3.19 Una esfera de
agua que rueda subiendo por el monte de los siete campanarios es uno de los
símbolos de la Alquimia; representa la combinación múltiple, el estado
poliforme, la ruptura de un mundo uniforme trazado sobre el deber la deuda y
la utilidad, y contrario a la interacción y a la inteligencia.
COMENTARIO DEL AVENTURERO
Una esfera de agua subiendo por una
pendiente. Lo más contrario a la lógica cientifista que uno puede imaginar. Un auténtico
disparate, pero ¿acaso será verdad que no hay nada imposible? ¿Que nada es lo
que parece? Concebimos un mundo uniforme de seres uniformes y separados por
fronteras evidentes a los sentidos. Solos en una inmensidad. ¿Será posible que
las cosas no sean tan así? ¿Cual es la realidad en este mundo confuso en el que
nada es lo que parece?
Tenemos la sensación de vivir solos en
un mundo inhóspito, separados de los demás y del mundo que nos rodea. ¿Es eso
así o sólo es apariencia? La física ya nos dice que nuestros cuerpos no acaban
en la frontera de nuestra piel sino que se extiende más allá. ¿Hasta donde? No
se sabe. Pero si la energía puede viajar hasta el infinito, ¿sería tan extraño
pensar en cruces energéticos de cada uno con todos los demás?
El sentido del deber deriva de la moral, que divide el
mundo entre culpables e inocentes, ambos igual de cómplices en el mantenimiento
del modelo. La moral impone conductas y actitudes habitualmente contrarias a la
inteligencia. Ésta, aburrida y sometida, se entrega a la sinrazón de una moral
incomprensible. El hombre entra en un mundo plano que niega todo aquello que
los sentidos no perciben.
Una moral dogmática y carente de sentido
profundo conduce al hombre hacia el utilitarismo. Si la moral está vacía y no
apunta al infinito, todo pierde sentido excepto el sálvese quien pueda. El encumbramiento del ego. Todas las
capacidades puestas al servicio de la maximización de la propia utilidad. El
utilitarismo hace al otro aparecer como el obstáculo para el logro del propio bienestar. Los otros son los
competidores para la consecución de nuestros objetivos. Como en la tradición
bíblica, el hermano convertido en enemigo mortal.