que localizo en librerías y otros comentarios de la Red. PArece que el asunto es importante y merece tantos devaneos interpretativos centrados en entender/entenderse. Estoy de acuerdo. Observo también que algunos de los textos parecen estar de vuelta del problema expuesto, cargados de su entendimiento, o de la ilusión por haberlo conseguido o aproximado a ello. Hay uno que incluso va más allá, tanto que parece haber inspirado, o expirado, todo el discurso inicial. Me deleito en estas lecturas tan representativas de nuestro enorme deseo de trascendernos, de ser de verdad. Y sobre todo me he divertido mucho con un tal Pavidus, creo, que sabe perfectamente como Dios creo a los hombres robándole ideas a Lucifer. Bravo por todos, tan dispuestos a entregarse al desvelo de tantos desazones, y ser un poco más felices.
Aquel gesto que no llegamos a ver.
Olor de Ser.
Sonido hecho materia.
Sabor de letras no formadas.
Mirada rota por el agua.
Tambores secos,Alma.
Quieto,muy quieto,
aquí no pasa casi nada.
Una velocidad contenida,rompe aguas que velozmente recorre la tierra y al tragarla nuevas gotas imprimen tú garganta.
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